En el año 2015, un estudio científico innovador demostró que, en bebés con un alto riesgo de alergias, introducir el maní a temprana edad podía reducir el riesgo de desarrollar una alergia al maní por hasta un 81%. Este estudio histórico llevó a las autoridades médicas a cambiar sus recomendaciones sobre la introducción del maní y a extrapolar sus hallazgos a otros alérgenos alimentarios. Como tal, los alergólogos y las instituciones médicas ahora recomiendan introducir la mayoría de los alérgenos alimentarios comunes antes del primer cumpleaños de/a bebé.
¿Acabas de comenzar con la alimentación complementaria de tu bebé? Consulta nuestro Plan de comidas para los primeros 100 días, nuestra guía sobre Introducción de alérgenos, o explora nuestra colección completa de guías sobre el inicio de los sólidos.
La tasa de alergias en los niños está aumentando
En los Estados Unidos, las alergias alimentarias en los niños aumentaron un 50% entre el año 1997 y el año 2011. Durante este mismo tiempo, la prevalencia de alergias al maní y a las nueces de árbol se triplicó. Curiosamente, esto pasó al mismo tiempo en el que se empezó a recomendar que los p/madres se abstuvieran de introducir el maní y otros alérgenos hasta después de que los bebés cumplieran un año. Nuestra esperanza es que, con las nuevas recomendaciones de introducción temprana, el número de bebés y niños con alergias empiece a disminuir.
Hoy en día, al menos en los Estados Unidos, uno de cada 13 niños tiene una alergia alimentaria, siendo la leche de vaca y el huevo de gallina las alergias más comunes en los bebés. De los niños con alergias alimentarias, el 40% son alérgicos a más de un alimento.
Aunque es posible ser alérgico a cualquier alimento, a continuación, enumeramos los alérgenos más comunes. Es importante recalcar que la alergia al sésamo está aumentando, y debido a una ley promulgada en el 2021 en EE. UU., cualquier producto que contiene sésamo deberá ser etiquetado como tal a partir del 2023.
Huevo de gallina
Pescado
Mariscos
Soya
Nueces/frutos secos
Antes de introducir los alérgenos alimentarios más comunes, es importante saber si tu bebé tiene un riesgo aumentado de desarrollar alergias alimentarias. Curiosamente, sólo hay doscondiciones que llevarían a los alergólogos a adoptar un enfoque más cauteloso para la introducción de alérgenos alimentarios.
Las alergias alimentarias pueden desarrollarse en cualquier momento de la vida de una persona, pero hay factores de riesgo que se pueden identificar desde el principio:
Eczema o dermatitis atópica severa. El eczema es una erupción infantil común, causada por un defecto en la barrera cutánea de la piel. Tiende a presentarse como parches secos e inflamados, que producen comezón extrema en la piel. Se cree que el eczema aumenta las posibilidades de que un bebé se sensibilice a los alérgenos alimentarios, ya que en estos niños, la barrera cutánea no está intacta. El eczema severo, en particular, es comúnmente considerado un factor de riesgo importante relacionado con el desarrollo de las alergias alimentarias. Aunque no existe una definición internacional formalizada para definir qué es lo que se considera un eczema grave, la mayoría de los médicos consideran que el eczema es grave si la aflicción cubre un gran porcentaje del área de la superficie corporal o si persiste durante un período de tiempo prolongado, a pesar de la aplicación regular de cremas hidratantes y medicamentos tópicos antiinflamatorios. Nota: Aunque el eczema leve o moderado está asociado con un pequeño aumento en el riesgo de desarrollar alergias alimentarias1, un caso de eczema de menor gravedad, bien controlado, no justifica ningún cambio en el enfoque de la introducción de alérgenos comparado con el enfoque que seguiría un(a) niño(a) sin eczema.
Alergias alimentarias preexistentes. Si bien no es un factor de riesgo tan grande como el eczema grave, si el/la bebé tiene una alergia a un alimento mediada por anticuerpos (también conocida como una alergia mediada por inmunoglobulinas E, o IgE), el/la bebé puede tener un riesgo aumentado de desarrollar otra alergia alimentaria. Por ejemplo, se sabe que los bebés con alergias existentes al huevo o a la leche tienen un riesgo aumentado de desarrollar alergia al maní/cacahuate. Nota: Aunque no existe suficiente evidencia para confirmar que una alergia existente a un alérgeno alimentario común (como las nueces de árbol, el trigo, la soya o los mariscos) esté asociada con un riesgo aumentado de desarrollar otra alergia alimentaria, cuando se trata de la introducción de alérgenos en los bebés, los alergólogos a menudo optan por un enfoque proactivo.
