Sugerencia de edades
6 meses
Alto contenido de hierro
No
Alérgeno común
No
La sandía se puede introducir tan pronto como el/la bebé esté listo/a para comer sólidos, lo cual generalmente es alrededor de los 6 meses de edad.
Debido a su color intenso, consistencia crujiente y jugos refrescantes, la sandía se ha convertido en una merienda esencial para los días de calor. Sin embargo, en África, en donde se originó la sandía, se usaba para fines más prácticos. En climas calientes y secos, su cáscara dura y su interior jugoso la hacía una fuente valiosa de agua para cuando había necesidad.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
A esta edad, tienes dos opciones: servir la sandía con un pedazo grande de cáscara y con poca pulpa (para que la cáscara actúe como una mordedera) u ofrecer palitos de sandía del ancho de dos dedos apretados y del grosor de una regla, sin la cáscara. Si el/la bebé está comenzando a comer sólidos, servir la sandía con la cáscara puede ser más fácil de agarrar y puede hacer que sea más fácil manejar los pedazos de sandía en la boca. Servir la sandía así también actúa como un alimento “irrompible” y resistente, y sirve para que el/la bebé practique las habilidades de masticar y mover la lengua. Si el/la bebé está más cerca de los 8 meses o tiene la habilidad de morder fuerte, puedes servir una pieza rectangular sin la cáscara. Ten en cuenta que la sandía tiene una “consistencia mixta”, con componentes líquidos y componentes masticables. Esto tiende a provocar tos a medida que el/la bebé aprende a manejar ambas consistencias en la boca al mismo tiempo.
Para servir con la cáscara: Primero, lava la sandía antes de cortarla. Ofrécele al/la bebé una rebanada gruesa de cáscara de sandía de al menos una pulgada de grosor y unas pocas pulgadas de largo, con un poco de pulpa (alrededor de 1 pulgada o menos). Si la cáscara es larga y con mucha curva, corta un poco de cada extremo para que quede lo más recto posible. Si hay esquinas muy afiladas, simplemente córtalas o suavízalas (las puedes golpear en una tabla de cortar). Con el tiempo, a medida que se desarrollen las habilidades del/a bebé y aumente tu confianza en la capacidad del/la bebé de manejar más desafíos, puedes ir dejando más y más pulpa en la cáscara. Los alimentos que actúan como mordederas, como las cáscaras de sandía, son fantásticos para desarrollar las habilidades motoras-orales necesarias para masticar y mover los alimentos en la boca para tragarlos. Si el/la bebé logra morder un pedazo de la cáscara, mantén la calma y dale la oportunidad de sacárselo de la boca de forma independiente. Puedes inclinarlo/a hacia adelante un poco o arrodillarte junto al/a bebé para que mire hacia abajo. Eso ayuda a que la gravedad ayude a mover la pieza hacia adelante. Luego, quítale el pedazo de sandía y empieza a servir la sandía según las instrucciones para el siguiente grupo de edad (puedes ver nuestras recomendaciones abajo).
Palitos de sandía: Los palitos de sandía deben ser del tamaño de dos dedos de adulto juntos, o una pieza más grande, del tamaño de una baraja de cartas, para que el/la bebé la pueda agarrar con las dos manos. Retira las semillas a medida que cortes la sandía. Recuerda que es común que los jugos de la sandía provoquen una buena cantidad de tos y arcadas. Si se rompe una pieza de pulpa demasiado grande, mantén la calma y dale al/la bebé la oportunidad de trabajar de forma independiente antes de intervenir. El reflejo nauseoso del/la bebé se mueve mucho y ayuda a mantener las cosas alejadas de sus vías respiratorias, pero si sientes que el/la bebé está batallando excesivamente con la sandía servida de esta manera, vuelve a servir la sandía en la cáscara con solo una pequeña cantidad de pulpa, o evita este alimento por completo durante unas semanas más antes de volver a intentarlo.
