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La mayoría de personas asumen que los bebés deben comer solamente purés o alimentos suaves fáciles de aplastar durante varios meses mientras aprenden a comer. Sin embargo, el ofrecerles mordederas de comida o alimentos largos y resistentes que no se pueden partir con facilidad, como por ejemplo la semilla del mango sin casi nada de fruta, o el corazón de la piña, o un elote (maíz), es mucho más beneficioso para los bebés que están aprendiendo a comer. Continua leyendo para aprender sobre los beneficios de las mordederas de comida, cuándo ofrecerlas, qué alimentos son los mejores para mordederas y por qué las mordederas son mucho mejores que las mordederas de plástico.
Los alimentos resistentes en forma de lanzas ofrecen muchos beneficios, entre ellos:
Activan los movimientos de la lengua necesarios para aprender a masticar.
Ayudan al/a bebé a crear un mapa mental de la boca.
Ayudan al/a bebé a aprender cómo masticar alimentos desafiantes de manera segura.
Fortalecen los músculos de la mandíbula y ayudan a desarrollar tono muscular.
Ayudan a normalizar los reflejos nauseosos demasiado sensibles.
No permiten que el/la bebé se sobrellene la boca.
Ayudan con la higiene bucal.
Son fáciles de agarrar y promueven la alimentación independiente.
Tan pronto como tu bebé esté listo para iniciar la alimentación complementaria (usualmente alrededor de los 6 meses de edad). Ofrecer alimentos resistentes para explorar, masticar o incluso escupir o tragar, es un excelente primer paso para iniciar la alimentación complementaria, y todos los bebés se benefician de practicar con alimentos resistentes. Pero, a algunos bebés les va especialmente bien empezar con alimentos resistentes. Algunos ejemplos de cuándo las mordederas de comida resultan especialmente útiles son cuando tu bebé:
Tiene arcadas intensas al probar alimentos de textura suave y/o purés
No mastica lo suficiente para poder tragar
Muerde y chupa la comida
Muerde los alimentos y se los traga enteros sin masticar
Acumula la comida en las mejillas
Estos casos son las oportunidades ideales para ofrecer lanzas o bastones de alimentos resistentes para practicar durante algunas semanas. Incluso si tu bebé está aprendiendo a comer una variedad de alimentos con distintas texturas sin presentar ningún inconveniente, las mordederas de alimentos resistentes ofrecen una excelente retroalimentación sensorial que permite que el/la bebé practique los patrones motores necesarios para aprender a masticar y dominar la lateralización de la lengua, desarrollar conciencia sensorial y aprender sobre los diferentes sabores y texturas.
Normalmente, es seguro continuar ofreciendo alimentos muy resistentes a bebés más grandes y niños pequeños que ya tienen dientes, ya que estas comidas, por naturaleza, son extremadamente difíciles de morder por completo. Sin embargo, todos los alimentos deben revisarse para asegurar que no haya partes sueltas o frágiles que se puedan desprender, y en tal caso se deben evitar. Los niños que ya tienen dentadura, deben ser supervisados a todo momento para asegurar que no muerdan y saquen un trozo de la mordedera. En caso de que sí lo logren, mantén la calma y enséñale cómo escupir el pedazo y retira el resto de comida.
Aunque hay muchos alimentos que pueden funcionar bien como mordederas, nuestros favoritos son aquellos que no los bebés no pueden partir y que ofrecen mucho estímulo sensorial en la boca.
Y ahora, la lista de nuestros alimentos resistentes favoritos para bebés que comienzan a comer alimentos sólidos o bebés que necesitan avanzar rápidamente sus habilidades motoras orales:
Además de los alimentos mencionados anteriormente, aquí hay una lista de los alimentos que quedaron en segundo puesto. Estos alimentos, si bien no son irrompibles, promoverán habilidades similares, solo que de una manera menos intensa:
Judías verdes/ejotes (enteros)
Sandía con cáscara
Cucharas o mangos de cucharas con purés
En nuestras carreras como expertos en deglución infantil y terapeutas de alimentación, hemos trabajado con miles de bebés, incluyendo bebés hospitalizados con necesidades médicas complejas, y lo que sabemos es que las lanzas resistentes de comida son una herramienta poderosa. La forma y la consistencia de estos alimentos no sólo activa los reflejos necesarios para masticar y practicar los patrones motores necesarios para convertirse en un(a) comedor(a) seguro(a), sino que sucede de forma funcional, en el contexto de la mesa. Todo mientras aprenden sobre el sabor y la textura.
Maya, de 6 meses, masticando una pierna de pollo sin la piel, el cartílago y casi nada de carne.
