Hay mucho que hablar cuando se trata de leche para bebés. Sigue leyendo para averiguar cuánta leche ofrecer, cuándo empezar y más. ¿Eres nuevo(a) aquí? Explora nuestras guías sobre el inicio de la alimentación complementaria y de niños pequeños.
Si. Los/las bebés pueden consumir productos lácteos como alimentos sólidos antes de cumplir un año, pero el tipo y la preparación son importantes. Los productos lácteos como el yogur de leche entera, los quesos bajos en sodio, la mantequilla y el ghee están bien para ofrecer a tu bebé después de los 6 meses de edad en cantidades apropiadas para su edad, luego de haber introducido alimentos con alto contenido de hierro con éxito. Debido a que la leche de vaca como bebida se consume en cantidades mucho mayores que los otros productos lácteos mencionados y, a menudo, reemplaza en parte o puede sustituir completamente el consumo de leche materna y/o fórmula, su introducción antes de los 11-12 meses de edad puede provocar problemas como la anemia ferropénica y el malestar intestinal, debido a que la leche de vaca es nutricionalmente incompleta, baja en hierro y tiene proteínas que pueden ser difíciles de digerir.
También se pueden usar pequeñas cantidades de leche para cocinar, siempre y cuando no reemplace el consumo de leche materna/humana o fórmula. Esto puede resultar confuso, ya que la leche de vaca u otras bebidas lácteas generalmente no se recomiendan hasta después de los 12 meses de edad.
No, aunque la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda la leche de vaca natural para los niños/niñas de 12 meses en adelante como fuente de grasas y nutrientes esenciales, que incluyen calcio, vitamina D, proteínas, vitamina A y zinc. Dicho esto, si tu hijo tiene 12 meses o más, cumple con los estándares de la curva de crecimiento, no tiene problemas de salud o alergias que puedan afectar su dieta y consume una amplia variedad de alimentos frescos con alto contenido de los nutrientes esenciales mencionados previamente, la leche de vaca (o cualquier leche, a base de plantas o de cualquier otro tipo) puede no ser necesaria. Si deseas evitar la leche animal por completo, sería aconsejable trabajar con tu pediatra y/o dietista pediátrico para asegurarte de que tu hijo/hija esté recibiendo los nutrientes óptimos.
La mayoría de las organizaciones pediátricas han recomendado esperar hasta el primer cumpleaños de el/la bebé para introducir la leche de vaca como bebida, ya que es posible que el sistema digestivo de los/las bebés no tolere bien la proteína de la leche de vaca en grandes cantidades. En comparación con la leche materna o la fórmula, la leche de vaca es nutricionalmente incompleta, lo que significa que no proporciona todas las grasas y nutrientes saludables que el/la bebé necesita para un desarrollo óptimo. Si bien la leche de vaca constituye la base de la mayoría de las fórmulas para lactantes, se modifica en la fórmula para que sea nutricionalmente similar a la leche materna.
Los productos lácteos como el yogur y el queso pueden introducirse desde los 6 meses de edad. Curiosamente, debido a que el yogur y el queso se fermentan, las proteínas más difíciles de digerir pueden descomponerse parcialmente y hacer que el/la bebé las tolere más fácilmente. El ghee y la mantequilla tienen una cantidad mínima o nula de proteínas y, por lo general, los/las bebés las toleran bien.
Alrededor de los 11 meses de edad, opinamos que está bien ofrecer pequeños sorbos de leche de vaca (aproximadamente 1 onza o 29.5 mL) en un vaso abierto para promover la habilidad de tomar en vaso de tu bebé y aclimatarle al nuevo sabor. Simplemente evita reemplazar la leche materna o la fórmula con leche de vaca. Lo ideal es que la leche de vaca nunca se sirva en un biberón, pero se puede ofrecer en un vaso abierto o con un popote. Los bebés que consumen leche de vaca antes de su primer cumpleaños tienen más riesgo de sufrir anemia por deficiencia de hierro y malestar intestinal, que también puede contribuir a la anemia. ¿Por qué? La leche de vaca es baja en hierro y los bebés que beben mucha leche de vaca pueden reducir su ingesta de otros alimentos ricos en hierro.
Cuando un niño/una niña comienza la transición a la leche de vaca alrededor de los 12 meses, puede parecer una progresión natural servir leche en biberones. No recomendamos esta práctica por algunas razones clave:
A los 12 meses de edad, la mayoría de los niños/niñas se han vuelto muy eficientes para beber de biberón y pueden consumir rápidamente varias onzas a la vez. Debido a que están acostumbrados a que el biberón les ofrezca una comida completa, servir leche de vaca de esta manera puede hacer que los niños y las niñas pequeños tomen demasiado de una sola vez y durante el día, lo que aumenta el riesgo de anemia por deficiencia de hierro y tiende a disminuir el interés por los sólidos.