Si tu bebé presenta cualquiera de los factores de riesgo descritos anteriormente, es importante que trabajes de cerca con tu pediatra, médico(a) de familia o alergólogo(a) pediátrico(a) desde el principio de la alimentación complementaria. Ellos(as) pueden ayudarte a formar un plan individualizado para introducir cualquier alérgeno alimentario de manera segura en la dieta del/a bebé. También es posible que recomienden ciertas pruebas de alergia o que quieran supervisar la introducción de alérgenos en la clínica. De lo contrario, trata de introducir los alérgenos alimentarios comunes entre los 6 y 12 meses de edad, y de mantenerlos en la dieta después de la introducción.
Si bien hace algunos años se creía que los antecedentes familiares de alergias alimentarias podrían predisponer a un(a) bebé a desarrollar alergias alimentarias, no existe evidencia de que un(a) hermano(a) menor de un(a) niño(a) alérgico al maní, por ejemplo, tenga un riesgo aumentado de desarrollar una alergia al maní. Hoy en día, la mayoría de los(as) especialistas en alergias están de acuerdo que, siempre y cuando no tengan un riesgo aumentado debido a un eczema severo o a una alergia alimentaria preexistente, los(as) hermanos(as) de niños con alergias alimentarias no necesitan ningún examen previo por parte de un(a) alergólogo, y recomiendan que los alérgenos alimentarios comunes se introduzcan en casa.
De hecho, los estudios científicos sugieren que, para los(as) hermanos(as) menores de niños con alergias alimentarias, el retrasar la introducción de alérgenos alimentarios puede aumentar el riesgo de desarrollar una alergia alimentaria. En otras palabras, el riesgo asociado con una introducción retrasada es mayor que el riesgo planteado por los antecedentes familiares. Sin embargo, si el introducir los alérgenos en casa te provoca demasiada ansiedad debido a los antecedentes familiares de tu bebé, no está de más preguntar si puedes introducir los alérgenos en la clínica de tu doctor, bajo supervisión médica.
El introducir los alérgenos alimentarios comunes no tiene por qué ser aterrador. Puedes comenzar con una porción muy, muy pequeña del alérgeno (para minimizar cualquier reacción posible) e ir aumentando el tamaño de las porciones gradualmente. Si la introducción de alérgenos te provoca ansiedad, considera seguir nuestro Plan de comidas de los primeros 100 días, el cual proporciona porciones sugeridas de cada alérgeno por semana, e introduce la mayoría de los alérgenos comunes de manera gradual.
Empieza poco a poco. Cuanto menor sea la cantidad servida, menos grave será una posible reacción alérgica. Comienza ofreciendo porciones pequeñas. Por ejemplo, puedes comenzar con agregar 1/8 de cucharadita de alguna nuez molida al tazón de avena de tu bebé. Si no hay reacción, puedes intentar aumentar la cantidad que sirves gradualmente durante los próximos días hasta que ya establezcas que no hay reacción con porciones más grandes. Una vez que hayas descartado una alergia a cierto alimento, procura ofrecérselo al/a bebé con la mayor frecuencia posible (una vez por semana, como mínimo).
Presenta los alimentos que contienen alérgenos temprano en el día. La mayoría de las reacciones alérgicas ocurren dos horas después de la exposición y, a menudo, en cuestión de minutos. Considera introducir los alérgenos un poco después de la hora de despertarse por la mañana o justo después de la siesta matutina. Esto te permitirá observar al/la bebé durante el día. También, si hay una reacción alérgica, es más fácil poder contactar a un(a) médico(a) para obtener orientación e instrucciones de qué hacer. Por lo mismo, es mejor hacer la introducción de alimentos que son alérgenos comunes en casa y cuando haya un adulto que pueda enfocar toda su atención en el/la bebé (sin distracciones de otros niños o actividades domésticas) por al menos dos horas después de la comida.
