La sandía se puede introducir tan pronto como el/la bebé esté listo(a) para comer sólidos, lo cual generalmente es alrededor de los 6 meses de edad. Ten en cuenta que el jugo de la sandía puede causar arcadas en los(as) bebés y niños(as) pequeños(as).
Debido a su color intenso, consistencia crujiente y jugos refrescantes, la sandía se ha convertido en una merienda esencial para los días de calor. Sin embargo, en África, en donde se originó la sandía, se usaba para fines más prácticos. En climas calientes y secos, su cáscara dura e interior jugoso la hacía una fuente valiosa de agua para cuando había necesidad. Hoy en día, las sandías que consumimos son producto de miles de años de cambios y manipulaciones humanas. Esas primeras sandías tenían la pulpa verde y eran mucho más firmes y menos dulces que las sandías que conocemos ahora. Hoy por hoy, incluso existen sandías sin semillas, las cuales vienen sin todas esas las semillas negras y duras, y su forma y tamaño también se han expandido mucho más allá de la fruta verde con pulpa roja tradicional. Hoy en día, existen sandías que son lo suficientemente pequeñas como para caber fácilmente en el refrigerador, mientras que otras pueden pesar cientos de libras. También el color de las pulpas ahora varía desde rosado claro hasta rojo oscuro, amarillo pálido, anaranjado color durazno e incluso blanco. Todas las partes de la sandía—la cáscara, las semillas y la pulpa—son comestibles. La cáscara comúnmente se prepara en escabeche, se fermenta, se confita o se fríe y las semillas se pueden rostizar mientras que la pulpa se puede comer fresca, asada o en ensaladas.
Si. La sandía es muy rica en un poderoso antioxidante llamado licopeno (en especial las sandías rojas, las cuales incluso contienen niveles más altos que los tomates) y otros fitonutrientes poderosos como los betacarótenos, los cuales apoyan la función inmunológica y ayudan a un aminoácido único en el cuerpo llamado, el cual se cree que ayuda a promover una presión sanguínea sana. La sandía también contiene algo de vitamina C, la cual puede ayudar en la absorción de hierro de alimentos vegetales, así que considera servirla junto con alimentos como la quinua, lenteja, semillas de chía o verduras de hojas verdes.
En muchas culturas es común consumir la cáscara de sandía en diferentes presentaciones, tales como en escabeche, fermentada, estofada, frita, confitada o hecha mermelada. La cáscara ofrece fibra, vitaminas y minerales y también contiene el aminoácido citrulina, lo cual quiere decir que es beneficiosa para la presión sanguínea. Mientras que está bien ofrecerle al/a bebé una probadita de cáscara en escabeche, fermentada, confitada o en mermelada de vez en cuando, es mejor evitar estas presentaciones hasta después del primer cumpleaños para así minimizar la exposición a la sal y al azúcar en exceso.
La sandía es muy vulnerable a las bacterias. Una sandía entera se puede almacenar a temperatura ambiente hasta que esté madura (usualmente 1 o 2 días después de que la compres), pero, después de eso, debes transferirla al refrigerador. Una vez que la partas, la sandia aguanta en un contenedor hermético en el refrigerador por hasta 3 días. Para extender la vida de la sandía puedes licuar su pulpa, colar las semillas y congelar el jugo por hasta un año.
★Consejo: Cuando compres sandía, considera mejor comprar una sandía entera en vez de sandía partida. La sandía ha estado asociada con infecciones de salmonela. También por eso se recomienda que siempre laves la sandía antes de partirla.
Si bien la sandía no se considera un riesgo común de ahogamiento, puede ser un alimento difícil de manejar para los(as) bebés pequeños(as) y las semillas sí pueden presentar un riesgo de aspiración. La sandía tiene una consistencia mixta, lo cual significa que tiene partes sólidas que se deben masticar y un alto nivel de líquido que se mueve diferente que los sólidos mientras el/la bebé mastica. Esto puede causar tos y arcadas al principio, en lo que el/la bebé aprende a manejar bien la mezcla de consistencias. Para minimizar el riesgo en bebés pequeños(as), siempre ofrece la sandía sin semillas, con una parte de la cáscara (corta la cáscara en pedazos grandes y gruesos), y sin mucha de la pulpa para que el/la bebé pueda usar la cáscara como una mordedera. Como siempre, para reducir el riesgo, asegúrate de crear un ambiente de alimentación seguro y de mantenerte al alcance de el/la bebé durante las comidas. Para obtener más información sobre ahogamiento, visita nuestra sección sobre arcadas y ahogamiento, y familiarízate con la lista de peligros comunes de ahogamiento.