A diferencia de la fórmula y la leche materna/humana durante la infancia, la leche de vaca no está destinada a ser una comida entera para los niños/niñas pequeños. Es una bebida para acompañar una comida en la mesa. Los biberones a menudo se consumen fuera de la mesa para la nutrición y la comodidad, por lo que poner leche de vaca en un biberón puede crear una pendiente resbaladiza hacia un niño/niña pequeño que bebe leche de vaca durante el día, lejos de la mesa.
La leche de vaca en biberón está asociada con un mayor riesgo de caries. El riesgo es mayor cuando un niño/niña bebe leche de vaca de un biberón durante el día y cuando consume leche de vaca por la noche en la cama. Estas prácticas pueden provocar caries generalizadas, comúnmente conocidas como "pudrición de botella".
En comparación con la leche materna y la fórmula, la leche de vaca presenta muchas desventajas nutricionales para los bebés menores de 12 meses.
La leche de vaca es baja en varios nutrientes, pero, lo más importante, es baja en hierro, un nutriente esencial que impulsa el desarrollo del cerebro de tu bebé. Para complicar las cosas, el tipo de hierro que está presente en la leche de vaca no se absorbe tan bien como la forma de hierro que se encuentra en la leche materna. Si bien la leche de vaca tiene más proteínas y minerales como el calcio y el fósforo, el mayor contenido de minerales puede aumentar el riesgo de deshidratación en los bebés (aunque la evidencia es limitada). Por último, el consumo temprano de leche de vaca puede reemplazar otros alimentos más nutritivos que de otra manera tu bebé estaría comiendo, aumentando el riesgo de deficiencias nutricionales como resultado.
La genética, la función intestinal y la edad en el momento de su introducción influyen en la respuesta de tu bebé a los lácteos. Cuando sea que decidas introducir los lácteos, asegúrate de estar atento o atenta a posibles señales de que tu bebé no puede digerir los lácteos (como dolor de estómago, gases y/o diarrea) y consulta al pediatra para que te aconseje.
Introducir la leche de vaca como bebida a la dieta de bebés de 6 a 12 meses de edad no es aconsejable, pero está bien ofrecer productos lácteos como yogur o queso en cantidades limitadas. Alrededor de los 11 meses de edad, puede estar bien ofrecer pequeños sorbos de leche de vaca entera (no más de 1 a 2 oz o 29 a 58 mL) en un vaso abierto para practicar las habilidades de alimentación y acostumbrar el paladar de el/la bebé al nuevo sabor de la leche de vaca, siempre y cuando no sustituya la ingesta de leche materna/humana o fórmula, o alimentos ricos en hierro. Esta práctica varía según los países, las culturas y las recomendaciones de salud. Después de los 12 meses de edad, está bien ofrecerle leche de vaca entera a tu niño/niña que ahora se considera un niño/niña pequeño, suponiendo que tenga una dieta bien balanceada que contenga la cantidad adecuada de hierro.
Las recomendaciones para el consumo de lácteos a partir de los 12 meses en adelante se consideran en porciones totales de productos lácteos en un día, no de leche líquida solamente. Esto incluye porciones de yogur y quesos, pero excluye la mantequilla y el ghee.
Los tamaños de las porciones de lácteos incluyen lo siguiente:
1 taza de leche o yogur (8 oz o 236 mL) = 1 porción de lácteos
1-1.5 oz o de queso = 1 porción de lácteos
1 taza de un sustituto de leche fortificado con calcio como la leche de proteína de soya o de guisantes verdes = 1 porción de lácteos
No temas, es más simple de lo que parece. ¡Desglosémoslo por edad!
6-12 meses: Ofrece leche materna/humana o fórmula como la bebida principal de el/la bebé. Un poco de leche mezclada con los alimentos está bien siempre y cuando no reemplace el consumo de leche materna/humana o de fórmula. A esta edad, no hay recomendaciones establecidas para las porciones totales de lácteos. Trata de limitar los productos lácteos a 0.5-1 porción diaria, ya que el bebé recibirá mucho calcio de la leche materna/humana o de la fórmula y para ayudar a priorizar los alimentos ricos en hierro.
