Remolacha (betabel)

La remolacha (betabel) puede introducirse a la dieta del/a bebé tan pronto como esté listo/a para comer sólidos, que es generalmente alrededor de los 6 meses de edad. 

Hace miles de años, la raza humana aprendió a cultivar esta raíz de una planta silvestre. Durante siglos, las hojas verdes de la planta de remolacha se usaron como una fuente de alimento rica en nutrientes en las fértiles tierras que bordean el mar Mediterráneo. Este hito evolutivo abrió paso a la remolacha moderna que conocemos y amamos hoy en día: un bulboso y colorido vegetal de raíz que se puede comer crudo, cocinado o en conserva. 

Sí. Las remolachas de todos los colores son ricas en carbohidratos, fibra y líquidos, además de ácido fólico, potasio, vitamina C, zinc y una pizca de hierro. Estos nutrientes trabajan juntos para proporcionar energía para el movimiento y la exploración, apoyo para el sistema digestivo e hidratación. También favorecen el desarrollo cerebral, el equilibrio electrolítico, la absorción de hierro, la inmunidad, la percepción del gusto y más.

Dado que las remolachas son ricas en fibra, pueden contribuir a la aparición de gases y malestar digestivo temporal a medida que las bacterias de los intestinos del bebé procesan las fibras. Afortunadamente, con el tiempo, el sistema digestivo se adapta cuando se ofrecen alimentos ricos en fibra con regularidad y en cantidades que el/la bebé tolere individualmente, y es completamente normal que haya algo de gas. También es normal que las heces del bebé se pongan rojas después de comer remolachas.

★Consejo: Las remolachas precocinadas, enlatadas o preenvasadas son una excelente opción cuando las remolachas frescas o congeladas no están disponibles. Asegúrate de leer la etiqueta del paquete y elegir marcas bajas en sodio y sin azúcares añadidos. Enjuagar las remolachas enlatadas puede reducir los niveles de sodio.

No. Las alergias a la remolacha son raras. Aunque en teoría, un(a) individuo(a) podría ser alérgico(a) a cualquier alimento.

Como lo harías al introducir cualquier alimento nuevo, comienza ofreciendo una pequeña cantidad en las primeras porciones. Si no hay reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad servida en las comidas futuras.

Sí. Las remolachas, especialmente cuando están poco cocidas o crudas, son muy firmes y resbaladizas, cualidades que aumentan el riesgo de ahogamiento. Para reducir el riesgo, prepara y sirve las remolachas de una manera apropiada de acuerdo a la edad de cada niño/a, como se describe en la sección de Cómo servir. Como siempre, asegúrate de crear un ambiente de alimentación seguro y de mantenerte cerca del/a bebé durante las comidas. 

Conoce los signos del ahogamiento y familiarízate con el protocolo de primeros auxilios en caso de ahogamiento con nuestras guías gratuitas de rescate para bebés y niños pequeños. 

No. Puedes ofrecer verduras que contengan nitratos (rúcula, remolacha, zanahoria, lechuga, espinaca y calabaza, por nombrar algunas) como parte de una dieta de alimentos variados. Los nitratos son compuestos naturales que, si se consumen en exceso, pueden afectar negativamente los niveles de oxígeno en la sangre. Dicho esto, los bebés a los que se les permite alimentarse por sí solos normalmente no consumen cantidades excesivas de alimentos sólidos porque necesitan mucha práctica para aprender a comerlos. Los nitratos de las verduras generalmente no son motivo de preocupación, y los beneficios de introducir verduras como parte de una dieta equilibrada normalmente superan el riesgo improbable de un consumo excesivo.