Sugerencia de edades
6 meses
Alto contenido de hierro
No
Alérgeno común
Sí
El queso emmental, cuando está pasteurizado, se puede comenzar a ofrecer tan pronto como el/la bebé esté listo/a para comenzar a comer sólidos, lo que generalmente ocurre alrededor de los 6 meses de edad. Opta por queso emmental pasteurizado para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
El queso emmental (también llamado emmentaler, emmenthal o emmenthaler) es un queso firme, hecho de leche de vaca cuyo nombre viene de la región de los Alpes en Suiza. El queso emmental con la certificación otorgada por el Appellation d'Origine Protégée tiene la garantía de que proviene de leche de vacas criadas y alimentadas en los pastizales de los Alpes. A pesar de que el queso producido en los Estados Unidos y en otras partes se ve igual, se produce típicamente con leche pasteurizada.
Lee más información sobre cómo elegir queso para compartir con tu bebé.
Sí. El queso emmental es rico en proteínas, grasas, calcio, selenio, zinc y vitaminas A y B12. Estos nutrientes trabajan juntos para proporcionar los componentes básicos para el crecimiento, el desarrollo y la función cerebral. También ayudan a reforzar la densidad ósea, la percepción del gusto, la visión, la energía y la inmunidad. Opta por queso emmental pasteurizado para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
Sí. El queso emmental suele elaborarse con leche de vaca, la leche de vaca se encuentra clasificada como un alérgeno de prioridad global por la Organización Minimal de la Salud. La leche de vaca es un alérgeno alimentario común en los niños pequeños y representa aproximadamente una quinta parte de todas las alergias alimentarias infantiles. Ten en cuenta que los productos lácteos de otros rumiantes, como las ovejas, cabras y búfalos pueden provocar reacciones alérgicas similares a los productos lácteos de la leche de vaca. Dicho esto, hay buenas noticias: la alergia a la leche suele desaparecer con el tiempo. Los estudios científicos muestran que la mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca la superan a los 6 años. Además, muchos bebés con síntomas leves de alergia a la proteína de la leche (que a veces aparecen como sangre en las heces, pero sin presencia de dolor) pueden ser reintroducidos a la leche de vaca con éxito a partir del primer cumpleaños, siguiendo la dirección de los profesionales pediátricos apropiados. Nota: Los quesos añejos generalmente contienen histaminas, que pueden causar erupciones en los niños sensibles a ellos.
La leche es una causa común del síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (SEIPA), también conocido como FPIES (por sus siglas en inglés). El SEIPA es una alergia retardada a las proteínas alimentarias que provoca el inicio repentino de vómitos y diarrea repetitivos unas pocas horas después de la ingestión. A esto se le conoce como SEIPA agudo. La reacción puede provocar una deshidratación significativa si no se trata. Cuando la leche se incluye en la dieta con regularidad, el SEIPA puede presentarse como reflujo, pérdida de peso y retraso del crecimiento, a esto se le conoce como SEIPA crónico. Los síntomas generalmente mejoran con la eliminación de la leche de la dieta del/a bebé. Afortunadamente, al igual que otras formas de alergia a la leche, la SEIPA que se presenta temprano en la vida generalmente es superada cuando el/la niño/a ha alcanzado los 3-5 años de edad.
La intolerancia a la lactosa, que ocurre cuando el cuerpo tiene dificultades para procesar la lactosa, el azúcar que está presente naturalmente en la leche, a veces puede confundirse con una alergia, ya que puede provocar hinchazón, gases, diarrea, náuseas y otras molestias. Tenemos buenas noticias para aquellas personas con niños mayores que son intolerantes a la lactosa (ten en cuenta que esta condición es poco común en bebés y niños pequeños): en comparación con la leche y otros productos lácteos, las personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar mejor muchos quesos, particularmente los quesos añejos, que tienen menor contenido de lactosa. Asegúrate de comunicarte con un profesional pediátrico adecuado para cualquier pregunta sobre la intolerancia a la lactosa y ten en cuenta que existen muchos productos lácteos sin lactosa disponibles.
Si sospechas que tu bebé puede ser alérgico/a a los productos lácteos, consulta a un/a alergólogo/a antes de introducir la leche. Según los factores de riesgo y el historial de tu bebé, tu alergólogo/a puede recomendar pruebas de alergia o, en su lugar, puede recomendar la introducción de la leche bajo supervisión médica en el consultorio. Si el riesgo es bajo, te puede recomendar que introduzcas la leche en el hogar. Al igual que con todos los alérgenos comunes, comienza por servir una pequeña cantidad por sí sola para las primeras porciones y, si no hay ninguna reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad durante las próximas comidas.