Introduce un alérgeno a la vez. Es importante ofrecer un alérgeno a la vez. De esta manera, si hay una reacción alérgica, sabrás exactamente cual alimento fue el responsable. No todos los bebés con alergias reaccionan a la primera exposición, por lo que es importante mantener el tamaño de las porciones pequeño hasta que estés seguro(a) de que no haya una reacción alérgica. Unos pocos días de ingestión diaria son suficientes para establecer que un alimento se tolera bien, pero esto no significa que sólo puedes ofrecer un alimento nuevo cada 3 días. No tengas miedo de ofrecer varios alimentos nuevos cada semana. Siempre y cuando no estés introduciendo alimentos que son alérgenos comunes a la vez, puedes ofrecer alimentos que no son alérgenos comunes simultáneamente. Escoge un ritmo con el que te sientas cómodo(a) y te permita introducir una amplia variedad de alimentos nuevos antes del primer cumpleaños de tu bebé. ¿Necesitas ayuda o ideas para introducir alérgenos y una variedad de alimentos? Echa un vistazo al Plan de comidas de los primeros 100 días para comenzar sólidos.
Exposición constante. Una vez que hayas introducido un alérgeno alimentario de manera segura en la dieta del/a bebé, trata de mantener ese alimento en rotación regular. Es importante ser consistente. Los alergólogos a menudo recomiendan tratar de ofrecer los alérgenos comunes de 2 a 3 veces por semana, ya que, en promedio, esta es la frecuencia de exposición que se reportó en los estudios principales acerca de la prevención de alergias alimentarias. Sin embargo, si no puedes mantener cada alérgeno común en el menú con tanta frecuencia, no te estreses. Tampoco te estreses si tu bebé no se come toda la porción del alérgeno que le ofreces. Siempre y cuando seas constante con la exposición del alérgeno, una cantidad relativamente pequeña del alérgeno (aproximadamente 2 gramos por semana) puede ser suficiente para la prevención de las alergias. Es más, los estudios muestran que incluso una exposición a la semana puede ser beneficioso.
¿Quieres aprender más acerca de este tema? Lee nuestra guía completa, La Introducción a los alérgenos.
No hay evidencia que respalde que es necesario esperar de 3 a 5 días entre la introducción de nuevos alimentos. Ofrecer alimentos de uno por uno puede limitar significativamente la introducción oportuna de alimentos y aumentar potencialmente el riesgo de alergias alimentarias en el futuro. En general, los beneficios de introducir una variedad de alimentos temprano superan los riesgos de una posible reacción o sensibilidad.
Sin embargo, cuando se trata de los alérgenos comunes, es aconsejable introducirlos en los días en que no se ofrecen otros nuevos alimentos, para poder determinar qué alimento fue el responsable en el caso de una reacción.
Las alergias alimentarias mediadas por IgE son el resultado de la producción anormal de anticuerpos llamados inmunoglobulinas E. Estos anticuerpos se producen en respuesta a ciertas proteínas específicas dentro de un alimento y, rara vez, en respuesta a ciertos carbohidratos. Cuando los anticuerpos IgE se unen a lo que les causa alergia y se unen a los receptores de los mastocitos (un tipo de glóbulo blanco) en los tejidos del cuerpo, estos desencadenan la liberación rápida de múltiples mediadores químicos como las histaminas, los leucotrienos, la heparina y más. Estos químicos son los responsables de los síntomas de las reacciones alérgicas.
Las alergias mediadas por IgE producen síntomas muy rápidamente después de la ingestión de un alérgeno alimentario, a menudo en cuestión de minutos. Debido a que las reacciones mediadas por IgE pueden provocar síntomas como presión arterial baja, dificultad de respirar, y disminución del flujo sanguíneo a los órganos vitales, estas alergias pueden ser mortales. Por esta razón, a las personas con alergias alimentarias mediadas por IgE se les receta un suministro de epinefrina autoinyectable (adrenalina) para emergencias, la cual es el único medicamento que se ha demostrado capaz de revertir los síntomas de una reacción alérgica grave rápidamente.
Las alergias mediadas por IgE se diagnostican al confirmar un historial clínico de reactividad a algún alérgeno con un análisis de sangre positivo y/o una prueba de punción cutánea en el consultorio del/a alergólogo(a). Muchas alergias alimentarias mediadas por IgE se superan en la primera infancia.
Las alergias alimentarias no mediadas por IgE son hipersensibilidades inmunes, las cuales no implican la producción de anticuerpos IgE y, en cambio, involucran otras partes del sistema inmunitario, como los linfocitos T (otro tipo de glóbulo blanco).