11-12 meses: Más cerca del año de edad y con la aprobación de tu médico, está bien ofrecer pequeños sorbos de leche de vaca entera (no más de 1 a 2 onzas o 29 a 58 mL por día) en un vaso abierto para acostumbrar el paladar de el/la bebé al nuevo sabor de la leche de vaca. Dicho esto, también está bien esperar.
1-2 años: Limita el consumo de leche a no más de 16 oz (473 mL) de leche de vaca por día o 2 porciones de productos lácteos en total, para que la leche no desplace los nutrientes valiosos (como el hierro) de los sólidos. Opta por la leche entera de vaca y los productos lácteos de leche entera. Si aún consume leche materna/humana, es posible que el niño/niña no necesite tantas porciones de lácteos durante el día.
2-3 años: Los niños/niñas pequeños pueden consumir hasta 2-2,5 porciones de productos lácteos por día. Es posible que recibas recomendaciones para cambiar a una leche baja en grasa, pero no todos los niños/niñas necesitan hacer este cambio, así que asegúrate de hablar con tu médico pediatra para obtener orientación.
Nuestras recomendaciones varían levemente de la AAP, que recomienda 16-24 oz de lácteos para niños/niñas mayores de 12 meses y está más en línea con la recomendación del USDA de hasta 2 porciones diarias de lácteos u otros sustitutos de lácteos fortificados con calcio, como leche de proteína de soya o guisantes verdes. Nuestra postura es que exceder las 16 oz de lácteos para niños/niñas de 12 a 24 meses de edad tiene el riesgo de desplazar nutrientes esenciales (especialmente el hierro) de otras fuentes de alimentos, ya que puede interferir con el apetito y el hambre.
Nota: Si tu hijo no consume productos lácteos, estas recomendaciones también se aplican a las alternativas a la leche, como las leches de proteína de soja y guisantes verdes. Los quesos y yogures elaborados con leches alternativas no suelen ser tan nutritivos como los elaborados con leche de vaca y suelen ser muy procesados. Considera quedarte con la leche alternativa en sí misma como la principal fuente de “lácteos”, calcio y vitamina D de tu hijo.
Sí, el calcio puede afectar la forma en que nuestro cuerpo absorbe el hierro de ciertos alimentos. Sin embargo, debes saber que la capacidad de tu bebé para absorber el hierro se ve afectada por muchos factores.
En esta etapa de la vida, los niveles de hierro de tu bebé ya están en su nivel más bajo y se necesita mucho hierro para un crecimiento saludable. El hierro no afecta la absorción de calcio, pero el calcio sí afecta la absorción de hierro de las plantas, la carne y los mariscos. Ésta es una de las razones clave por las que no se recomienda la leche de vaca para bebés menores de 12 meses. El cuerpo es maravilloso para la autorregulación y los estudios muestran que el nivel de hierro no se ve necesariamente afectado por la ingesta de calcio porque el cuerpo ajustará la absorción de hierro cuando las reservas sean bajas. Algunos estudios también muestran que el efecto del calcio sobre la absorción de hierro se reduce cuando la dieta consta de una amplia variedad de alimentos.
El veredicto aún no se ha dado. Se recomienda la leche entera pasteurizada para los niños/las niñas menores de dos años, momento en el que se aconseja a muchos padres que cambien a sus niños pequeños a leche de vaca con bajo contenido de grasa. Sin embargo, un resumen de 14 estudios que miden los efectos del consumo de leche entera versus la leche baja en grasa muestra que un mayor consumo de grasa tiene una correlación con un menor peso a medida que los niños crecen, y que el consumo de leche baja en grasa se correlaciona con un aumento de peso u obesidad. Independientemente del contenido de grasa que elijas, asegúrate de buscar leche sin sabores ni azúcares añadidos.
Adie, 18 meses, pide mas leche.
Hawii, de 15 meses, bebe una taza de leche.
Sí. La leche de vaca, específicamente la proteína que se encuentra en la leche de vaca, es conocida por agravar el estreñimiento. Si tu hijo tiene 12 meses o más, generalmente recomendamos probar una alternativa de leche sin lácteos, como la leche de soya fortificada sin azúcar o la de proteína de guisantes verdes (y generalmente desaconsejamos las fórmulas para niños o niñas pequeños a menos que las recete un médico para aumentar de peso). Para prevenir o aliviar el estreñimiento, asegúrate de que tu hijo/hija beba suficiente agua durante el día, que se le ofrezca una dieta variada rica en alimentos integrales y que se mantenga activo/activa. El estreñimiento puede ser un poco complicado de tratar, así que definitivamente consulta con tu médico sobre el plan de acción de ser necesario.
