Sugerencia de edades
6 meses
Alto contenido de hierro
No
Alérgeno común
Sí
Se puede comenzar a ofrecer queso mozzarella tan pronto como un/a bebé esté listo/a para comenzar con sólidos, lo que generalmente sucede alrededor de los 6 meses de edad. Opta por queso mozzarella pasteurizado para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
El mozzarella proviene de Italia, donde se elabora desde hace mucho tiempo con leche de búfala de agua, incluido el queso Mozzarella di Bufala Campana, que está certificado por la Unión Europea con Denominación de Origen Protegida (DOP) para garantizar su autenticidad. Los más disponibles son los quesos mozzarella elaborados con leche de vaca o con mezclas de leche de búfala y de vaca. El queso mozzarella fresco, que viene envasado en agua o suero, tiene una vida útil corta, a diferencia del mozzarella con bajo contenido de humedad que comúnmente está disponible como queso previamente rallado, palitos de queso y bloques firmes envueltos en plástico.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
Ofrece una rebanada ancha y plana de queso mozzarella fresco pasteurizado (del tipo que se vende envasado en agua o suero) para que el/la bebé la sostenga y la muerda. El mozzarella fresco también se puede desmenuzar y derretir dentro o encima de los alimentos del/a bebé, sólo ten cuidado de espolvorear una cantidad moderada, ya que los pegotes o bolas de queso derretido presentan un mayor riesgo de ahogamiento.
Ofrece pedazos del tamaño de un bocado cortados de una rebanada plana y delgada para que el/la bebé practique recogerlos con su agarre de pinza en desarrollo (donde se unen el pulgar y el índice). También puedes servir tiras largas y delgadas o una rebanada plana entera para que el/la bebé practique dar mordidas. Si el/la bebé se mete demasiada comida en la boca, anímalo/a a dar mordidas, demostrándole como morder y masticar usando movimientos exagerados con la boca. También puedes ofrecer mozzarella rallado, por sí solo o espolvoreado en un platillo. Sólo ten cuidado de espolvorear una cantidad moderada, ya que los pegotes o bolas de queso derretido presentan un mayor riesgo de ahogamiento.
Ofrece pedazos del tamaño de un bocado cortados de una rebanada plana de mozarella pasteurizado o continúa ofreciendo rodajas grandes de mozzarella fresco o rallado. A esta edad, también puedes derretir una capa delgada de queso mozzarella encima de los alimentos, pero sigue evitando servir bolas o pegotes de queso derretido.
¿El/la bebé está comenzando solidos? Revisa nuestra guía: Plan de comidas para los primeros 100 días.
Sí. El queso mozzarella puede ser firme y elástico, cualidades que aumentan el riesgo de ahogamiento. Para reducir el riesgo, prepara y sirve el queso mozzarella de manera apropiada de acuerdo a la edad, como se describe en la sección Cómo servir. Como siempre, asegúrate de crear un ambiente de alimentación seguro y de mantenerte cerca del/a bebé durante las comidas.
Conoce los signos del ahogamiento y familiarízate con el protocolo de primeros auxilios en caso de ahogamiento con nuestras guías gratuitas de rescate para bebés y niños pequeños.
Sí. El queso mozzarella suele elaborarse con leche de vaca, que está clasificada como un alérgeno común por la Organización Mundial de la Salud. Es un alérgeno alimentario especialmente común en los niños pequeños y representa aproximadamente una quinta parte de todas las alergias alimentarias infantiles. Considera que algunos quesos mozzarella pueden elaborarse con leche de búfala de agua y los productos lácteos de otros rumiantes como la búfala, la cabra y la oveja pueden provocar reacciones alérgicas similares a los productos lácteos de leche de vaca. Sin embargo, hay buenas noticias: la alergia a la leche suele desaparecer con el tiempo. Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca la superarán para los 6 años, y muchos bebés con síntomas más leves de alergia a las proteínas de la leche (que pueden manifestarse como sangre indolora en las heces) pueden reintroducir la leche de vaca a su dieta con éxito tan pronto como primer cumpleaños, con la guía de los profesionales de la salud pediátrica apropiados.
