El hierro juega un papel importante en el desarrollo de los bebés y la cantidad de hierro que cada uno necesita depende de su edad, dieta y otros factores. Nuestro equipo de profesionales pediátricos explica cómo obtienen hierro los bebés y cómo detectar una deficiencia de hierro.
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El hierro es un nutriente importante para todos los bebés, especialmente alrededor de los 6 meses de edad. ¿Cuánto hierro necesitan los bebés? Depende de la edad, el estado de salud y la dieta.
Ofrece alimentos sólidos ricos en hierro tan pronto como un/a bebé esté listo/a para comenzar a comer sólidos. Es posible que el/la bebé no consuma conforme aprende a morder y masticar, pero la exposición y la práctica eventualmente se convierten en el consumo.
Durante esta transición, la fórmula puede satisfacer las necesidades de hierro del/a bebé. Y aunque la leche materna contiene algo de hierro, algunos bebés que son exclusivamente amamantados pueden necesitar apoyo adicional de un suplemento de hierro.
Los suplementos de hierro son una forma segura y eficaz de tratar la anemia por deficiencia de hierro, que es un trastorno sanguíneo común en los bebés y niños pequeños alrededor del mundo.
Los bebés necesitan hierro para innumerables funciones, incluido el desarrollo del cerebro y la función inmune, y este nutriente esencial también ayuda a energizar el cuerpo para que esté listo para concentrarse y aprender. Si bien todos los nutrientes son importantes para los bebés, el hierro es clave para prevenir la anemia por deficiencia de hierro, que es una de las deficiencias de nutrientes más comunes alrededor del mundo en los niños menores de 5 años.
La anemia por deficiencia de hierro es un trastorno sanguíneo que ocurre cuando un individuo no tiene suficiente hierro en el cuerpo durante un período prolongado de tiempo para producir glóbulos rojos adecuadamente, que se encargan de distribuir el oxígeno por todo el cuerpo. Con el tiempo, la deficiencia de hierro puede progresar a anemia por deficiencia de hierro, cuando los glóbulos rojos no funcionan de manera óptima y esto puede impactar negativamente el desarrollo del cerebro, el estado de ánimo, el aprendizaje y el crecimiento y desarrollo.
Un/a bebé con deficiencia de hierro o anemia por deficiencia de hierro puede experiencia uno o más de los siguientes síntomas con regularidad:
Tez pálida
Dificultad para dormir
Irritabilidad
Dificultad para realizar actividades
Desafíos con la alimentación
Disminución del apetito
Fatiga
En muchos casos, los síntomas de la deficiencia de hierro o anemia por deficiencia de hierro pueden tardar entre algunas semanas y algunos meses en aparecer, aunque esto varía. Si tu hijo/a experimenta estos síntomas constantemente, ponte en contacto con su pediatra de inmediato. Para ayudar a identificar niveles bajos de hierro, la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los bebés reciban pruebas rutinarias de detección de anemia alrededor de los 12 meses de edad. Si el proveedor de atención primaria de tu bebé no menciona una prueba de detección de hierro, puedes preguntarle al respecto.
Los bebés acumulan una reserva de hierro desde el útero, y este suministro impulsa su crecimiento durante los primeros meses de vida. Alrededor de los 6 meses de edad, el suministro disminuye y los bebés comienzan a obtener hierro de los alimentos sólidos gradualmente. En los Estados Unidos, la cantidad diaria recomendada de hierro es de 11 mg para los bebés. Si sientes que debes contar los miligramos de hierro que consume tu bebé, trata de no enfocarte en eso y, en su lugar, enfócate en ofrecerle alimentos ricos en hierro con regularidad. Conforme los bebés aprenden a comer alimentos sólidos, la fórmula satisface sus necesidades de hierro y, aunque la leche materna contiene algo de hierro, algunos bebés amamantados exclusivamente pueden necesitar un poco de apoyo adicional de un suplemento de hierro. Pero esto no siempre es necesario; Cada bebé es diferente, así que habla con tu pediatra o dietista para obtener orientación individualizada.
Lo más importante es enfocarte en ofrecer alimentos ricos en hierro de forma regular y confiar en que, con la práctica y el tiempo, el/la bebé obtendrá el hierro que necesita de los alimentos que ingiera. En los Estados Unidos, la ingesta diaria recomendada de hierro es de 11 mg para bebés de entre 7 y 11 meses de edad. La mayoría de los bebés no consumen esa cantidad y, sin embargo, pueden mantener un almacenamiento saludable de hierro en su cuerpo. ¿Cómo es esto posible? Porque este es un número inflado. Se supone que el hierro de los alimentos sólidos proviene del cereal de arroz infantil fortificado, que es más difícil de absorber que el hierro de la carne y otras fuentes animales. Cuando las familias ofrecen alimentos sólidos ricos en hierro con regularidad, la mayoría de los bebés pueden satisfacer sus necesidades de hierro a lo largo del tiempo. Además, la fórmula fortificada con hierro satisface las necesidades de hierro de los bebés durante esta transición; para los bebés amamantados exclusivamente, es ideal hablar con el médico de cabecera acerca de si un suplemento de hierro es apropiado.
Trata de ser paciente. Continúa ofreciendo una variedad de alimentos ricos en hierro en un ambiente tranquilo y libre de presiones y confía en que la exposición regular eventualmente le llevará a comer. Incluso explorar y jugar con alimentos ricos en hierro puede ayudar a los bebés a satisfacer sus necesidades de hierro. Por ejemplo, los bebés pueden obtener algo de hierro al chupar una albóndiga o lamiéndose los dedos cubiertos con puré de frijoles. También puede ser útil recordarte a ti mismo/a de vez en cuando que la leche materna y la fórmula proporcionan una abundancia de nutrientes mientras que los bebés desarrollan la capacidad de comer una variedad de alimentos sólidos. Si este tema te preocupa, habla con tu pediatra para recibir orientación y pregúntele si es necesario un suplemento de hierro.