Evítala. El sistema inmunológico de los/las bebés aún se está desarrollando y la leche cruda puede albergar bacterias patógenas y otros contaminantes potenciales que pueden aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos, que pueden ser fatales para los/las bebés. La pasteurización, el proceso de calentar un alimento a una cierta temperatura para matar las bacterias, es fundamental para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y, por lo tanto, hacer que los alimentos sean más seguros para el consumo. Por estas razones y más, muchas organizaciones médicas recomiendan que toda la leche para consumo humano sea pasteurizada.
Absolutamente. La leche de vaca es uno de los alérgenos alimentarios más comunes para bebés.
¡Sí! Si tu bebé es alérgico o alérgica a los lácteos, ten certeza de que se trata de una alergia que suele desaparecer con el tiempo. Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños/las niñas con alergia a la leche de vaca la superarán para los 6 años y muchos/muchas bebés con síntomas más leves de alergia a las proteínas de la leche (que pueden aparecer como sangre indolora en las heces) pueden reintroducir la leche de vaca a su dieta de forma exitosa tan pronto como el primer cumpleaños, con la orientación de sus médicos.
No, desafortunadamente, si el/la bebé tiene APLV, no puede comer otros productos lácteos, como leche, yogur y queso. Tampoco se recomienda la leche de otros animales, como cabras y ovejas. Por último, tampoco se recomienda la leche de soja o las fórmulas a base de soja, ya que los/las bebés con APLV también pueden ser sensibles a la soja y productos derivados. Recuerda, las investigaciones muestran que la mayoría de los niños/las niñas con alergia a la leche de vaca la superarán para los 6 años y muchos/muchas bebés con síntomas más leves de alergia a las proteínas de la leche (que pueden aparecer como sangre indolora en las heces) pueden reintroducir la leche de vaca a su dieta de forma exitosa tan pronto como el primer cumpleaños, con la orientación de sus médicos.
Si tu bebé tiene APLV, también se debe evitar la leche de otros animales, así como la leche de soja y productos derivados, ya que los/las bebés con APLV también pueden ser sensibles a ellos. La buena noticia es que hay varios sustitutos de leche disponibles, como la leche materna/humana (de alguien que evite los lácteos y la soja en su dieta) o fórmula apropiada para bebés con APLV, según lo recomendado por tu médico, o leche fortificada de proteína de arveja o guisantes verdes, o avena fortificada para niños pequeños. Ten en cuenta que, en comparación con la leche de vaca, la leche fortificada de proteína de guisantes es generalmente más baja en calorías y la leche de avena es generalmente más baja en proteínas y se pueden incluir como parte de una dieta generalmente equilibrada. Asegúrate de comunicarte con tu proveedor de atención médica pediátrica, como dietista/nutricionista, para ayudar a identificar el mejor sustituto para las necesidades individuales de tu hijo.
Nota: La fórmula o la leche deslactosadas no son apropiadas para un niño con APLV. En la APLV, las proteínas naturales de la leche desencadenan la reacción alérgica. La leche deslactosada aún contiene estas proteínas naturales, pero no tiene un azúcar natural llamado lactosa. La leche deslactosada es apropiada para personas intolerantes a la lactosa, pero ten en cuenta que la intolerancia a la lactosa es poco común en bebés y niños o niñas pequeños y, por lo general, no es un problema en este grupo de edad.
Depende de la edad:
0 a 12 meses: Leche materna. Los estudios demuestran que la leche materna es la leche más tolerada por los bebés.
Si crees que tu bebé es sensible a las fórmulas infantiles con productos lácteos, comunícate con tu pediatra para que te oriente. Se cree que la alergia a la proteína de la leche de vaca ocurre en el 2-3% de los/las bebés en los EE. UU. Y aproximadamente en el 0.5% de los bebés amamantados. Si tu bebé se alimenta con fórmula y tiene dificultades digestivas, es posible que deban probar fórmulas hipoalergénicas o hechas en base a aminoácidos. Para los/las bebés amamantados, es posible que la madre deba seguir una dieta sin lácteos (pero consulta a tu pediatra antes de autodiagnosticarse) y asegúrate de que también estés recibiendo una nutrición adecuada durante este tiempo. Como siempre, asegúrate de consultar a un pediatra o gastroenterólogo pediatra y/o dietista o nutricionista pediatra para seleccionar una alternativa, ya que algunas de estas opciones aún pueden representar un riesgo de reacción alérgica.