Gus, de 6 meses, mordiendo una semilla de mango con muesgas.
Mila, de 7 meses, mordiendo un bastón cortado del centro de una piña.
A pesar de que las lanzas resistentes de comida ofrecen muchos beneficios, el consumo no es uno de ellos. No, estos alimentos son para practicar habilidades de una manera de bajo riesgo. Por lo tanto, si deseas que algo de comida llegue a la barriguita de el/la bebé, considera servir otros alimentos para el consumo. Aquí tenemos algunas sugerencias de combinaciones.
Semilla de mango + Puré
Maíz en la mazorca + Polenta
Carne en el hueso + Puré de papas
Centro de piña + Yogur
Ejotes + Hummus
Puedes usar el puré o la comida como salsa para untar, pintar con los dedos o servir con una cuchara precargada. Solo prepárate para la posibilidad de que el/la bebé no quiera soltar el trozo de comida resistente. Está bien, trata de no forzar las cosas. Los alimentos sólidos no necesitan ser la principal fuente de nutrición hasta más cerca de los 12 meses de edad.
Aprender a masticar es una habilidad compleja que requiere de meses de práctica. Cuando un(a) bebé se mete alimentos suaves a la boca, la comida usualmente estimula el reflejo de mordida solo una o dos veces, mientras la comida es aplastada y tragada, o escupida. En cambio, cuando un(a) bebé se mete una lanza de comida resistente en la boca, se estimulan los reflejos de mordida fásica y de lateralización de la lengua de manera funcional, y motivan al/a bebé a practicar repetidamente el patrón motor necesario para masticar. Ya que la comida no se parte, los reflejos son estimulados una y otra vez, dándole al bebé oportunidad de practicar de manera intensa.
Los bebés aprenden a gatear usando movimientos automáticos y retroalimentación sensorial que con el tiempo se convierten en una nueva destreza. Los reflejos son movimientos automáticos que suceden siempre de la misma manera en respuesta a un estímulo en particular. Los bebés aprenden a moverse a través de reflejos combinando la información sensorial de su cuerpo y del ambiente.3 Con el tiempo, los movimientos automáticos desaparecen y son reemplazados por movimientos que los bebés pueden controlar y usar con más flexibilidad.
Por ejemplo, para aprender la habilidad motriz gruesa de girar/darse la vuelta:
Reflejos:
Los bebés tienen un reflejo llamado reflejo tónico asimétrico del cuello que provoca que su brazo se extienda hacia afuera cuando giran su cabeza hacia ese brazo. Este reflejo ayuda a tu bebé a mirar su mano y girar hacia ese lado. 3
Una vez que el/la bebé gira hacia un lado, puede que se distraiga y mire hacia arriba mientras patea moviendo sus piernas y gire hasta terminar boca abajo.
En principio, el reflejo en combinación con la patada en el momento correcto hace que el/la bebé gire, pero eventualmente el/la bebé aprendeel patrón necesario.
Conforme el reflejo se desvanece, el/la bebé aprende a girarse intencionalmente y adquiere la habilidad de usar sus brazos para otras cosas como alcanzar objetos o gatear.
Información sensorial:
Mientras el/la bebé aprende a moverse y a girar, pasa mucho tiempo en diferentes posiciones: acostados boca abajo, de lado y boca arriba.
Recibe información sensorial en todo su cuerpo proveniente de la superficie donde está acostado(a).
Al moverse, los músculos del/a bebé se contraen al empujarse contra el piso.
Al sentir el piso y la sensación de sus músculos empujándose contra el piso, esto envía señales al cerebro que ayuda a que el/la bebé aprendan dónde se ubica su cuerpo con relación al espacio. Esto se conoce como propiocepción.
Una vez el/la bebé ha aprendido a girarse, pueden empezar a aprender destrezas más complejas, como empujarse hacia arriba para sentarse, gatear, y eventualmente caminar.
Las habilidades motoras orales se desarrollan de manera similar a la habilidad motriz gruesa de girar o darse la vuelta, por lo que requiere de la misma cantidad de oportunidades para que los músculos de la boca activen los reflejos en respuesta a la información sensorial. Los bebés nacen con los reflejos necesarios para desarrollar las habilidades para masticar.
Reflejo de mordida fásico
Reflejo de lateralización de la lengua
Reflejo de mordida fásico
El reflejo de mordida fásico está presente desde el nacimiento del/a bebé y resulta en que la mandíbula inferior baje y se eleve (o mastique) cuando existe un estímulo. Si pones tus dedos dentro de la boca de tu bebé y tocas sus encías, sentirás como muerde y luego “suelta”, como una mordida suave que sigue un patrón de abrir y cerrar. El reflejo de mordida fásico empieza a desaparecer alrededor de los 9 meses de edad.
