Desde alimentos y jugos para bebés hasta condimentos como el ketchup, el azúcar parece estar en casi todo. Es natural preocuparse de que los alimentos dulces alteren para siempre las preferencias gustativas del/la bebé. Así que vamos a sumergirnos en la historia pegajosa y confusa detrás de los dulces y las azúcares, y el impacto que tienen en las preferencias gustativas de los niños/niñas.
Nota: Cualquier comida es mejor que nada. Si estás pasando por dificultades financieras, falta de acceso a alimentos no procesados, o estás pasando por segregación alimenticia, cualquier alimento azucarado es mejor que la falta de alimentos. Haz todo lo posible por tu familia dentro de las limitaciones de tu realidad y no mires atrás.
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En general, se recomienda retrasar la introducción de azúcares añadidos hasta después de los 2 años de edad. Retrasar la introducción de azúcares añadidos podría ayudar a proporcionar la dieta más nutritiva y variada posible durante los primeros dos años del/la bebé, y así establecer hábitos de salud más positivos para el futuro. Si bien, los/las bebés pueden consumir azúcar después de su primer cumpleaños, puede ser beneficioso esperar hasta cerca del segundo cumpleaños para introducir el azúcar y los edulcorantes (incluyendo el agave, jarabe de dátil, y jarabe de maple). En exceso, los edulcorantes como la miel pueden reducir la diversidad de alimentos que el/la bebé está interesado/interesada en comer e incluso aumentar el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y afectar negativamente la salud cardiovascular.
Los humanos, en particular, los/las bebés, están innatamente programados para preferir los sabores dulces, salados y umami (un sabor fuerte y salado que se encuentra en alimentos como el queso, el pescado o los hongos); aprendemos a gustar de lo ácido, agrio y demás perfiles de sabor a través de la exposición. Es muy normal que los niños/niñas tengan una preferencia por los dulces incorporada. Dicho esto, cada vez más investigaciones están descubriendo que los/las bebés que son amamantados/amamantadas tienen una afinidad más fuerte a los sabores que consume la mamá (específicamente el ajo, anís/alcaravea, zanahoria, eucalipto y menta).
Cuando se trata de investigación científica, esto es difícil de responder. La preferencia por lo dulce es un mecanismo natural, incorporado, con un propósito evolucionario funcional: proporcionar a nuestros cuerpos con energía rápida y fácil de digerir para uso inmediato. Además, la leche materna es naturalmente dulce, y se ha postulado que esta preferencia es una estrategia de supervivencia, para que los/las bebés se sientan atraídos a tomar la leche materna.
Si bien, no está claro si existe una correlación entre la exposición y la preferencia por las cosas dulces, las investigaciones científicas han encontrado que los niños/niñas prefieren bebidas dulces al nivel de dulzura al que fueron expuestos/expuestas. Esto significa que los niños/niñas prefirieron la dulzura a un nivel con el que estaban familiarizados/familiarizadas, y más exposición a un cierto nivel de dulzura puede conducir a una preferencia por esa cantidad de dulzura.
¡Tan pronto como sea posible! La percepción del sabor empieza en el útero, durante el embarazo. De hecho, un estudio sugirió que cuando las madres embarazadas bebían jugo de zanahoria durante el embarazo, sus bebés tendían a comer más cereal cocinado con jugo de zanahoria, en comparación con el grupo de control que no bebía jugo de zanahoria. Los/las bebés también están expuestos/expuestas a sabores a través del líquido amniótico, así como al líquido secretado por las glándulas Montgomery que lubrican los pezones. Si bien se necesita más investigación científica, esto demuestra que la dieta y el cuidado personal de la madre durante el embarazo pueden tener un impacto positivo en el/la bebé.
Es más: los/las bebés pueden saborear diferentes compuestos de sabor en la leche materna. Aunque comúnmente se considera un alimento estático, la leche materna es bastante dinámica y variable en su contenido nutricional y su sabor. Los resultados de investigaciones científicas sugieren que la leche materna puede tener sabores de varios alimentos, tales como el ajo y otros sabores naturales.
