El yogur se puede introducir tan pronto como el/la bebé esté listo para comenzar a comer sólidos, que generalmente es alrededor de los 6 meses de edad. ¿Has escuchado que las/los bebés no pueden comer lácteos? Los lácteos se pueden introducir antes de los 12 meses en forma de alimentos sólidos como el yogur. Sin embargo las/los bebés no deben beber leche de vaca hasta los 12 meses de edad. Para obtener más información sobre cómo introducir la leche y otros productos lácteos, consulta nuestras preguntas frecuentes sobre la leche.
La leche y las bacterias puede que no parezcan una combinación ideal, sin embargo el yogur es exactamente eso: leche (de vaca, oveja, cabra, búfalo de agua, yak, camello y más) fermentada con cultivos bacterianos hasta que está casi sólida. Si bien la palabra yogur es de origen turco, el mismo alimento básico se ha elaborado y consumido en toda Europa, África del Norte y Asia durante miles de años.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
Ofréce un yogur natural, pasteurizado y con toda la grasa (de leche entera). El yogur griego es perfecto para esta edad y facilita que las/los bebés se alimenten por sí mismos. Deja que el/la bebé coma el yogur con las manos y/o coma con una cuchara precargada (pasar la cuchara por el aire hará que sea más fácil de agarrar). Si ya has introducido con éxito mantequillas de nueces o semillas, mezclarlas con el yogur aportará nutrientes adicionales y hará que el yogur sea un poco más espeso (y, por lo tanto, menos probable que se caiga de la cuchara).
A esta edad, es posible que las/los bebés puedan tomar cucharas precargadas de forma independiente. Continúa ofreciendo yogur natural pasteurizado con toda la grasa (leche entera) o yogur griego con toda la grasa y dale al bebé muchas oportunidades para tomar la cuchara precargada de forma independiente. Ten en cuenta que muchos bebés se cansarán rápidamente con esta actividad, así que no te preocupes si el/la bebé necesita ir y venir entre comer con los dedos, o con una cuchara precargada en el aire o con una cuchara precargada apoyada en el borde de un plato. Tener varias cucharas disponibles puede facilitar el proceso.
En este momento, si todavía estás precargando las cucharas y dándoselas a tu bebé en el aire, es un buen momento para comenzar a precargar la cuchara y dejarla en el borde del tazón para que el/la niño/a practique recoger la cuchara de forma independiente. Ten paciencia: es posible que el uso constante e independiente de los utensilios no llegue hasta después de 2 años de edad. Es importante saber que es común que los niños pequeños y mayores consuman muchos lácteos, lo que puede provocar anemia por deficiencia de hierro. Los niños sólo necesitan alrededor de 2 a 2,5 porciones de lácteos por día o un alimento rico en calcio equivalente. Consulta nuestra página Preguntas frecuentes sobre la leche para obtener más información.
Para mayor información sobre cómo cortar y servir comida para bebés, visita nuestra página Bocados para bebés: Tamaños y formas para BLW
No. El yogur presenta un riesgo bajo cuando se prepara de manera segura de acuerdo a la edad y las habilidades de cada niño/a, aunque, en teoría, una persona podría ahogarse con cualquier alimento. Para reducir el riesgo, prepara y sirve el yogur de manera apropiada para la edad de cada niño/a, como se describe en la sección Cómo servir.Como siempre, asegúrate de crear un ambiente de alimentación seguro y de mantenerte cerca del/a bebé durante las comidas.
Conoce los signos del ahogamiento y familiarízate con el protocolo de primeros auxilios en caso de ahogamiento con nuestras guías gratuitas de rescate para bebés y niños pequeños.
Sí. El yogur a menudo se elabora con leche de vaca, que es un alérgeno alimentario común en los niños pequeños y representa aproximadamente el 20% de todas las alergias alimentarias infantiles. Si bien muchos yogures se elaboran con otras leches, los productos lácteos de rumiantes, como ovejas, cabras y búfalos, pueden provocar reacciones alérgicas similares a los productos lácteos de leche de vaca. Dicho esto, hay buenas noticias: la alergia a la leche suele desaparecer con el tiempo. Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca la superarán a los 6 años. También muchos bebés con síntomas leves de alergia a la proteína de la leche (que pueden aparecer como sangre en las heces sin generar dolor) pueden reintroducir con éxito la leche de vaca tan pronto como el primer cumpleaños. Esto con la orientación de profesionales pediátricos apropiados.