12+ meses de edad: si tu bebé tiene una verdadera alergia a la proteína de la leche de vaca, es posible que también deba evitar las leches de otros mamíferos (como las leches de búfalo, cabra y oveja), además de la leche de soja y arroz sin modificar, ya que estas leches también tienen el riesgo de desencadenar una reacción alérgica y pueden no ser nutricionalmente adecuadas. Sin embargo, si tu hijo es sensible a la leche de vaca, pero no alérgico/alérgica, podrías probar la leche de un mamífero alternativo u otras alternativas de leche de origen vegetal que se enumeran a continuación.
Cuando se trata de valor nutricional, no todas las leches vegetales son iguales. Además, las leches a base de plantas se consideran una bebida nutricionalmente incompleta para los/las bebés y pueden promover deficiencias de nutrientes si reemplazan alimentos más saludables para los/las bebés, como la leche materna o la fórmula. Es por eso que el consenso general sugiere esperar para servir leches de origen vegetal como bebida hasta después del primer cumpleaños de el/la bebé, aunque cocinar alimentos con leches de origen vegetal para tu bebé está perfectamente bien.
Cuando compres leches vegetales, lee las etiquetas. Es recomendable seleccionar marcas de leches vegetales que están fortificadas con calcio y vitamina D, sin azúcares añadidos, bajas en conservantes y que ofrezcan un contenido de proteínas y calorías similar al de la leche de vaca. A continuación, se muestran nuestras opciones preferidas de leches a base de plantas clasificadas de acuerdo con su similitud nutricional con la leche de vaca: Leche de
Soja (fortificada)
Leche de proteína de guisante verde (fortificada)
Leche de avena (fortificada)
La siguiente tabla muestra cómo las leches populares de origen vegetal se comparan con las leches de mamíferos, organizado por densidad nutricional en los nutrientes clave que necesitan los/las bebés, y los niños/niñas pequeños:
Por porción de 8 oz
La leche de soja fortificada o la leche de proteína de guisantes son las alternativas a la leche más nutritivas desde el punto de vista de los nutrientes que necesitan los niños/niñas pequeños. Si tu hijo es alérgico a la soja o las legumbres, la leche de avena es una buena alternativa. En detalle:
La soja, una leguminosa, fue una de las primeras plantas en reemplazar a los lácteos. En comparación con la leche de vaca, es más baja en carbohidratos, grasas y proteínas, y tiene cantidades insuficientes de calcio y B-12. Sin embargo, en comparación con otras bebidas de origen vegetal, la leche de soja es una de las mejores fuentes de todos estos nutrientes y es la única leche de origen vegetal con niveles de proteína similares a los de la leche de vaca. Por lo tanto, si tu hijo puede tolerar la leche de soja, esa es la opción más nutritiva. Ten en cuenta que la soja contiene altos niveles de isoflavonas (que pueden alterar las hormonas, aunque no han surgido datos estadísticamente significativos) y aún presenta riesgo de reacción alérgica. Por estas razones, la soja puede no ser ideal como la única bebida de origen vegetal que se ofrece como alternativa a la leche.
La leche de proteína de guisantes verdes, otra legumbre (que a menudo se vende bajo la marca Ripple), ofrece menos carbohidratos y grasas que la leche de vaca, pero es una gran fuente de proteínas. También ofrece niveles más altos de calcio, hierro y vitamina D que la leche de vaca y está fortificada con vitamina B12.
La avena, un pseudo grano, es baja en grasas y proteínas beneficiosas, pero tiene un mejor perfil de aminoácidos que otras bebidas de origen vegetal. Si bien la fibra de la avena puede beneficiar al intestino, es naturalmente baja en calcio (aunque a menudo está fortificada con calcio, vitamina D y vitamina B12) y también contiene ácido fítico, que puede inhibir la absorción de nutrientes.
Además, cada una de estas bebidas a base de plantas tiene ventajas y desventajas. Si vas a usar una alternativa a la leche, opta por una que esté fortificada con vitaminas y minerales clave (asegúrate de leer las etiquetas, ya que no todas están fortificadas). Algunas leches tienen un índice glicémico alto y vienen en presentaciones que también incluyen azúcares añadidos, conservantes, aglutinantes y otros ingredientes que pueden no ser beneficiosos para la salud cuando se ofrecen con frecuencia y en grandes cantidades.Por último, la mayoría de los cereales, frutos secos y legumbres que se cultivan en la agricultura convencional están modificados genéticamente y/o se cultivan con productos químicos. Por lo tanto, considera las alternativas a la leche como una bebida para ofrecer “de vez en cuando” y/o considera rotar los tipos de leche alternativa que ofreces.