En conclusión: cuídate a ti misma (¡o a tu pareja!) durante el embarazo y el posparto comiendo alimentos saludables, diversos, y nutritivos para sentar las bases de las preferencias gustativas del/la bebé.
A los/las bebés y a los niños/niñas les encantan los sabores dulces, así que enfócate en exponerlos al amargor menos apreciado de las verduras y a la acidez de las frutas.
¿Cuál es la forma más efectiva de ayudar a los niños/niñas a explorar y apreciar diferentes sabores? Crea muchas oportunidades (¡y ten en cuenta que muchas fallarán!) y modela conductas alimentarias saludables. Como padre o madre, tus hábitos y actitudes con respecto a la comida, impactan los hábitos y actitudes de tu hijo o hija. ¡Es más probable que los niños/niñas coman los alimentos que comen sus cuidadores durante una comida familiar!
Comer dulces ocasionalmente está perfectamente bien. Son un símbolo de celebración y muy placenteros y deliciosos. Pero el equilibrio es clave: evita restringir los dulces, lo cual puede llevar a obsesiones por los dulces, y evita ofrecer demasiados dulces, donde estos desplazan a otros alimentos y sabores más nutritivos.
En el pasado, cuando los humanos trabajaban mucho más duro para obtener sus alimentos, los alimentos dulces eran escasos y raros. Hoy en día, los alimentos dulces han saturado el entorno alimentario, desde las barras de caramelo en la línea de pago, el ketchup con azúcar, y más. En general nosotros, niños/niñas y adultos, estamos consumiendo de 3 a 6 veces más azúcar añadida de lo recomendado.
Los alimentos con alto contenido de azúcar tienden a tener pocos nutrientes, reemplazan a otros alimentos más nutritivos y diversos, y pueden ser perjudiciales para nuestros dientes y nuestro cuerpo. El consumo excesivo de alimentos endulzados está asociado con la obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas y caries dentales. También puede resultar en una preferencia mayor por los dulces y un consumo reducido de otros alimentos y sabores.
No, de ninguna manera deberías preocuparte por la dulzura de la leche materna.
La leche materna es dulce, pero no tanto como el jugo de frutas, los refrescos o una galleta. La fórmula tiende a ser menos dulce que la leche materna, pero puede variar según la marca y el tipo. La dulzura de la leche materna y la fórmula tiene un propósito: proporcionar al bebé en crecimiento con una fuente de carbohidratos y azúcares fácilmente digeribles y necesarios para impulsar su rápido crecimiento y desarrollo. Cuando llegue el momento de que el/la bebé haga la transición a la leche de vaca, puedes estar tranquilo de que los azúcares naturales de la leche de vaca no son preocupantes cuando se trata de preferencias dulces.
Existen algunas diferencias significativas entre frutas frescas, frutas secas y jugos de frutas. La fruta fresca tiene altos contenidos de nutrientes y contiene agua y fibra abundante. No te preocupes por los azúcares naturales de la fruta fresca y deja que tu bebé o niño/niña coma tanto como quiera.
La fruta seca tiene menos nutrientes (esto es debido al proceso de preparación) y puede tener azúcares añadidos y conservantes, aunque no se han hecho muchas investigaciones que demuestren que el consumo de fruta fresca o seca conduce a una preferencia por los dulces.
Independientemente, las frutas secas tienden a ser más dulces y tener una densidad mayor de azúcares naturales que las frutas frescas. ¡Piensa en la diferencia entre una uva y una pasa! Si puedes, espera a servir frutas secas hasta los 2 años y asegúrate de utilizar nuestra base de datos gratuita First Foods® para aprender cómo disminuir el riesgo de asfixia y ahogamiento de alimentos como las pasas.
El jugo, incluyendo el jugo de fruta fresca, generalmente no tiene fibra, pero contiene varios nutrientes. Sin embargo, es muy fácil consumir mucho y tomar demasiada azúcar a la vez porque está en forma líquida. Además, beber jugo a menudo puede desplazar a otros alimentos y bebidas más nutritivas. Debido a que el jugo es tan apetecible, ofrecerlo muy seguido puede fomentar la preferencia por el jugo y desalentar el consumo de agua. Adicionalmente, la investigación científica sugiere que tener una preferencia por alimentos/bebidas ácidas puede estar asociado con un mayor consumo de frutas. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda limitar todos los jugos de frutas a menos de 4 onzas al día para los niños entre 1 y 3 años de edad.