No, la sandía no es considerada un alérgeno común. Sin embargo, algunos individuos con alergia al pasto o a la ambrosia o con síndrome de alergia oral (también llamada síndrome de alergia al polen) pueden ser sensibles a la sandía. El síndrome de alergia oral usualmente causa una sensación corta de comezón, hormigueo o ardor y es poco probable que resulte en una reacción peligrosa. Las personas con alergias conocidas al látex, aguacate, banano, tomate, kiwi y a otros melones pueden ser sensibles a la sandía.
Como lo harías al introducir cualquier alimento nuevo, comienza ofreciendo una cantidad pequeña en las primeras comidas. Si no hay ninguna reacción, puedes ir aumentando la cantidad gradualmente durante las siguientes comidas.
Si. La sandía es 90% agua, lo cual ayuda a promover una digestión sana, especialmente si el/la bebé está estreñido o está haciendo heces duras. Cuando se consume en grandes cantidades, es normal que las heces se pongan suaves u acuosas. También es normal que las heces tengan un pigmento rojo, pero no te preocupes, es el color de la fruta, no es sangre.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia. Tu hijo(a) es un(a) individuo(a) único(a) y puede tener necesidades o consideraciones más allá de las prácticas comúnmente aceptadas. Para determinar las recomendaciones de tamaño y forma de los alimentos, nosotros(as) utilizamos la mejor información científica disponible acerca del desarrollo motor grueso, fino y oral para minimizar el riesgo de ahogamiento. Las sugerencias de preparación que ofrecemos son sólo para fines informativos y no reemplazan el consejo individual y específico de tu médico(a) pediatra o profesional de la salud o proveedor para niños(as). Es imposible eliminar por completo el riesgo de que un(a) bebé o un(a) niño(a) se ahogue con cualquier líquido, puré o alimento. Recomendamos que sigas todos los protocolos de seguridad que sugerimos para así crear un entorno de alimentación seguro y que tomes decisiones informadas para tu hijo(a) con respecto a sus necesidades específicas. Nunca ignores el consejo médico profesional ni te demores en buscarlo debido a algo que hayas leído o visto aquí.
A esta edad, tienes dos opciones: servir la sandía con un pedazo grande de cáscara y con poca pulpa (para que la cáscara actúe como una mordedera) u ofrecer palitos de sandía del ancho de dos dedos apretados y del grosor de una regla, sin la cáscara. Si el/la bebé está comenzando a comer sólidos, servir la sandía con la cáscara puede ser más fácil de agarrar y puede hacer que sea más fácil manejar los pedazos de sandía en la boca. Servir la sandía así también actúa como un alimento “irrompible” y resistente, y sirve para que el/la bebé practique las habilidades de masticar y mover la lengua. Si el/la bebé está más cerca de los 8 meses o tiene la habilidad de morder fuerte, puedes servir una pieza rectangular sin la cáscara. Ten en cuenta que la sandía tiene una “consistencia mixta”, con componentes líquidos y componentes masticables. Esto tiende a provocar tos a medida que el/la bebé aprende a manejar ambas consistencias en la boca al mismo tiempo.
Para servir con la cáscara: Primero, lava la sandía antes de cortarla. Ofrécele al/la bebé una rebanada gruesa de cáscara de sandía de al menos una pulgada de grosor y unas pocas pulgadas de largo, con un poco de pulpa (alrededor de 1 pulgada o menos). Si la cáscara es larga y con mucha curva, corta un poco de cada extremo para que quede lo más recto posible. Si hay esquinas muy afiladas, simplemente córtalas o suavízalas (las puedes golpear en una tabla de cortar). Con el tiempo, a medida que se desarrollen las habilidades del/la bebé y aumente tu confianza en la capacidad del/la bebé de manejar más desafíos, puedes ir dejando más y más pulpa en la cáscara. Los alimentos que actúan como mordederas, como las cáscaras de sandía, son fantásticos para desarrollar las habilidades motoras-orales necesarias para masticar y mover los alimentos en la boca para tragarlos. Si el/la bebé logra morder un pedazo de la cáscara, mantén la calma y dale la oportunidad de sacárselo de la boca de forma independiente. Puedes inclinarlo(a) hacia adelante un poco o arrodillarte junto a el/ella para que mire hacia abajo. Eso ayuda a que la gravedad ayude a mover la pieza hacia adelante. Luego, quítale el pedazo de sandía y empieza a servir la sandía según las instrucciones para el siguiente grupo de edad (puedes ver nuestras recomendaciones abajo).