En la mayoría de los casos, no se recomiendan las alternativas a la leche para reemplazar la leche de vaca (excepto por razones de salud). Una dieta bien balanceada que consista en alimentos integrales de plantas y animales puede ofrecer una ingesta ideal de nutrientes sin necesidad de la leche de vaca o alternativas a la leche fortificada. Como siempre, trabaja con tu pediatra, alergólogo y/o dietista o nutricionista pediátrico al seleccionar la alternativa de leche de vaca que sea mejor para tu hijo.
Desafortunadamente, la leche de almendras carece de las proteínas, grasas y calorías que nos gusta ver en las leches de origen vegetal para niños y niñas pequeños. Las opciones más nutritivas serían la leche de soya, de guisantes verdes o de avena fortificada, todas las cuales tienen mayores cantidades de calorías, grasas y proteínas.
En general, la leche es una gran fuente de proteínas, grasas, carbohidratos, zinc, vitamina B12 y, especialmente, calcio y vitamina D (si la leche está fortificada con vitamina D). La buena noticia es que puedes encontrar muchos de estos nutrientes esenciales en una amplia variedad de alimentos. Vamos a concentrarnos en los nutrientes clave que se encuentran en la leche, el calcio y la vitamina D. Para el calcio, puedes ofrecer a tu hijo otros alimentos ricos en calcio como yogur y queso, así como fuentes de calcio de origen vegetal como el sésamo, las almendras y el brócoli u otras verduras de color verde oscuro, y tofu u otros productos de soya elaborados con calcio. Cuando se trata de vitamina D, no hay muchos alimentos que sean naturalmente ricos en esta vitamina. Curiosamente, el yogur y el queso no suelen ser ricos en vitamina D. Hay un pequeño puñado de alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos, yemas de huevo, ciertos hongos expuestos a la luz solar/UV, hígado y alternativas de leche fortificadas con vitamina D. Una nota: la vitamina D se suplementa comúnmente, incluso para aquellos que no tienen restricciones dietéticas. Si tu proveedor de atención médica dice que tu hijo necesita un suplemento, no te preocupes, los niveles bajos de vitamina D son comunes en bebés, niños y adultos por igual. En pocas palabras: no te preocupes si tu hijo no está bebiendo leche; nutricionalmente, hay muchas otras alternativas para ofrecer.
Amelia, de 13 meses, rechaza la leche de vaca. Esto es muy común en los niños pequeños que reciben lactancia materna exclusiva.
No existe un límite definitivo en la ingesta de leche materna (como ocurre con la leche de vaca, por ejemplo). Sin embargo, es importante asegurarse de que la leche materna no interfiera con el consumo de los alimentos sólidos. Después del primer cumpleaños de tu bebé, la principal fuente de nutrición debe ser la comida sólida. Una buena regla general es limitar las sesiones de amamantamiento a 3 o 4 veces por cada 24 horas después del primer cumpleaños de tu bebé y asegurarse de no amamantar demasiado cerca de las comidas sólidas. Puede ser útil pensar en tratar la lactancia materna como si fuera un refrigerio o merienda.
Por ejemplo, asegúrate de ofrecer alimentos sólidos primero, y luego, si deseas completar con leche materna, espera al menos 20 minutos después de la comida sólida para que tu hijo no se salte la comida esperando por la leche materna. La lactancia materna es aproximadamente el equivalente a una comida o un refrigerio, por lo que, si estás amamantando a demanda y tu hijo no está comiendo bien en la mesa, es muy posible que se deba a que se está consumiendo demasiada leche materna.
Para obtener más información sobre este tema, consulta nuestro video sobre horarios de alimentación y destete.
!Para nada! La leche materna es un alimento muy especial porque es biológicamente activo, lo que significa que contiene componentes únicos que promueven el crecimiento, la inmunidad y la salud intestinal de tu bebé. Curiosamente, su composición de nutrientes también puede variar dependiendo de una variedad de factores, lo que significa que su contenido nutricional fluctúa.La leche materna, o fórmula infantil, es la fuente ideal de nutrición para un bebé y debe ser la única fuente de nutrición de el/la bebé durante los primeros 6 meses de vida. De los 6 a los 12 meses de edad, la leche materna o la fórmula deben seguir siendo la bebida principal de tu bebé.
