El ajo se puede introducir a la dieta del bebé tan pronto como el bebé esté listo para comer sólidos, que generalmente es alrededor de los 6 meses. Mucha gente cree que los alimentos insípidos son mejores para los/las bebés, pero no hay evidencia que respalde este mito cultural. De hecho, alrededor del mundo ofrecen vegetales del género allium como el ajo y otros alimentos sabrosos al principio de la experiencia con los sólidos. Un estudio incluso encontró que los/las bebés de madres que consumen ajo amamantan por más tiempo y consumen más leche materna.
El ajo es originario de Asia Central, donde se ha utilizado durante mucho tiempo para diversos fines medicinales—desde mejorar la respiración hasta aliviar la diarrea. En la cocina, la mayoría de las recetas que contienen “ajo” se refieren a los aromáticos dientes blancos que forman el bulbo. Los dientes de ajo se pueden preparar y utilizar de muchas formas, desde crudos hasta tostados y en escabeche. El tallo de ajo fresco (llamado “escapo”) también es comestible. Los tallos verdes largos y rizados aparecen en los mercados de verduras al comienzo de la temporada de crecimiento, cuando los agricultores los cortan en un esfuerzo por evitar que las plantas crezcan los escapos en lugar de engrosar el bulbo. Los escapos se consideran menos fuertes y más herbales que los dientes, lo que los convierte en una buena alternativa a la hora de cocinar para aquellos que son sensibles a los dientes de ajo. Los escapos de ajo también se conservan durante semanas cuando se almacenan en el refrigerador.
★Consejo: Al bulbo de ajo (cabeza de ajo), no le gusta la humedad. Para prolongar la vida útil del bulbo de ajo, mantenlo fuera del refrigerador y guárdalo en una bolsa de papel en un lugar fresco y seco – como la despensa.
Absolutamente. El ajo es rico en nutrientes que son críticos para los bebés en esta etapa de desarrollo, en particular, vitaminas B6, C y calcio, así como cobre, manganeso, fósforo y selenio. Además, en las variedades de ajo abundan los fitonutrientes como los compuestos a base de azufre que incluyen alicina, ajoeno, aliína y muchos más. En conjunto, estos nutrientes ofrecen efectos antiinflamatorios, antioxidantes, antimicrobianos y anticancerígenos; además, el ajo puede promover niveles saludables de colesterol y ayudar a la salud del corazón, según muchos estudios. El ajo – tanto crudo como cocido – también es particularmente beneficioso para el intestino debido a su contenido prebiótico natural – en otras palabras, es fertilizante para las bacterias intestinales beneficiosas. Cuando no hay tiempo, el ajo en polvo o el ajo granulado es una alternativa totalmente apropiada para dar sabor a los alimentos, y aún ofrece muchos nutrientes.
Cuando se trata de ofrecer ajo al bebé por primera vez, considera comenzar poco a poco. A veces, demasiado de un alimento rico en prebiótico puede provocar gases y malestar. Y si te encuentras con ajo negro, ¡cómpralo! El ajo negro es ajo añejado y contiene una serie de antioxidantes beneficiosos. En general, la ingesta regular de dientes de ajo, aceite y variedades de escapos tiene una serie de beneficios para la salud, así que no dejes que el sabor punzante del ajo te impida la experiencia – es probable que el paladar del bebé también.
★Consejo: El ajo pelado o picado conservado en aceite ahorra tiempo al cocinar, pero puede ser fuente de enfermedades transmitidas por los alimentos – como el botulismo – si se prepara y almacena de manera incorrecta. El botulismo es un tipo de intoxicación alimentaria, a la cual los niños tienen un riesgo mayor. Para minimizar el riesgo de botulismo, sigue las prácticas de envasado seguro, refrigera después de abrir y utilízalo en 3 a 4 días.10 Para obtener más información sobre cómo almacenar el ajo de forma segura, consulta nuestras preguntas frecuentes aquí.
No. A menos que el niño/niña agarre un diente de ajo crudo entero, el ajo, incluidos los dientes de ajo enteros asados, no deberían presentar algún riesgo inusual. Dicho esto, en teoría, una persona puede ahogarse con cualquier alimento. Como siempre, asegúrate de crear un ambiente seguro para comer, mantén siempre al/la bebé al alcance de tu mano durante las comidas, y verifica las sugerencias de porciones más apropiadas para la edad correspondiente.