Reflejo de lateralización de la lengua
Los bebés también nacen con el reflejo de lateralización de la lengua. Este reflejo provoca que la lengua se mueva de lado a lado en la boca, hacia un estímulo, para tocar, lamer, y explorar lo que sea que toca la lengua. Cuando tocas la parte lateral de la lengua de tu bebé, ésta se mueve hacia el lado del estímulo. Cuando masticas alimentos, puedes notar que tu lengua hace este mismo movimiento para llevar la comida hacia las muelas para masticar. Ahora ya no es un reflejo, ahora es un patrón motor establecido que tu cerebro utiliza para mover la comida en la boca y masticar. Este reflejo también empieza a desaparecer alrededor de los 9 meses de edad cuando el/la bebé aprende a masticar y a mover la lengua con más flexibilidad.
Información sensorial
Nuestras bocas son una de las partes más sensibles de nuestro cuerpo. La boca de los seres humanos tiene receptores sensoriales que detectan el tacto, el sabor, la temperatura, la presión y demás. Los bebés están programados para explorar con sus bocas para aprender sobre el mundo que los rodea, ya que la boca es muy sensible.
Comer exitosamente requiere de mucho más que solamente masticar. Se necesita:
Sentir cuánta comida hay en la boca
Saber dónde está ubicada la comida dentro la boca
Saber si la comida ha sido masticada lo suficiente para poder tragarla de manera segura
Los terapeutas de alimentación lo conocen como “conciencia oral sensorial”. La conciencia sensorial oral es la habilidad de identificar la ubicación de algo dentro de la boca. Es un componente vital para poder comer. Imagínate masticar un pedazo de omelet y de repente sentir un pedazo de cáscara de huevo. La conciencia sensorial oral, en combinación con la coordinación de la lengua, te permiten ubicar el pedazo de cáscara de huevo, separarlo del resto de la comida en la boca, para después, de manera discreta y sin necesidad de escupir el bocado entero de comida, moverlo hacia delante y sacarlo de tu boca. Hacemos lo mismo cuando quitamos la semilla de una aceituna o cuando escupimos las semillas de una sandía.
Cuando esto pasa, no estamos utilizando nuestros ojos, pero nuestro cerebro es capaz de visualizar qué está pasando dentro de nuestra boca. Tenemos una imagen mental de nuestra boca y de dónde está ubicado todo con relación a otras partes.
Los bebés no nacen con una imagen mental de su boca. Nacen con mucha sensibilidad en la boca y con reflejos de succión que les permiten alimentarse desde el día en que nacen. Cuando comienzan a aprender a comer alimentos, necesitan mover su lengua y boca en muchas nuevas maneras, más complejas, que requiere del desarrollo de ese mapa mental. Cuando los alimentos u objetos tocan la parte interna de su boca, el mapa mental comienza a ‘dibujarse’ poco a poco en el cerebro. Confirme los bebés desarrollan el mapa mental de su boca, adquieren mayor control y descubren cómo manipular la comida dentro de su boca de manera apropiada. También van adquiriendo mayor seguridad en sus habilidades para mover la comida alrededor de la boca.
Existen diferentes tipos de estimulaciónsensorial oral que ayudan a los bebés a crear un mapa mental, la estimulación profunda ofrece más beneficios que la estimulación suave o ligera. Hay dos tipos de estimulación que los terapeutas de alimentación consideran más efectivas para el desarrollo motor-sensorial, ambas se pueden lograr al ofrecer mordederas resistentes de comida:
Táctil (del tacto) – cuando la comida toca una o muchas partes de la boca
Propioceptiva (mensajes de los músculos o articulaciones) – se produce cuando se muerden alimentos firmes o resistentes que no se rompen al masticar.
La combinación simultánea de la estimulación táctil y propioceptiva es la forma más efectiva para formar el mapa mental de la boca.
Así como el reflejo tónico asimétrico del cuello y la estimulación sensorial ayudan al/a bebé a aprender a girar, el reflejo de mordida fásico en combinación con el reflejo de lateralización de la lengua y la información sensorial ayudan al/a bebé a desarrollar sus habilidades de alimentación.
Muchos de los alimentos más nutritivos son difíciles de masticar. Las verduras y frutas crudas, así como las nueces, las semillas y las carnes requieren de mucha fuerza en la mandíbula para desgarrar y para masticar. También se requiere de una excelente coordinación para cada mordida, mover el bocado alrededor de la boca lejos de la garganta, y después mover la comida hacia atrás intencionalmente para tragar. Manipular alimentos difíciles de masticar requiere de ‘conciencia sensorial oral’.
