Sugerencia de edades
6 meses
Alto contenido de hierro
No
Alérgeno común
Sí
El queso suizo, se puede comenzar a ofrecer tan pronto como el/a bebé esté listo(a) para comer sólidos, lo cual es generalmente alrededor de los 6 meses de edad. Opta por queso suizo pasteurizado para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
En los Estados Unidos, el “queso suizo” se conoce como todo el queso con hoyos, pero en Suiza, este queso se refiere al queso que viene de la región de los Alpes de la que proviene, Emmental. El queso suizo y el queso emmental son firmes y tienden a contener menos sodio que otros quesos, característica que deriva de la necesidad ya que el queso emmental era producido tradicionalmente en los Alpes, región que tiene un suministro limitado de sal. Estas características crean condiciones adecuadas para que bacterias buenas prosperen y produzcan dióxido de carbono, lo que crea los distintivos hoyos en el producto final. Los inmigrantes suizos trajeron sus técnicas a América del Norte y conforme la popularidad del queso alpino creció, adoptó el nombre de su nacionalidad en lugar del de la región del que provenía.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
Ofrecer queso suizo pasteurizado en tiras largas y delgadas reduce el peligro de ahogamiento a la vez que hace más fácil que el/a bebé se alimente de manera independiente. El queso suizo rallado se puede derretir y acompañar muchos alimentos, pero ten cuidado de usar solo un poco de queso derretido ya que los pedazos grandes de queso derretido pueden representar un peligro de ahogamiento, ya que son difíciles de masticar y manejar en la boca de los bebés. Evita servir cualquier tipo de queso en cubos o en pedazos grandes.
A esta edad, los bebés desarrollan su pinza fina (cuando el dedo índice y pulgar se juntan), lo que les permite recoger pedazos más pequeños de comida. Cuando veas signos de este desarrollo, puedes reducir el tamaño ya sea a queso suizo rallado o a pedazos del tamaño de un bocado, partidos de una rebanada delgada (sigue evitando cubos de queso). Ofrece queso por sí solo para que el/a bebé pueda probar su sabor o como parte de un platillo.
Continúa ofreciendo queso suizo rallado o pedazos del tamaño de un bocado, partidos de una rebanada delgada. De manera alternativa, puedes regresar al tamaño más grande y ofrecer tiras largas y delgadas para que el/la niño(a) pueda practicar trozar y morder. A esta edad, también puedes derretir queso sobre pan, tortilla, pasta, frijoles o vegetales. Solo asegúrate de que el queso no esté demasiado caliente y que no esté tan frio que se hayan vuelto duro o grumoso.
Sirve queso suizo en rebanadas delgadas o en pedazos del tamaño de un bocado o derretido sobre pan, tortilla, pasta, frijoles o vegetales.
A esta edad muchos niños pueden estar listos para comer cubos de queso suizo. Antes de ofrecer cubos, busca signos de habilidades maduras como dar mordidas pequeñas con los dientes, mover la comida de lado a lado adentro de su boca cuando mastican, masticar completamente antes de tragar y no llenarse la boca. Incluso cuando el/la niño(a) demuestre estas habilidades, recomendamos estar ahí para guiar al/a niño(a). Sirve el queso en cubos solo si ell/a niño(a) está sentado(a) de manera apropiada, interactuando con la comida y no está distraído. Demuestra como masticar un pedazo de queso, poniéndolo en tus dientes delanteros y mordiéndolo, mueve el queso de un lado al otro y mastica con la boca abierta. Una vez que hayas masticado el queso completamente, abre tu boca y enséñale como se deshizo. Di “lo moví a mis dientes grandes y fuertes para masticarlo porque se necesita masticar mucho”, después ofrécele un cubo de queso. Si no intentan masticarlo, espera algunas semanas para volver a intentar. Recuerda que estas habilidades requieren tiempo y es mejor ir al ritmo del/a niño(a).
Sí. Los quesos como el suizo son firmes y pueden volverse pegajosos y difíciles de manejar en la boca, que son características que aumentan el riesgo de ahogamiento. Para reducir el riesgo, prepara y sirve el queso suizo de forma apropiada según la edad, como se describe en la sección Cómo servir. Como siempre, asegúrate de crear un ambiente de alimentación seguro y de mantenerte cerca del/a bebé durante las comidas.