La composición nutricional de la leche materna puede variar según algunos factores; algunas mamás pueden producir leche materna más grasa, mientras que otras pueden producir leche materna más liviana; no hay leche materna igual. Además, la dieta de la madre también puede afectar los nutrientes y componentes que se encuentran en la leche materna, pero se necesita más investigación en esta área. En general, la leche materna puede ser más baja en proteínas y otros nutrientes, pero más alta en grasas (para proporcionar muchas calorías para promover el crecimiento de el/la bebé), en comparación con las leches de origen animal y vegetal. Dicho esto, se cree que los nutrientes de la leche materna están más disponibles para la absorción que otras leches. En resumen, ninguna otra leche, además de la fórmula infantil, puede reemplazar la leche materna para un/una bebé.
Lo más importante de tener en cuenta al almacenar la leche materna es evitar la contaminación por parte de otros alimentos. Todos los recipientes para la recolección y almacenamiento de la leche materna deben mantenerse limpios y esterilizados.
Es aceptable almacenar la leche materna hasta por 4 días en el refrigerador (preferiblemente en la parte trasera del refrigerador para evitar el calentamiento intermitente que puede pasar al abrir y cerrar la puerta). Si vas a congelar la leche materna, intenta congelar la leche materna fresca o refrigerada dentro de una ventana de 24 horas, ya que las enzimas beneficiosas comienzan a cambiar aproximadamente a las 25 horas. Esto no tiene por qué ser un factor determinante en la rapidez con la que se congela la leche refrigerada, pero vale la pena considerarlo.
Si no se usa dentro de 72 horas, la leche materna fresca debe transferirse al congelador en un recipiente limpio, apto para congelador y fechada. Si bien es aceptable almacenar la leche materna en el congelador con un refrigerador adjunto (0 ° F o −18 ° C) hasta por 6 meses y en un supercongelador (−4 ° F o −20 ° C) hasta 9-12 meses, cuanto antes la uses, mejor. Mientras que la leche materna congelada de forma segura durante un mes mientras conserva la mayoría de los nutrientes por alrededor de un mes, luego de 3 meses en el congelador, hay una disminución notable en las concentraciones de grasas, calorías y otros macronutrientes.
Para descongelar, planifica con anticipación y descongela durante la noche en el refrigerador, nunca en la encimera. Debido a que calentar a temperaturas excesivas puede alterar en gran medida la calidad de los nutrientes, abstente de descongelar la leche materna en el microondas o en la estufa. Una vez que la leche materna esté completamente descongelada, tienes 24 horas para usarla. Y recuerda: ¡la leche materna no tiene que calentarse en absoluto! Muchos/muchas bebés beberán felizmente leche materna a temperatura ambiente, o incluso fría.
Sí, aunque el calor sí altera la estructura de la leche materna. Algunos estudios han sugerido que cuando la leche materna se calienta a solo 100,4 ° F (38 ° C), un poco por encima de la temperatura corporal, sus proteínas comienzan a descomponerse. Esto significa que incluso cuando calentamos la leche materna almacenada, esta puede perder importantes componentes inmunológicamente "activos" y digestivos que benefician a los/las bebés.
Si bien pierde algunos nutrientes en el proceso de calentamiento, la leche materna cocinada aún ofrece valor nutricional, así que si deseas cocinar con leche materna, hazlo. Solo considera que sería mejor añadir un poco de leche materna fresca mezclada con los alimentos después de que se hayan cocinado.
Nota: Si tienes la intención de congelar los alimentos cocinados con leche materna, recuerda usar sólo leche materna fresca, ya que no es seguro volver a congelar la leche materna.
El rechazo a la leche materna por enfermedad puede durar desde unos días hasta una semana, a veces más dependiendo de la razón. Por lo general, es una parte normal del desarrollo infantil, pero también puede ser causado por dolor, dentición e infección de oído. Independientemente de la razón, ¡es estresante! Es importante tener en cuenta que el/la bebé no te está rechazando a ti ni a la leche, sino que simplemente está manejando una experiencia diferente. El suministro de leche está bastante regulado y unos días de interrupción no afectarán drásticamente su suministro de leche. Además, los bebés que amamantan eficientemente a menudo pasan menos tiempo extrayendo suficiente leche del pecho y esperan una reducción en el número de sesiones de amamantamiento a medida que el bebé envejece y aumenta la ingesta de alimentos sólidos. Aquí hay algunas formas de alentar a el/la bebé a que vuelva al pecho para continuar con su viaje de lactancia:
Si el/la bebé está distraído: en un ambiente menos estimulante (como una habitación oscura y silenciosa), amamanta mientras el bebé está somnoliento o en el portabebés, prueba el acostado de costado y/o aumentar la cantidad de oportunidades de amamantamiento por la tarde/noche.