El desarrollo de las habilidades para masticar y comer alimentos desafiantes y nutritivos de manera segura toma tiempo y mucha práctica. La única manera de desarrollar estas habilidades es practicando masticar distintos alimentos y texturas.
Las habilidades avanzadas para masticar se desarrollan a partir de tres componentes:
La lateralización coordinada de la lengua (la habilidad de mover la lengua de lado a lado)
Movimiento fuerte de la mandíbula (masticar)
Conciencia sensorial precisa del interior de la boca (mapa mental de la boca)
Los purés no estimulan el desarrollo de las destrezas para masticar, y aunque los bebés se meten los dedos o juguetes a la boca, lo cual estimula los reflejos y provee información sensorial, las investigaciones nos muestran que las habilidades motoras se aprenden mejor en contexto. Esto quiere decir que, para aprender a masticar, los bebés necesitan oportunidades de practicar masticando alimentos.
Cuando un alimento es difícil de masticar, existe un incremento en el riesgo potencial de ahogamiento para los bebés y niños pequeños. En lugar de practicar con los alimentos que pueden ser riesgosos, las mordederas de comida ayudan a desarrollar las destrezas con un riesgo significativamente menor, por ende preparando al niño para después practicar con alimentos más complicados. Ofrecer alimentos resistentes en forma de lanzas o bastones, como por ejemplo zanahorias crudas gruesas, apio entero congelado, costillas de res o de cerdo, pierna de pollo, maíz en la mazorca o semilla de mango, es la manera perfecta de ayudar al/a bebé a desarrollar las habilidades motoras orales y la conciencia sensorial, siempre y cuando se le permita:
Practicar la masticación al estimular el reflejo de mordida fásico regularmente.
Estimular la lateralización de la lengua (movimiento de lado a lado) para desarrollar habilidades y movimientos más complejos.
Sentir presión profunda en las encías, lengua y mejillas que envíe información sensorial significativa al cerebro, desarrollando coordinación y creando un mapa mental de la boca.
Aprender a controlar la fuerza o qué tan fuerte o suave deben cerrar su mandíbula para masticar de manera efectiva.
La teoría de aprendizaje motriz, que explora cómo aprendemos a mover nuestro cuerpo de manera coordinada, ha explorado exhaustivamente este concepto y ha determinado que la práctica de tareas específicas es importante para el aprendizaje. Este concepto, llamado neuroplasticidad dependiente de la experiencia, explica que los centros de aprendizaje en el cerebro se activan mucho más cuando se practican tareas específicas.
Por ejemplo, si quieres volverte más hábil pegando a una pelota de tenis, tienes que practicar pegarle a una pelota de tenis. Hacer ejercicios para los brazos puede hacer que tus músculos sean más fuertes, pero no necesariamente te hará un mejor jugador de tenis. Mover una raqueta de lado a lado, una y otra vez, no te enseñará el patrón de movimiento necesario para conectarlo con una pelota.
De manera similar, morder un juguete o una mordedera puede ayudar a fortalecer la mandíbula y estimular la lengua a moverse, pero sin practicar con las mismas exigencias que tiene un pedazo de comida real, las investigaciones sugieren que estas habilidades no son transferibles. Un(a) bebé necesita practicar las habilidades de morder y mover la lengua y usarlas en combinación para manipular un trozo de comida, que no es homogéneo ni consistente como una mordedera de juguete. La comida es variable, y cada mordida y experiencia es diferente en textura, sabor y consistencia. Esta variabilidad permite que el cerebro aprenda a resolver problemas en el momento y a aplicar diferentes componentes de la destreza de masticar.
¿Necesitas más ayuda para comenzar la alimentación complementaria? Solid Starts Compass℠ es la experiencia guiada de nuestra app que te ayudará con los primeros bocados y mucho más.
Revisado por:
C. Aycinena Marcos, MS, RD
A. Derma, MS, CCC-SLP/L
K. Rappaport, OTR/L, MS, SCFES, IBCLC
K. Grenawitzke, OTD, OTR/L, SCFES, IBCLC, CNT
Hola Solid Starts, les he seguido por algún tiempo. Vivimos en Australia. Tengo un hijo de 3 años y uno de 6 meses de edad que está empezando la alimentación complementaria. Aunque no le gustan mucho los purés ahora… le encantan las “comidas” grandes y resistentes. Ha comido chuleta de cordero, mazorca de maíz (elote) y hueso de pollo. ¡Gracias por todo lo que hacen!
- Kelly
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