Cuando se trata de la situación del azúcar y la fibra, considera esto: 1 taza de jugo de naranja contiene alrededor de 3-4 naranjas, ¡pero sería raro que alguien se comiera tantas naranjas de una sola vez! Dado que también carece de fibra, los azúcares de la fruta son rápidamente digeridos y absorbidos por el cuerpo, lo cual produce un efecto de yo-yo en el azúcar de la sangre. ¿Alguna vez tomaste jugo con el estómago vacío y te sentiste pesado y sin energía más tarde? Eso es lo que pasa cuando el azúcar de tu sangre sube y baja. Los batidos son un poco mejores que los jugos de frutas ya que todavía contienen algo de fibra, pero debido a que la fruta está licuada y en forma líquida, es igualmente fácil consumir demasiada azúcar a la vez.
Es nuestra firme opinión que es mejor esperar para servir jugo hasta los dos años de edad e incluso entonces, limitar la cantidad ofrecida para minimizar el consumo de azúcar (incluyendo azúcar natural) en la dieta del/la bebé, niño o niña. Nunca debes darle un jugo de ningún tipo a bebés menores de 12 meses de edad, a menos que lo indique un proveedor de atención médica en circunstancias muy específicas.
En pocas palabras, la fruta de cualquier tipo es mejor que nada, pero intenta esperar hasta los 2 años para ofrecer fruta seca y jugo de fruta. Y siempre que sea posible, trata de limitar los jugos de frutas y trata el batido ocasional como parte de una comida o merienda.
La miel es un alimento de alto riesgo para cualquier bebé menor de 12 meses debido al riesgo de botulismo. Después de los 12 meses de edad, la miel está permitida para los/las bebés. Sin embargo, dado que la miel es naturalmente alta en azúcar y no proporciona ningún nutriente esencial para el desarrollo y crecimiento del/la bebé, considera esperar hasta los 2 años de edad antes de introducirla a su dieta(¡más acerca de esto a continuación!). Para obtener más detalles sobre la miel de abeja, consulta la página de miel en nuestra base de datos de alimentos gratuita.
En general, es muy limitada la información acerca de los sustitutos del azúcar para los niños/niñas, especialmente los/las bebés y niños/niñas más pequeños. Algunas investigaciones científicas sugieren que el uso de endulzantes alternativos puede afectar negativamente la recepción gustativa, el azúcar en la sangre y el microbioma intestinal de los/las bebés y niños/niñas. Por esta razón, evita los sustitutos del azúcar siempre que sea posible.
Hay muchas fuentes de azúcares añadidos en la dieta. Las más comunes incluyen las tortas, waffles, galletas, muffins, dulces, chocolates, miel, jarabes, bebidas endulzadas, mermeladas, pastas para untar, y jaleas. Los azúcares añadidos también se agregan a alimentos que no son muy dulces, como las salsas, aderezos de ensalada, galletas saladas, pan, mezclas de condimentos y especias, y salsa para espaguetis.
En los E.E.U.U., las cantidades de azúcares añadidos se especifican en la etiqueta de los alimentos bajo “azúcares añadidos”. Además, si algún tipo de azúcar agregado (ver más abajo) está al comienzo de la lista de ingredientes, debes saber que ese alimento probablemente contiene cantidades considerablemente altas de azúcar.