Las alergias alimentarias no mediadas por IgE se presentan de varias maneras: desde erupciones cutáneas hasta síntomas gastrointestinales. En general, los síntomas de las alergias alimentarias no mediadas por IgE tardan más en aparecer que los síntomas de las alergias mediadas por IgE, presentándose horas o días después de la exposición. No existen pruebas estandarizadas disponibles para diagnosticar las alergias alimentarias no mediadas por IgE, por lo que el diagnóstico se basa el historial clínico. El tratamiento recomendado usualmente es evitar el alérgeno y seguir evaluando regularmente para así determinar si la alergia se ha superado. La epinefrina y los antialérgicos no ayudan con los síntomas de las alergias alimentarias no mediadas por IgE. Sin embargo, en ciertos casos, se pueden usar medicamentos antieméticos (para tratar las náuseas) y esteroides para contrarrestar cualquier síntoma inflamatorio.
El síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (SEIPA) es una alergia alimentaria no mediada por IgE que es muy poco común en los niños y que puede ser grave y potencialmente mortal. A diferencia de la mayoría de las reacciones alérgicas alimentarias, las cuales ocurren a los pocos minutos del contacto con un desencadenante alimentario específico, las reacciones alérgicas relacionadas con el SEIPA ocurren a las pocas horas de consumir un alimento en particular. Por esta razón, el SEIPA a veces se conoce como una alergia alimentaria retardada.
Los alimentos desencadenadores del SEIPA más comunes incluyen:
El SEIPA es extremadamente raro en bebés alimentados exclusivamente con leche materna. La presentación clásica del SEIPA es un bebé que recientemente cambió de leche materna/humana a fórmula o comenzó a comer sólidos y comenzó a vomitar 1-4 horas después de la ingestión de un alimento específico y a experimentar diarrea 5-10 horas después. La reacción también está acompañada de otros síntomas como presión arterial baja, temperatura corporal baja, palidez extrema, vómitos repetitivos y deshidratación significativa. Afortunadamente, la mayoría de los casos de SEIPA se resuelven por completo durante la primera infancia. 1 Los bebés con SEIPA deben estar bajo el cuidado de un(a) alergólogo(a)/inmunólogo(a) y se benefician de un equipo multidisciplinario que también incluya a su pediatra general o médico de familia, un(a) gastroenterólogo(a) pediátrico(a) y un(a) dietista registrado(a).
Algunos alimentos ácidos, como los limones, las limas, las naranjas y los tomates a menudo causan una reacción inofensiva en la piel que entra en contacto con los jugos ácidos. Esta erupción, la cual generalmente aparece alrededor de la boca y la barbilla, usualmente es inofensiva y se disipa en cuestión de minutos una vez que la piel haya sido limpiada suavemente (con palmaditas con un paño húmedo, sin frotar). Para ayudar a proteger la piel de los alimentos ácidos, puedes aplicar un ungüento de barrera en la cara antes de las comidas, como la vaselina pura o un emoliente de combinación de aceite y cera a base de plantas.
Afortunadamente, las alergias y el síndrome de alergia oral no se transmiten a los bebés través de la leche materna/humana. Cualquier ansiedad en torno a posibles alergias alimentarias no debe desalentar a los p/madres de ofrecer leche materna/humana, especialmente porque la leche materna/humana ofrece una variedad de beneficios nutricionales y beneficios inmunológicos para el/la bebé. No se ha demostrado que evitar los alérgenos alimentarios comunes con el propósito prevenir las alergias alimentarias, ya sea durante el embarazo o durante la lactancia, prevenga las alergias alimentarias y, de hecho, no se recomienda hacerlo.
Es muy estresante ofrecerle a tu bebé alimentos a los cuales eres alérgico(a). Pero ten en cuenta que es muy poco probable que tengas una reacción alérgica grave simplemente por estar cerca del alérgeno o incluso por manipularlo. La mayoría de los pacientes con alergias alimentarias tienen reacciones sólo después ingerir los alérgenos. Dicho esto, sí hay pasos que puedes tomar para minimizar el riesgo de una reacción.
Al preparar la comida, evita el contacto prolongado de la piel con el alérgeno. Si no puedes lavarte las manos inmediatamente después de preparar el alimento, usa guantes.
Si tienes alfombra o tapete, asegúrate de colocar la silla alta/trona del/a bebé sobre una manta o mueve la silla a una superficie sin alfombra o, incluso, considera alimentar al/a bebé afuera. Este es también un buen momento para usar manteles individuales, platos y utensilios desechables (si así lo deseas).
Al introducir el alérgeno, ofrécelo al comienzo de la comida e inmediatamente después, ofrece otro alimento al que ni tú, ni el/la bebé, sean alérgicos. Esto reducirá el contenido de alérgenos en la saliva del bebé.
