Coles de Bruselas

Las coles de Bruselas, cuando se cocinan hasta que estén suaves, se pueden introducir tan pronto como el/la bebé esté listo(a) para comer sólidos, que generalmente es alrededor de los 6 meses de edad.

Las coles de Bruselas son brassicas—una familia de plantas diversas derivadas de las coles silvestres en la región mediterránea. Entonces, ¿de dónde proviene su nombre? La migración y el comercio antiguo resultaron en variedades de repollo que prosperaron en climas más fríos, como las tierras de cultivo cercanas a Bruselas, donde los "spruitjes" se han cultivado ampliamente desde el siglo XIII. Con el comercio a través del Mar del Norte, los pequeños brotes tomaron el nombre de la capital belga donde crecieron. Las coles de Bruselas pueden tener un sabor amargo, aunque la innovación agrícola reciente ha llevado a nuevas variedades que han reducido esos sabores más fuertes. Estas ofrecen un sabor más dulce con un aire a nuez que atrae a muchas papilas gustativas—tal vez por eso este vegetal una vez difamado se ha convertido en un ingrediente favorito para muchos(as).

Sí Las coles de Bruselas están llenas de fibra, ácido fólico, vitaminas B, potasio y vitamina K. Las coles de Bruselas también proporcionan algo de vitamina E, colina, hierro y zinc. Eso no es todo—proporcionan casi todos los demás nutrientes que los(as) bebés necesitan para un desarrollo óptimo, incluídos calcio, vitamina A y carotenoides (betacaroteno, luteína y zeaxantina), vitamina C y magnesio. Además, estas "mini coles" están repletas de fitonutrientes que ayudan a proteger las células humanas, apoyan el sistema inmunológico y la lucha contra el cáncer. Por último, también contienen una pizca de ácidos grasos omega-3 de ácido alfa-linolénico (ALA), que promueven el desarrollo saludable del cerebro.

★Consejo: Minimiza la exposición a los pesticidas lavando bien las coles de Bruselas antes de cocinarlas. El uso de pesticidas en vegetales crucíferos es común, y las coles de Bruselas no son la excepción.

Sí, los brotes muy pequeños son un riesgo de ahogamiento debido a su forma redonda y textura firme. Para minimizar el riesgo, cocina las coles de Bruselas hasta que estén blandas y córtalas en cuartos de manera que ya no queden redondas. Ten en cuenta que las hojas individuales pueden adherirse a la lengua o al paladar del/a bebé y provocar arcadas inofensivas. Como siempre, asegúrate de crear un entorno de alimentación seguro y mantenerte cerca del/a bebé durante las comidas. Para obtener más información sobre ahogamiento, visita nuestra sección sobre arcadas y ahogamiento y familiarízate con la lista de peligros comunes de ahogamiento.

No. Las alergias a las coles de Bruselas son raras, pero posibles. Las personas alérgicas o sensibles a otros miembros de la familia de las crucíferas, como las hojas de mostaza y la coliflor, también pueden ser sensibles a las coles de Bruselas. Las personas alérgicas a la artemisa pueden ser alérgicas a las coles de Bruselas o experimentar el Síndrome de Alergia Oral (también conocido como síndrome de alergia al polen-alimento). El Síndrome de alergia Oral generalmente produce picazón, hormigueo o ardor en la boca por un corto tiempo y es poco probable que provoque una reacción peligrosa.

Como lo harías al introducir cualquier alimento nuevo, comienza ofreciendo una pequeña cantidad durante las primeras porciones. Si no hay alguna reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad durante las próximas comidas.

Usa coles de Bruselas en ensaladas y salteados. Cuando se rallan (cocidas o crudas), las coles de Bruselas van bien en platillos de huevo, arroz frito, fideos y pasta, sopas, guisos, tacos y casi cualquier receta que lleve col rallada. Si encuentras que las coles de Bruselas tienen un sabor demasiado amargo, usa grasas abundantes como mantequilla, aceite de oliva o aceite de maní al prepararlas. También puedes equilibrar el sabor amargo sirviendo coles de Bruselas con alimentos ricos en grasas, como aguacate, queso o nueces. La forma de cocinar las coles de Bruselas también hace una diferencia. Asarlas a fuego alto (freír, asar a la parrilla, hornear, o saltear) suaviza el sabor al realzar los sabores dulces y con un toque a nuez de los brotes. Cómo alternativa, cocinar las coles de Bruselas en agua (hirviendo, al vapor) filtra el amargor de las verduras, lo que da como resultado un sabor más suave.