**Los ingredientes comunes de azúcar añadido incluyen:**
Jarabe de maíz
Jarabe de maíz con alta fructosa
Jarabe de arroz integral
Miel
Miel de maple
Néctar de dátil
Néctar de agave
Néctar de coco
Jarabe sencillo
Melaza
Jarabe de glucosa
Sirope de malta cebada
Azúcar de remolacha
Azúcar morena
Cristales de jugo de caña
Azúcar de caña
Caramelo
Sirope de algarroba
Azúcar de coco
Azúcar de dátil
Azúcar demerara
Dextrosa
Fructosa
Glucosa
Sólidos de glucosa
Miel de caña
Concentrado de jugo de frutas
Maltosa
Azúcar en polvo
Sirope de arroz
Azúcar sin refinar
Sirope de sorgo
Sucanat
Sacarosa
Azúcar Turbinado
Como siempre, el objetivo principal es tener una relación sana y agradable con la comida. Restringir demasiado los dulces crea una sensación de escasez y puede llevar a una obsesión con el alimento. En contraste, tratar a los alimentos azucarados con normalidad y darte el gusto de vez en cuando puede ayudar a que los alimentos se sientan menos como una fruta prohibida o una recompensa por un comportamiento específico (todos ponemos las recompensas en un pedestal, ¿no?). El objetivo es lograr un equilibrio saludable. Restringir demasiado el azúcar y los dulces puede hacer que los niños/niñas se preocupen más por esos alimentos que originalmente y eso puede resultar en un mayor consumo, aún cuando no tienen hambre.
Cada familia es diferente, así que encuentra la estructura alimenticia que mejor se adapte a tus necesidades. Como mencionamos anteriormente, trata de evitar ofrecer alimentos azucarados y dulces hasta al menos los 2 años de edad, pero si puedes esperar más, como hasta los 4 años, eso también puede funcionar bien. Tener hermanos o hermanas mayores puede exponer a tu hijo o hija menor a los dulces más temprano, y eso también está bien, siempre y cuando tengas una estructura alrededor de las comidas y los dulces.
Así es como puedes tener una estructura alrededor de los alimentos dulces:
Trata de ofrecer dulces y postres solo en la mesa, a la hora programada de comidas o meriendas.
Trata los postres y dulces como cualquier otro tipo de comida. Evita convertirlo en gran cosa.
Evita ofrecer postre como una ocasión especial o como recompensa. Siguiendo la misma lógica, evita usar el postre como parte de cualquier castigo. Evita decir: “Si te comes tu “x”, entonces puedes comer postre”.
Nunca le pidas a tu hijo o hija que se termine su comida para poder comer postre.
Si tu hijo o hija tiene 3 años (o más) y ya está preocupado por los dulces, considera ofrecer una pequeña porción del postre con el resto de la comida para neutralizar su actitud hacia los dulces. Nota: Solo recomendamos que hagas esto si tu hijo/hija ya está preocupado por los dulces.
Después del 4to cumpleaños de tu hijo/hija, proporciona acceso ocasional ilimitado a los dulces de vez en cuando, como durante los días festivos y celebraciones. Permíteles la oportunidad de autorregularse, comer hasta que estén satisfechos y aprender que los dulces no son escasos. Puede ser que coman en exceso, y ¡está bien! Esta experiencia les ayudará a aprender a evitar hacer eso la próxima vez y les preparará para una relación más saludable con la comida en el futuro. Si tu hijo/hija come en exceso en una de estas experiencias ilimitadas, puedes iniciar una conversación sobre cómo el azúcar puede “saturar” nuestros cuerpos y hacernos sentir mal y luego hablar sobre cómo comer una amplia variedad de alimentos que nos hacen sentir bien.
Recuerda que tú, como padre o madre o cuidador, decides con qué frecuencia deseas comprar postres y dulces. ¡Tu hijo o hija no puede comer cosas que no tienes en casa! Todas las familias son diferentes y algunas se sienten cómodas comiendo postres con regularidad mientras que otras lo prefieren con menos frecuencia.
Por último, ten en cuenta que tu hijo/hija apreciará naturalmente el sabor dulce; los humanos estamos programados de esta manera. El objetivo es tener una relación sana y libre de culpa con la comida mientras se lleva una dieta nutritiva y balanceada.
Reviewed by:
Corina Aycinena, MS, RD
Venus Kalami, MNSP, RD
Natalia Stasenko, MS, RD
Alexia Derma, MS, CCC-SLP/L
Kimberly Grenawitzke, OTD, OTR/L, SCFES, IBCLC, CNT
R. Ruiz, MD, FAAP Board-Certified General Pediatrician and Pediatric Gastroenterologist
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