Sí. Los cubos de queso y grumos de queso derretido son peligros comunes de ahogamiento en bebés y niños. Para reducir el riesgo, corta el queso emmental en rebanadas muy delgadas y evita servir queso en cubos. Como siempre, asegúrate de crear un entorno de alimentación seguro y de mantenerte al alcance del/a bebé durante las comidas. Para obtener más información sobre ahogamiento, visita nuestra sección sobre arcadas y ahogamiento, y familiarízate con la lista de peligros comunes de ahogamiento.
No existe una edad en la que comer queso elaborado con leche no pasteurizada sea completamente libre de riesgos, lo que hace que esta sea una decisión personal para cada familia, según sus circunstancias. Si bien los niños en muchas partes del mundo consumen quesos crudos o no pasteurizados, comer estos quesos conlleva un riesgo significativamente mayor de enfermedades transmitidas por los alimentos, a las que los bebés, los niños pequeños, los niños con anemia falciforme y las personas inmunodeprimidas son más susceptibles. Varias organizaciones nacionales e internacionales, incluida la Academia Estadounidense de Pediatría de EE. UU., la Asociación Médica Estadounidense, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Administración de Alimentos y Medicamentos, la Asociación Internacional para la Protección de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud, abogan firmemente por consumir únicamente leche pasteurizada y Productos lácteos para niños y adultos por igual.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
Ofrece queso emmental pasteurizado en rodajas largas y finas, lo que reduce el riesgo de ahogamiento y facilita que los bebés se alimenten independientemente. El queso emmental rallado se puede ofrecer derretido en una variedad de alimentos, pero asegúrate de espolvorearlo con moderación, ya que los globos grandes de queso derretido pueden ser difíciles de masticar y manejar en la boca para los bebés pequeños. Evita ofrecer cualquier tipo de queso en cubos y en pedazos grandes.
A esta edad, los bebés desarrollan el agarre en pinza (donde se unen el pulgar y el índice), lo que les permite coger pedazos de comida más pequeños. Cuando vea signos de que esta habilidad está apareciendo, puedes reducir el tamaño de los bocados, ya sea con queso emmentaler pasteurizado rallado o con pedazos del tamaño de un bocado cortados de rodajas finas (sigue evitando servir bocados en forma de cubos). Ofrece el queso solo, para que el/la bebé pueda experimentar el sabor, o como parte de una comida.
Continúa ofreciendo queso emmental pasteurizado rallado o en pedazos pequeños cortados de rodajas finas. Alternativamente, vuelve a ofrecer bocados más grandes en forma de rebanadas más largas y delgadas para que el niño pueda practicar cómo rasgarlas y morderlas. A esta edad también puedes derretir el queso sobre pan, tortillas, pasta, frijoles o verduras. Solo asegúrate de que el queso no esté demasiado caliente, pero tampoco se haya enfriado tanto como para volverse duro y gomoso.
Sirve queso emmental pasteurizado en rodajas finas o en pedazos pequeños, así como derretido sobre pan, tortillas, pasta, frijoles o verduras. A esta edad, muchos niños pequeños pueden estar listos para comer cubitos de queso emmental. Antes de servir cubos de queso emmental, busca signos de que el/la niño/a tiene habilidades maduras para masticar, como dar mordidas pequeñas con los dientes, mover la comida hacia un lado de la boca al masticar, masticar bien antes de tragar y no sobrellenarse la boca de comida.
Incluso cuando los niños muestran estas habilidades, recomendamos practicar. Sirve cubitos de queso únicamente cuando el/la niño/a esté sentado/a en una posición erguida, participando activamente en la hora de comer y sin distracciones. Demuestrale cómo muerdes un pedazo de queso usted mismo colocándolo entre los dientes frontales, mordiéndolo, moviendo la comida hacia un lado y luego masticando con la boca abierta. Una vez que hayas masticado bien el queso, abre la boca para mostrarle al/a niño/a cómo se deshizo en tu boca. Dile “Lo moví hacia mis dientes grandes y fuertes para masticarlo. Necesito masticarlo mucho”. Luego, ofrecele un cubo de queso para que lo coma. Si no intenta masticar, espera unas semanas para volver a intentarlo. Recuerda, estas habilidades toman tiempo y es mejor avanzar con cada niño/a de acuerdo a sus habilidades.
¿Quieres ideas de alimentos para llevar? Ve nuestra guía 75 comidas para bebés y niños.
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