Conoce los signos del ahogamiento y familiarízate con el protocolo de primeros auxilios en caso de ahogamiento con nuestras guías gratuitas de rescate para bebés y niños pequeños.
Sí. El queso suizo suele elaborarse con leche de vaca, la leche de vaca se encuentra clasificada como un alérgeno común por la Organización Minimal de la Salud. La leche de vaca es un alérgeno alimentario común en los niños pequeños y representa aproximadamente una quinta parte de todas las alergias alimentarias infantiles. Ten en cuenta que los productos lácteos de otros rumiantes, como las ovejas, cabras y búfalos pueden provocar reacciones alérgicas similares a los productos lácteos de la leche de vaca. Dicho esto, hay buenas noticias: la alergia a la leche suele desaparecer con el tiempo. Los estudios científicos muestran que la mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca la superan a los 6 años. Además, muchos bebés con síntomas leves de alergia a la proteína de la leche (que a veces aparecen como sangre en las heces, pero sin presencia de dolor) pueden ser reintroducidos a la leche de vaca con éxito a partir del primer cumpleaños, siguiendo la dirección de los profesionales pediátricos apropiados. Nota: Los quesos añejos generalmente contienen histaminas, que pueden causar erupciones en los niños sensibles a ellos.
La leche es una causa común del síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (SEIPA), también conocido como FPIES (por sus siglas en inglés). El SEIPA es una alergia retardada a las proteínas alimentarias que provoca el inicio repentino de vómitos y diarrea repetitivos unas pocas horas después de la ingestión. A esto se le conoce como SEIPA agudo. La reacción puede provocar una deshidratación significativa si no se trata. Cuando la leche se incluye en la dieta con regularidad, el SEIPA puede presentarse como reflujo, pérdida de peso y retraso del crecimiento, a esto se le conoce como SEIPA crónico. Los síntomas generalmente mejoran con la eliminación de la leche de la dieta del/a bebé. Afortunadamente, al igual que otras formas de alergia a la leche, la SEIPA que se presenta temprano en la vida generalmente es superada cuando el/la niño/a ha alcanzado los 3-5 años de edad.
La intolerancia a la lactosa, que ocurre cuando el cuerpo tiene dificultades para procesar la lactosa, el azúcar que está presente naturalmente en la leche, a veces puede confundirse con una alergia, ya que puede provocar hinchazón, gases, diarrea, náuseas y otras molestias. Tenemos buenas noticias para aquellas personas con niños mayores que son intolerantes a la lactosa (ten en cuenta que esta condición es poco común en bebés y niños pequeños): en comparación con la leche y otros productos lácteos, las personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar mejor muchos quesos, particularmente los quesos añejos, que tienen menor contenido de lactosa. Asegúrate de comunicarte con un profesional pediátrico adecuado para cualquier pregunta sobre la intolerancia a la lactosa y ten en cuenta que existen muchos productos lácteos sin lactosa disponibles.
Si sospechas que tu bebé puede ser alérgico/a a los productos lácteos, consulta a un/a alergólogo/a antes de introducir el queso. Según los factores de riesgo y el historial de tu bebé, tu alergólogo(a) puede recomendar pruebas de alergia o, en su lugar, puede recomendar la introducción de la leche bajo supervisión médica en el consultorio. Si el riesgo es bajo, te puede recomendar que introduzcas la leche en el hogar. Al igual que con todos los alérgenos comunes, comienza por servir una pequeña cantidad por sí sola para las primeras porciones y, si no hay ninguna reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad durante las próximas comidas.
Sí. El queso suizo es rico en proteínas, grasas, calcio, selenio, zinc y vitaminas A y B12. En conjunto, estos nutrientes trabajan para proporcionar los elementos esenciales para el crecimiento, el desarrollo y el funcionamiento del cerebro. También ayudan a mantener la densidad ósea, la percepción del sabor, la visión, la energía y la inmunidad. Opta por queso suizo pasteurizado para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
No hay límite. Si quieres, puedes ofrecer queso pasteurizado todos los días, intenta no preocuparte por las cantidades exactas que consume el/la bebé. Durante cada comida, el/la bebe puede comer mucho queso o muy poco. Ambos escenarios están bien cuando el queso es parte de una dieta variada.
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