Si el/la bebé está congestionado o sospechas que tiene una infección de oído/resfriado: amamanta en posición vertical para ayudar con el drenaje nasal y usa compresiones según sea necesario para aumentar el flujo de leche.
Aumenta el contacto piel con piel o el porteo del bebé. Esto es particularmente útil si sospechas que el rechazo a la lactancia está relacionado con dolor.
Si le salen los dientes: intenta frotar las encías con leche materna/humana fría y usa mordedores que lleguen hasta los molares. El aumento de contacto piel a piel también ayudará con esto.
El rechazo de la lactancia también puede ocurrir durante el embarazo o la menstruación ovulación. En cada uno de estos casos, la leche puede adquirir un sabor diferente y el suministro disminuye de forma natural.
Si. De manera similar a la leche materna, es importante: evitar la contaminación por medio de otros alimentos, mantener las superficies limpias, usar recipientes estériles, mantener el refrigerador a menos de 41 ° F o 5 ° C y, preferiblemente, colocar la fórmula en la parte posterior del refrigerador. para evitar el calentamiento intermitente con las puertas abiertas. Si la fórmula se prepara a partir de polvo para su uso posterior, debe cubrirse y almacenarse en el refrigerador inmediatamente y se recomienda su uso dentro de las 24 horas para evitar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos. Si usa una fórmula lista para tomar, una vez abierta, se puede almacenar tapada en el refrigerador hasta por 48 horas. La fórmula que sobra de la alimentación de su bebé no debe guardarse en el refrigerador y debe desecharse, ya que la saliva de su bebé puede contribuir al crecimiento de bacterias.
Sí, aunque de manera similar a la leche materna, la fórmula para calentar también puede degradar ciertos nutrientes y disminuir la biodisponibilidad (la usabilidad) de ciertas vitaminas y minerales.
Esto se puede evitar añadiendo fórmula preparada o en polvo a los alimentos después de cocinarlos. Se puede esparcir hasta 1 cucharadita de fórmula infantil en polvo sobre 4 onzas de alimentos blandos o con textura en puré. La fórmula preparada se puede usar para diluir ciertos alimentos de consistencia más espesa y mezclar con otros alimentos. Dicho esto, reconocemos que alimentar a su bebé a veces puede resultar abrumador y queremos asegurarle que está completamente bien cocinar con fórmula infantil preparada, ya que aún proporciona calorías, grasas, proteínas y otros nutrientes vitales para ayudar a que tu bebé pueda prosperar.
En pequeñas cantidades, se puede introducir agua después de los 6 meses de edad. Cuando los bebés consumen agua, corren el riesgo de un consumo inadecuado de calorías, proteínas y nutrientes esenciales. Sin embargo, según la Academia Estadounidense de Pediatría, a partir de los 6 meses de edad, y siempre y cuando el bebé esté creciendo y aumentando de peso adecuadamente, se pueden ofrecer pequeñas cantidades de agua, aunque generalmente no es necesario.
Si bien la Academia Estadounidense de Pediatría sugiere que puede ofrecer hasta 8 onzas de agua por día a partir de los 6 meses de edad, creemos firmemente que el agua debe limitarse a menos de 2 a 4 onzas por día para que no desplace valiosos nutrición a partir de la leche materna o la fórmula. Si te preocupa el estado de hidratación de tu bebé, puedes monitorear la cantidad de pañales mojados y los niveles de energía y comunicarte con su pediatra.
En resumen: no. Las fórmulas para niños pequeños y las "fórmulas de transición" en su mayor parte no son necesarias para su hijo. Además, estas fórmulas para niños pequeños no enfrentan el mismo nivel de escrutinio regulatorio que las fórmulas para bebés. Puede continuar proporcionando leche materna hasta bien entrada la niñez y ofrecer leche de vaca a los 12 meses de edad mientras se concentra en proporcionar una dieta nutritiva y diversa. Las bebidas suplementarias especiales, como Pediasure, no suelen ser necesarias para la mayoría de los niños pequeños a menos que exista una necesidad médica. De cualquier manera, ambas opciones tienden a tener azúcares añadidos y conservantes, que es mejor evitarlos siempre que sea posible. Como siempre, asegúrese de hablar con su proveedor de atención médica pediátrica para obtener más orientación e información al respecto.
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