Para obtener más información sobre ahogamiento, visita nuestra sección sobre arcadas y ahogamiento y familiarizarte con la lista de peligros comunes de ahogamiento.
No. Las reacciones alérgicas al ajo son raras, pero no inauditas, y en particular cuando han ocurrido tienden a ser graves. Las personas sensibles a las cebollas u otros miembros de la familia de las liliáceas también pueden ser sensibles al ajo. Es importante destacar que algunos alérgenos en los alimentos de esta familia son sensibles al calor, lo que significa que el ajo bien cocido puede ser tolerado por una persona sensible al ajo crudo. Las personas con Síndrome de Alergia Oral (también llamado síndrome del polen-alimento) y en particular, las personas con sensibilidad al polen de pastos y al polen de artemisa (una hierba mala) también pueden ser sensibles al ajo. El Síndrome de Alergia Oral generalmente produce picazón o ardor en la boca por un corto periodo de tiempo y es poco probable que provoque una reacción peligrosa. El contacto de la piel con el ajo crudo se ha asociado con el desarrollo de eczema de manos.
Como lo harías al ofrecer cualquier alimento nuevo, comienza ofreciendo una pequeña cantidad en las primeras porciones. Si no hay alguna reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad durante las próximas comidas.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
Una excelente manera de ofrecer el ajo a los/las bebés es con aceite de ajo rociado sobre otros alimentos. Para hacer aceite de ajo, pela un par de dientes de ajo, saltéalos en aceite de oliva hasta que suelten su aroma y luego retira los dientes del aceite. C el aceite listo, puedes agregarlo a verduras al vapor como el brócoli o coliflor, o incluso mezclarlo con puré de papas. Como alternativa, comienza a experimentar con ajo granulado o en polvo, espolvoreándolo sobre vegetales cocidos, frijoles, lentejas y granos cocidos.
Además de aceite, granulado o en polvo, comienza a utilizar ajo fresco en tus platillos. Las opciones son infinitas: en marinadas, mezclado con verduras asadas o al vapor, asado y mezclado con humus, o salteado en mantequilla o aceite para una salsa para pasta.
Continúa usando generosamente el ajo en diferentes platillos y explora más recetas con ajo, como el pesto de escapo de ajo, pan de ajo negro, o “aglio e olio” – un plato de pasta al ajo.
Para obtener más información sobre cómo almacenar el ajo de forma segura, consulta nuestras preguntas frecuentes aquí.
Rinde
1 1/4 tazas
Tiempo de preparación
5 minutos activos, 40 minutos en total
Edad sugerida
6 meses o más
1 cabeza de ajo
1 cucharada (15ml) de aceite de oliva extra virgen
2 barras (1 taza / 230 g) de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente
Precaliente el horno a 200°C (400°F).
Corta la parte superior de la cabeza de ajo, solo lo suficiente para exponer los dientes de ajo. Coloca la cabeza de ajo en un cuadrado de papel aluminio y rocía los dientes expuestos con aceite. Envuelve el ajo con papel aluminio y asa durante 30 a 40 minutos, o hasta que los dientes estén totalmente tiernos y ligeramente dorados.
Cuando esté lo suficientemente frío para manipular, separa los dientes de ajo asados de la piel y transfiérelos a un tazón grande. Usa un tenedor para machacar el ajo hasta obtener una pasta, luego agrega la mantequilla.
Para servir: Machaca en papa, plátano maduro o camote. Agrega a huevos revueltos. Unta sobre un pan tostado. El tamaño exacto de la porción es variable. Deja que el apetito del niño/niña determine cuánto come.
Para almacenar: Almacena en un recipiente tapado en el refrigerador por hasta 2 semanas. Congela porciones pequeñas en una bandeja para cubitos de hielo, luego coloca los cubos en una bolsa y mantenlos congelados por hasta 5 meses. Para usarlo, deja que el cubo alcance la temperatura ambiente en el refrigerador, o tíralo directamente en una bandeja para hornear o sartén caliente y mezcla con verduras asadas, etc.
El ajo es bastante versátil. Combina maravillosamente con pollo, berenjena, queso de cabra, cordero, hígado, cerdo, tomate, y alimentos punzantes como anchoas, champiñones y sardinas, así como hierbas frescas como albahaca, menta, perejil y tomillo.
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