Ofrece palitos de sandía del tamaño de dos dedos de adulto juntos o sandía cortada en piezas pequeñas del tamaño de un bocado. Si deseas continuar sirviendo la sandía en su cáscara, también lo puedes seguir haciendo; servir la sandía en su cáscara puede ser una buena estrategia para los bebés y niños pequeños que se meten demasiada comida en la boca. Ten en cuenta que, si bien la cáscara ayuda a algunos bebés de 9 a 14 meses a manejar este desafiante alimento de consistencia mixta, a esta edad, otros ya pueden ser lo suficientemente fuertes como para morder un pedazo de cáscara. Si esto pasa, mantén la calma, deja que el/la bebé trabaje por sí mismo(a) en mover el pedazo hacia adelante y hacia afuera, y luego considera mejor servir la sandía sin cáscara y, en su lugar, mejor sirve piezas o palitos del tamaño de un bocado. De cualquier manera, es importante que sepas que a medida que el/la bebé adquiere más confianza en sus habilidades para morder, es posible que muerda un pedazo que te haga sentir incómodo/a. Confía en el/la bebé y en su habilidad de masticar la fruta y, si es necesario, permite que la escupa solo/a antes de intervenir.
A esta edad puedes servir la sandía en piezas pequeñas del tamaño de un bocado o en los clásicos pedazos triangulares con cáscara (la cáscara es comestible, así que no te preocupes si el/la niño/a muerde esta parte). Si el/la niño/a logra arrancar un pedazo demasiado grande de cáscara, simplemente corta las partes de la cáscara antes de servir. ¿Estás en pleno verano y al/a bebé le están saliendo los dientes? Tritura la sandía y congélala para hacer paletas heladas pequeñas o puedes poner un palito de paleta en un pedazo de sandía y meterla al congelador.
Una forma de cortar sandía para bebés a partir de 6 meses
Si ya te aburriste de las bolsitas de puré y de los bocaditos aireados (tipo puffs), dale un vistazo a nuestra guía 100 Snacks for Babies & Toddlers.
Si bien la sandía no se considera un riesgo común de ahogamiento, puede ser un alimento difícil de manejar para los(as) bebés pequeños(as) y las semillas sí pueden presentar un riesgo de aspiración. Para reducir el riesgo de aspiración y ahogamiento, prepara y sirve la sandía de forma apropiada según la edad de tu bebé. También considera que la sandía tiene una “consistencia mixta”, lo que significa que tiene partes sólidas que deben masticarse y una gran cantidad de líquido que se mueve de manera diferente a los sólidos cuando el/la bebé mastica. Esto tiende a causar tos y arcadas cuando se come, ya que el/la bebé tiene que manejar la consistencia sólida y el jugo de la fruta al mismo tiempo. Como siempre, asegúrate de crear un ambiente de alimentación seguro y de mantenerte al alcance del/a bebé durante las comidas para reducir el riesgo. Para obtener más información sobre el ahogamiento, visita nuestra sección sobre arcadas y ahogamiento, y familiarízate con la lista de peligros comunes de ahogamiento.
No, la sandía no es considerada un alérgeno común. Sin embargo, algunos individuos con alergia al pasto o a la ambrosia o con síndrome de alergia oral (también llamada síndrome de alergia al polen) pueden ser sensibles a la sandía. El síndrome de alergia oral usualmente causa una sensación corta de comezón, hormigueo o ardor y es poco probable que resulte en una reacción peligrosa. Las personas con alergias conocidas al látex, aguacate, banano, tomate, kiwi y a otros melones pueden ser sensibles a la sandía.
Como lo harías al introducir cualquier alimento nuevo, comienza ofreciendo una cantidad pequeña en las primeras comidas. Si no hay ninguna reacción, puedes ir aumentando la cantidad gradualmente durante las siguientes comidas.
Si. La sandía es muy rica en un poderoso antioxidante llamado licopeno (en especial las sandías rojas, las cuales incluso contienen niveles más altos que los tomates) y otros fitonutrientes poderosos como los betacarótenos, los cuales apoyan la función inmunológica y ayudan a un aminoácido único en el cuerpo llamado, el cual se cree que ayuda a promover una presión sanguínea sana. La sandía también contiene algo de vitamina C, la cual puede ayudar en la absorción de hierro de alimentos vegetales, así que considera servirla junto con alimentos como la quinua, lenteja, semillas de chía o verduras de hojas verdes. La cáscara ofrece fibra, vitaminas y minerales y también contiene el aminoácido citrulina, lo cual quiere decir que es beneficiosa para la presión sanguínea.
★Consejo: La sandía ha estado asociada con infecciones de salmonela. También por eso se recomienda que siempre laves la sandía antes de partirla.
Sí. La sandía es 90% agua, lo cual ayuda a promover una digestión sana, especialmente si el/la bebé está estreñido/a o está haciendo heces duras. Cuando se consume en grandes cantidades, es normal que las heces se pongan suaves u acuosas. También es normal que las heces tengan un pigmento rojo, pero no te preocupes, es el color de la fruta, no es sangre.
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