Después de la comida, límpiate bien las manos y la cara del/a bebé, limpia la superficie en la que se comió y la silla, y quítale la ropa al/a bebé para así poder lavarla.
Por último, trata de mostrar una actitud tranquila, incluso si al principio estás nervioso(a); los bebés son muy receptivos a la ansiedad de los adultos que los rodean. A medida que las alimentaciones continúen con éxito, estas se volverán más fáciles y se convertirán en rutina. Si te siente muy nervioso(a), esta es una excelente oportunidad para que tu pareja, otro(a) cuidador(a), otro pariente u otro amigo, que no sea alérgico a ese alimento, pase tiempo de calidad con el/la bebé.
Depende. Los productos lácteos, como el yogur y el queso, contienen las mismas proteínas alergénicas que la leche de vaca y pueden desencadenar reacciones alérgicas en bebés sensibles. Sin embargo, si el/la bebé no está sensibilizado de manera significativa a la caseína, la cual es una proteína en la leche que es estable en el calor, es posible que el/la bebé sí pueda tolerar la leche de forma horneada, como en un panecillo o muffin. Algunos bebés también pueden tolerar ciertas formas de leche menos expuestas al calor, como en galletas o panqueques caseros. Sin embargo, esto debe discutirse con el/la profesional de la salud antes de intentarlo en el hogar.
Debido a las altas tasas de reactividad cruzada, no es recomendable ofrecer productos lácteos de búfalo, oveja o cabra a los bebés con APLV.
También, si el/la bebé tiene una alergia a la leche de vaca no mediada por IgE y requiere de una fórmula infantil especial, es posible que tu doctor recomiende omitir la fórmula de soya por completo y, en vez, usar una fórmula hipoalergénica o elemental, ya que los bebés con este tipo de alergia también tienden a reaccionar a la soya.
Las investigaciones nos muestran que la mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca la superaran para los 6 años, y muchos bebés con síntomas más leves de alergia a la proteína de la leche, que pueden aparecer como sangre indolora en las heces, pueden reintroducir la leche de vaca, con la guía de sus médicos, después del primer cumpleaños.
Las mejores opciones para un(a) bebé con alergia a la leche de vaca incluyen la leche materna/humana de una persona que evita los productos lácteos y la soya en su dieta, o una fórmula hipoalergénica, según lo recomendado por el/la profesional de la salud.
Para los niños pequeños, la leche de proteína de alverjas o la leche de avena también pueden ser sustitutos aceptables. Nota: En comparación con la leche de vaca, la leche de proteína de alverja tiende a ser más baja en calorías, y la leche de avena suele ser más baja en proteínas. Para obtener una comparación completa de todas las leches de origen vegetal, consulta nuestras Preguntas frecuentes sobre la leche. Si deseas ofrecer un sustituto de origen animal, la leche de yegua y la leche de camello tienen tasas relativamente bajas de reactividad cruzada con la leche de vaca. Asegúrate de hablar con el/la profesional de la salud pediátrica, dietista o nutricionista para que te ayude a identificar el mejor sustituto para las necesidades individuales de tu hijo(a).
Nota: La fórmula sin lactosa y la leche deslactosada no se recomiendan para los niños con alergia a la leche de vaca. Cuando un(a) niño(a) tiene alergia a la proteína de la leche, las proteínas del suero y la caseína son las que desencadenan la reacción alérgica, y la leche sin lactosa todavía contiene estas proteínas naturales.
Por lo general, no es necesario, ni rentable, depender de polvos o productos alimenticios procesados medicalizados para introducir alérgenos alimentarios o mantenerlos en la dieta a largo plazo. En vez, puedes enfocarte en alentar a los bebés y niños a disfrutar de una amplia variedad de alimentos integrales, los cuales tendrán diferentes sabores, olores y texturas, y estarán más alineados con las preferencias y prácticas alimentarias de tu familia y tu cultura. A menos que no tengas acceso alguno a los alimentos que son alérgenos comunes de manera consistente o que el/la bebé tenga una afección médica que interfiera con su capacidad de comer sólidos, lo más recomendable es exponer al/a bebé a los alergenos por medio de los alimentos.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han establecido el Codex Alimentarius (Codex), el cual es un conjunto de normas, directrices y códigos de prácticas alimentarias internacionales, diseñado para garantizar la seguridad del suministro mundial de alimentos.