La leche es una causa común del síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (SEIPA), también conocido como FPIES (por sus siglas en inglés). El SEIPA es una alergia retardada a las proteínas alimentarias que provoca el inicio repentino de vómitos y diarrea repetitivos unas pocas horas después de la ingestión. A esto se le conoce como SEIPA agudo. La reacción puede provocar una deshidratación significativa si no se trata. Cuando la leche se incluye en la dieta con regularidad, el SEIPA puede presentarse como reflujo, pérdida de peso y retraso del crecimiento, a esto se le conoce como SEIPA crónico. Los síntomas generalmente mejoran con la eliminación de la leche de la dieta del/a bebé. Afortunadamente, al igual que otras formas de alergia a la leche, la SEIPA que se presenta temprano en la vida generalmente es superada cuando el/la niño/a ha alcanzado los 3-5 años de edad.
La intolerancia a la lactosa, que ocurre cuando el cuerpo tiene dificultades para procesar la lactosa, el azúcar que está presente naturalmente en la leche, a veces puede confundirse con una alergia, ya que puede provocar hinchazón, gases, diarrea, náuseas y otras molestias. Tenemos buenas noticias para aquellas personas con niños mayores que son intolerantes a la lactosa (ten en cuenta que esta condición es poco común en bebés y niños pequeños): en comparación con la leche y otros productos lácteos, las personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar mejor muchos quesos, particularmente los quesos añejos, que tienen menor contenido de lactosa. Asegúrate de comunicarte con un profesional pediátrico adecuado para cualquier pregunta sobre la intolerancia a la lactosa y ten en cuenta que existen muchos productos lácteos sin lactosa disponibles.
Si sospechas que tu bebé puede ser alérgico/a a los productos lácteos, consulta a un/a alergólogo/a antes de introducir la leche. Según los factores de riesgo y el historial de tu bebé, tu alergólogo/a puede recomendar pruebas de alergia o, en su lugar, puede recomendar la introducción de la leche bajo supervisión médica en el consultorio. Si el riesgo es bajo, te puede recomendar que introduzcas la leche en el hogar. Al igual que con todos los alérgenos comunes, comienza por servir una pequeña cantidad por sí sola para las primeras porciones y, si no hay ninguna reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad durante las próximas comidas.
Sí. El queso mozzarella es rico en proteínas, grasas, calcio, selenio, zinc y vitaminas A y B12. Juntos, estos nutrientes trabajan juntos para proporcionar los componentes básicos para el crecimiento, el desarrollo y la función cerebral. También ayudan a reforzar la densidad ósea, la percepción del gusto, la visión, la energía y la inmunidad. Opta por productos de mozzarella pasteurizado para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
Si bien ciertos tipos de mozzarella pueden tener un alto contenido de sodio, la cantidad de sodio que consumen los bebés tiende a ser baja conforme aprenden a alimentarse por sí mismos, y un poco de sodio es importante para favorecer el equilibrio electrolítico, la hidratación y el movimiento del/a bebé. Además, compartir comidas familiares, incluso si contienen sal, tiene sus beneficios para el/la bebé: son oportunidades de explorar una variedad más amplia de alimentos, compartir la cultura alimentaria familiar y practicar comer una variedad de texturas.
Eso depende. La gran mayoría del queso mozzarella fresco que se vende en las tiendas se elabora con leche pasteurizada, pero las regulaciones sobre la venta de quesos no pasteurizados varían de un país a otro. El queso crudo o no pasteurizado presenta un alto riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos, especialmente la salmonelosis y listeriosis, que son infecciones bacterianas que son dañinas para los bebés, los niños y adultos por igual, con un mayor riesgo de síntomas graves en los bebés. Lee nuestra página de queso para más información.
Sí, pero sólo en pequeñas cantidades y una vez que ya no esté caliente. Los pegotes de queso derretido representan un riesgo de ahogamiento, ya que estos grumos pueden formar un tapón pegajoso sobre las vías respiratorias. El queso caliente puede lastimar y sorprender al/a niño/a, provocando que inhale rápidamente, lo que aumenta el riesgo de ahogamiento.
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