Palitos de sandía: Los palitos de sandía deben ser del tamaño de dos dedos de adulto juntos, o una pieza más grande, del tamaño de una baraja de cartas, para que el/la bebé la pueda agarrar con las dos manos. Retira las semillas a medida que cortes la sandía. Recuerda que es común que los jugos de la sandía provoquen una buena cantidad de tos y arcadas. Si se rompe una pieza de pulpa demasiado grande, mantén la calma y dale al/la bebé la oportunidad de trabajar de forma independiente antes de intervenir. El reflejo nauseoso del/la bebé es muy activo y ayuda a mantener las cosas alejadas de sus vías respiratorias, pero si sientes que el/la bebé está batallando excesivamente con la sandía servida de esta manera, vuelve a servir la sandía en la cáscara con solo una pequeña cantidad de pulpa, o evita este alimento por completo durante unas semanas más antes de volver a intentarlo.
Ofrece palitos de sandía del tamaño de dos dedos de adulto juntos o sandía cortada en piezas pequeñas del tamaño de un bocado. Si deseas continuar sirviendo la sandía en su cáscara, también lo puedes seguir haciendo; servir la sandía en su cáscara puede ser una buena estrategia para los(as) bebés y niños(as) pequeños que se meten demasiada comida en la boca. Ten en cuenta que, si bien la cáscara ayuda a algunos bebés de 9 a 14 meses a manejar este desafiante alimento de consistencia mixta, a esta edad, otros ya pueden ser lo suficientemente fuertes como para morder un pedazo de cáscara. Si esto pasa, mantén la calma, deja que el/la bebé trabaje por sí mismo(a) en mover el pedazo hacia adelante y hacia afuera, y luego considera mejor servir la sandía sin cáscara y, en su lugar, mejor sirve piezas o palitos del tamaño de un bocado. De cualquier manera, es importante que sepas que a medida que el/la bebé adquiere más confianza en sus habilidades para morder, es posible que muerda un pedazo que te haga sentir incómodo(a). Confía en el/la bebé y en su habilidad de masticar la fruta y, si es necesario, permite que la escupa solo(a) antes de intervenir.
A esta edad puedes servir la sandía en piezas pequeñas del tamaño de un bocado o en los clásicos pedazos triangulares con cáscara (la cáscara es comestible, así que no te preocupes si el/la niño(a) muerde esta parte). Si el/la niño(a) logra arrancar un pedazo demasiado grande de cáscara, simplemente corta las partes de la cáscara antes de servir. ¿Estas en pleno verano y al/a bebé le están saliendo los dientes? Licia la sandía y congélala para hacer paletas heladas pequeñas o puedes poner un palito en un pedazo de sandía y meterla al congelador.
Una forma de cortar sandía para bebés a partir de 6 meses.
Si ya te aburriste de las bolsitas de puré y de los bocaditos aireados (tipo puffs), dale un vistazo a nuestra guía 100 Snacks for Babies & Toddlers.
Rinde
4-6 lanzas
Tiempo de preparación
5 minutos
Edad sugerida
6 meses o más
1 sandía
1 cda (15 ml) almendras molidas finamente (opcional)
Esta receta contiene un alérgeno común: frutos secos (almendras). Servir sólo una vez que este alérgeno ha sido introducido de manera segura a la dieta del/a bebé.
Lavar la sandía para remover los residuos de pesticidas.
Partir por la mitad la sandía y guardar una mitad para un uso futuro. Con la otra mitad, remover la corteza y, si quieres, usar la corteza como un mordedor.
Cortar la carne de la sandía en lanzas rectangulares del tamaño de dos dedos adultos presionados entre sí. Remover todas las semillas.
Empanizar las lanzas de sandía con las almendras molidas finamente o con cualquier otra semilla o fruto seco muy bien triturado que haya sido introducido a la dieta del/a bebé de manera segura.
Servir las lanzas de sandía
Ofrecer las lanzas de sandía al/a bebé y dejar que se alimente por sí mismo(a).
Si necesita ayuda, mantener una lanza en el aire en frente del/a bebé y dejar que la agarre de tus manos.
Come tu porción de sandía junto al/a bebé para modelar cómo se hace.
Almacenamiento: La sandía cortada se mantiene bien en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 3 días.
La sandía tiene un sabor dulce, es jugosa y crujiente y sabe deliciosa con hierbas frescas como el cilantro, el perejil y la menta, así como con quesos cremosos como el queso de cabra y el queso feta y con especies picantes como la pimienta cayena. El sabor de la sandía también combina muy bien con pistachos, nuez pecana, miel, vinagre y cítricos como la lima, el limón verde, el agua de rosas y el agua de azahar.
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