El Codex exige que los siguientes alérgenos comunes se den a conocer y se etiqueten:
Huevo
Leche
Pescado
Crustáceos
Gluten
Soya
Maní/cacahuate
Frutos secos/nueces
Sulfitos (en concentraciones de 10 mg/kg o más).
Juntos, estos alimentos son la causa del 90% de las reacciones alérgicas alimentarias en la mayoría de las áreas del mundo. Sin embargo, los alérgenos alimentarios comunes varían dependiendo de cada región y dependen mucho de la genética, la frecuencia del consumo local y la reactividad cruzada con los alérgenos en el aire, entre otros factores.
Las listas de alérgenos alimentarios comunes en varias naciones africanas, incluyendo Egipto, Malawi, Marruecos, y Sudáfrica, reflejan la lista del Codex de la ONU y la OMS.
Algunas investigaciones recientes sugieren que es probable que las alergias alimentarias estén subdiagnosticadas por todo el continente africano.
Los alérgenos alimentarios comunes varían dependiendo del área, y no existe un organismo regulador central que rija el etiquetado de alergias alimentarias para el continente asiático.
Las listas de alérgenos alimentarios comunes en China, Hong Kong, Singapur, Tailandia y Vietnam son similares al Codex de la ONU/OMS.
Los alérgenos alimentarios comunes en Japón y Corea del Sur incluyen los mismos alérgenos descritos en el Codex de la ONU/OMS, así como trigo sarraceno.
Corea del Sur también enumera el pollo, la carne de res, el cerdo, los piñones, el melocotón y el tomate como alérgenos alimentarios comunes.
Si bien los garbanzos no están designados como un alérgeno común que requiere etiquetado, el garbanzo es un alérgeno alimentario emergente importante en la India.
Todos los países que son parte de la Comunidad y Mercado Común del Caribe (también conocida como CARICOM, por sus siglas en inglés), los países del Reglamento Técnico Centroamericano, así como Brasil, Venezuela, Argentina y Chile reconocen los mismos alérgenos comunes que se describen en el Codex de la ONU/OMS.
Brasil también exige el etiquetado de los productos que contienen caucho/látex natural.
La Unión Europea (UE) reconoce 14 alérgenos/intolerancias alimentarias comunes: los cereales que contienen gluten, el huevo, la leche de vaca, la soya, el maní, las nueces de árbol, el pescado, los mariscos, el apio, la mostaza, el sésamo, el altramuz y los sulfitos.
Los países europeos que no pertenecen a la UE, como Islandia, Liechtenstein, Noruega, Macedonia, Suiza, Reino Unido (UK), Bielorrusia, Rusia, Turquía y Ucrania, también siguen estas directrices.
Actualmente, las organizaciones reguladoras de EE. UU. requieren que nueve alérgenos comunes estén etiquetados comercialmente: la leche, los huevos, el maní, las nueces de árbol, el pescado, sésamo, los mariscos, la soya y el trigo.
México y Canadá reconocen y exigen el etiquetado de los alérgenos descritos en el Codex de la ONU/OMS.
Canadá también incluye la mostaza y el sésamo en su lista de alérgenos comunes.
La Organización de los Estados del Golfo (OSG) reconoce los siguientes alérgenos: los cereales que contienen gluten, el huevo, la leche, la soya, el maní, las nueces de árbol, el pescado, los mariscos, el apio, la mostaza, el sésamo, el altramuz y los sulfitos.
Cabe destacar que el sésamo es un alérgeno muy frecuente en esta región, y en Israel, los estudios han identificado el sésamo como el segundo alérgeno alimentario más común en los niños, después de la leche.
Australia y Nueva Zelanda requieren el etiquetado de los alérgenos comunes descritos en el Codex de la ONU/OMS.
Australia y Nueva Zelanda también identifican al altramuz, sésamo, polen de abeja y la jalea real como alérgenos comunes.
Ten en cuenta que muchos alérgenos alimentarios comunes también pueden ser peligros de ahogamiento (por ejemplo, las nueces, las mantequillas de nueces, los mariscos, etc.), así que asegúrate de aprender cómo modificar estos alimentos para que la consistencia sea segura y apropiada según la edad del/a bebé.
Sigue leyendo: Los síntomas de reacciones alérgicas
C. Aycinena, MS, RD
V. Kalami, MNSP, RD, CSP
R. Ruiz, MD, FAAP. Board-Certified General Pediatrician & Pediatric Gastroenterologist
S. Bajowala, MD, FAAAAI. Board-Certified Allergist & Immunologist
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