Para aquellas personas con niños mayores que son intolerantes a la lactosa (lo que en realidad es poco común en los niños), también hay buenas noticias: las personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar mejor el yogur, ya que tiene un contenido de lactosa menor que la leche misma y porque los probióticos en el yogur ayudan a descomponer la lactosa.
Si tienes un historial familiar fuerte de alergia a la leche o sospechas que el/la bebé puede ser alérgico a los productos lácteos, puedes consultar a un alergólogo antes de introducir el yogur. El alergólogo puede indicar que el riesgo es bajo para introducir el yogur al bebé en el hogar. Alternativamente, se le puede ofrecer la oportunidad de introducir yogur bajo supervisión médica en la clínica, esto conocido como provocación oral con alimentos. Al igual que con todos los alérgenos comunes, comience por servir una pequeña cantidad para las primeras porciones. Si no hay una reacción adversa, aumente gradualmente la cantidad en las próximas porciones.
Sí. El yogur es rico en proteínas, grasas y carbohidratos que proporcionan los componentes básicos para el crecimiento y desarrollo del/a bebé. También es rico en nutrientes como calcio, zinc, colina, potasio y ácidos grasos omega-3, así como en vitaminas A, B6, B12 y D. Juntos, estos nutrientes ayudan al desarrollo óseo, la salud de los ojos, la piel y el sistema inmunológico, y proveen energía y mucho más para el cuerpo del/a bebé. Además, contiene probióticos que ayudan a favorecer el desarrollo del microbioma intestinal del/a bebé.
Al compartir yogur con bebés menores de 12 meses, evita las variedades que contengan miel, que se asocia con un riesgo de botulismo infantil.
★ Consejo: Los envases grandes de yogur suelen ser más accesibles por onza/mililitro que los envases pequeños de una sola porción.
Al elegir un yogur de origen vegetal para compartir regularmente con tu bebé, opta por un producto sin azúcares añadidos o con un bajo contenido de azúcares añadidos y que está fortificado con calcio y vitamina D. El yogur de soya tiende a ser el sustituto más rico en proteínas y suele estar fortificado.
Pero cuál yogur de origen vegetal es mejor para tu familia depende de cuáles sean tus prioridades. Algunos yogures de origen vegetal no contienen tanta proteína, grasa, calcio o vitamina B12 como sus homólogos de origen animal, que son nutrientes especialmente importantes para los bebés veganos. Si un/a niño/a tiene alergias alimentarias, considera que hay muchas opciones de yogur para elegir, con ingredientes que van desde la soya, avena, proteína de guisantes, coco, anacardos, almendras, macadamia, habas, yuca, plátano y más. Para obtener más orientación sobre los sustitutos de la leche, consulta nuestro artículo Preguntas frecuentes sobre la leche.
El yogur natural con toda la grasa (o de leche entera) que ha sido pasteurizado es la mejor opción para los bebés. El yogur griego es especialmente práctico para los bebés que comienzan la alimentación complementaria porque se adhiere bien a las cucharas (¡y a los dedos!). De lo contrario, los tipos específicos de yogur tienen diferentes sabores y ventajas nutricionales, así que puedes experimentar. En general, las variedades de yogur de cabra, yogur griego y yogur de leche de oveja tienden a tener más proteínas que el yogur de leche de vaca.
No. Los bebés tienen sistemas inmunológicos inmaduros que aún se están desarrollando. El yogur de leche cruda puede albergar bacterias patógenas y otros contaminantes potenciales. Estos pueden aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos a las que los bebés son especialmente susceptibles. La pasteurización —el proceso de calentar un alimento a una cierta temperatura para matar las bacterias— es fundamental para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y hacerlos más seguros para comer. Por estas razones y más, muchas organizaciones médicas recomiendan que toda la leche para consumo humano sea pasteurizada. En la elaboración del yogur, la pasteurización de la leche ocurre antes de que se agreguen cultivos probióticos para crear yogur, por lo que se mantienen sus beneficios probióticos.
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