No necesariamente, pero muchas familias pueden optar por ofrecerlo. La mayoría de los bebés que toman fórmula obtienen suficiente hierro, y la mayoría de los bebés (incluidos los bebés amamantados exclusivamente) pueden obtener suficiente hierro de los alimentos tan pronto como están listos para comenzar a comer sólidos alrededor de los 6 meses de edad. Si deseas ofrecer cereales para bebé, considera servir una avena fortificada con hierro o un cereal multigrano. Los cereales infantiles elaborados con avena, trigo o una combinación de cereales pueden ayudar a reducir el riesgo de exposición accidental a metales pesados como el arsénico en el cereal de arroz.
Hay dos tipos de hierro en los alimentos. Hierro hemo, que proviene de las carnes, aves y mariscos. Y el hierro no hemo, que proviene principalmente de las plantas.
Hierro (hemo)
Hierro (no hemo)
Frijoles rojos
El cuerpo absorbe el hierro hemo más fácilmente que el hierro no hemo. Si no comen carne, aves o pescado en casa, ofrece alimentos de origen vegetal ricos en hierro con alimentos ricos en vitamina C para ayudar al cuerpo a absorber más de este nutriente esencial. Consulta alimentos ricos en hierro para familias con una dieta a base de plantas para más información.
Habla con tu pediatra. Cada niño tiene necesidades diferentes y tu pediatra puede ayudarte a determinar el tipo y la cantidad de suplemento de hierro apropiado para ayudar a evitar el exceso de hierro en el cuerpo, molestias digestivas y otros problemas que pueden surgir con los suplementos de hierro. Los suplementos de hierro para bebés suelen presentarse en forma de gotas líquidas que se pueden dar por sí solas a través de una jeringa oral para una mejor absorción. Si al/a bebé no le gusta el sabor del suplemento, también se puede mezclar con leche materna o fórmula, pero esto puede reducir la absorción de hierro.
Muchos bebés necesitan suplementos de hierro, y si tu médico recomienda un suplemento de hierro para tu hijo/a, debes saber que es normal y que no haz hecho nada mal. Las reservas de hierro del cuerpo y su capacidad para absorberlo se ven afectadas por factores que van más allá de la dieta (por ejemplo si el/la bebé fue prematuro) y los suplementos de hierro son una solución segura y aceptable hasta que las reservas de hierro del/a bebé se llenen y el/la niño/a tenga las habilidades para obtener suficiente hierro a través de los alimentos sólidos.
Hay muchas maneras de ayudar a aumentar la ingesta de hierro de los bebés:
Opta por alimentos fortificados. A muchos alimentos se les añade hierro, como el pan, la pasta y los cereales infantiles.
Combina los alimentos vegetales ricos en hierro con alimentos ricos en vitamina C. La vitamina C en los alimentos como los pimentones ayuda al cuerpo a absorber más hierro de los frijoles y otros alimentos vegetales ricos en hierro.
Incorpora las mantequillas de semillas y frutos secos. Las semillas como la chía y el sésamo tienen un alto contenido de hierro, al igual que las mantequillas suaves de frutos secos, que se pueden mezclar con gachas, masas y salsas.
Utiliza frutos secos o semillas finamente molidas. Mezclalos con puré de verduras, úsalos como cobertura para que sea más fácil agarrar las frutas resbaladizas o espolvoréalos sobre gachas o yogur.
Pruebe cocinar en lotes grandes. Cocina tus platillos de frijoles o carne favoritos y en grandes cantidades, luego congélalos en recipientes individuales para tener comidas ricas en hierro disponibles en el futuro.
Cocina con sartenes de hierro fundido. Esto puede aumentar la cantidad de hierro (no hemo) en los alimentos. Cuanto más tiempo se cocine la comida en el hierro fundido, más hierro contendrá.
Combina fuentes vegetales y animales de hierro. Las proteínas de la carne ayudan al cuerpo a absorber más hierro de los alimentos de origen vegetal, así que prueba agregar carne molida a una sopa de frijoles o pollo a los platillos de lentejas.
Licúa frijoles enlatados con aceite o yogur y tus condimentos favoritos para hacer una salsa.
Cambia la pasta de trigo por pasta hecha con garbanzos, lentejas u otras legumbres.
Utiliza harina de nueces o semillas o harina de trigo fortificada con hierro para hacer panqueques.
Prepara un lote grande de albóndigas o salsa hecha con carne de res, cordero u otra carne roja.
Mezcla mantequilla de semillas o frutos secos con agua para hacer una salsa para fideos, tofu o verduras.
No estás solo/a. Cada bebé es diferente y, algunas veces, el cuerpo de tu bebé necesita un poco de apoyo adicional, y está bien. Recuerda que has hecho todo lo posible y que el médico puede ayudarte a encontrar el plan de tratamiento que funcione mejor para ti y tu bebé.
V. Kalami, MNSP, RD, CSP. Dietista/Nutricionista Pediátrica.
M. Suárez, MS, OTR/L, SWC, CLEC. Especialista en alimentación/deglución pediátrica.
K. Grenawitzke, OTD, OTR/L, SCFES, IBCLC. Especialista en alimentación/deglución pediátrica.
R. Ruiz, MD, FAAP, CLC. Gastroenterólogo Pediátrico.
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