Como madre primeriza, cometí todos los errores posibles con respecto a la comida. Me volví esclava de todos los deseos de mi hijo. Me frustraba mucho cuando se negaba a cenar, y usé todos los trucos posibles para que diera al menos un mordisco. Pero estos actos bien intencionados para hacer que mi hijo comiera fracasaron a lo grande. Al año dejó de comer por completo y su peso cayó por debajo del primer percentil.
Cinco años después, después de haber trabajado con nutricionistas pediátricos, psicólogos infantiles, terapeutas de alimentación y dietistas, todavía estamos saliendo de ese agujero de ser quisquilloso para comer. Pero hay luz al final del túnel. ¿La lección que más aprendí? Es mucho más fácil prevenir la alimentación quisquillosa que arreglarla una vez que se ha desarrollado.
Aquí hay 10 cosas que puedes hacer ahora mismo para evitar la alimentación quisquillosa. Mantente fuerte. Brindo por creer en la posibilidad de que las comidas puedan, algún día, ser eventos felices.
–Jenny, fundadora y CEO.
Fomenta la alimentación independiente. Los/las bebés saben intuitivamente cómo comer. Si le das de comer con cuchara, procura que el/la bebé haga la transición de auto-alimentarse al 100% con una amplia variedad de alimentos para los 9 meses. Para obtener ideas, consulta nuestra base de datos First Foods®.
Deja que se embarre y se ensucie. Resiste la tentación de limpiarle la cara y las manos al/la bebé durante las comidas y deja que el/la bebé se ensucie mientras se alimenta solo(a). Los niños a los que se les limpia en exceso o no se les permite tocar la comida pueden crecer pensando que la comida es “sucia” e incluso tener reacciones viscerales cuando la comida toca su piel o su ropa.
Establece un horario para comer y respetarlo. Asegúrate de que las comidas principales no sean inmediatamente después de las meriendas o las tomas de pecho/biberón. (Resulta que tu madre tenía razón: ¡esa galleta arruinará la cena!)
Empodera con opciones. Ofrece porciones pequeñas de 3 a 5 alimentos diferentes (por ejemplo: proteínas, verduras, granos, frutas) en cada comida principal al mismo tiempo. Si el/la bebé solo quiere comer uno de esos (que a menudo es fruta), simplemente no sirvas ese alimento en cada comida para darle una oportunidad a los otros alimentos.
Toma nota de tus emociones en la mesa. Si tu hijo o hija se niega a comer, no reacciones ni ejerzas presión de ninguna manera. (Y, de igual manera, no elogies al niño o niña por comer. Si lo haces, es probable que el/la bebé eventualmente use la comida como una forma de controlar las cosas). Si se niega a comer, ofrécele un minuto más y luego retira la comida, con buena actitud, de la mesa y di algo como: “está bien, ya terminaste”. Sin embargo, recuerda ofrecer todas las opciones de alimentos a la vez.
Introduce nuevos alimentos cada semana. Junto con los alimentos que ya le son familiares, asegúrate de no caer en una rutina de rotación de bananos, camote y cereales. Continúa introduciendo alimentos nuevos, con diferentes texturas, al mismo tiempo que los alimentos familiares. Si el/la bebé no prueba el alimento nuevo la primera vez que se lo das, sigue presentándolo. Algunos bebés necesitan ver los alimentos nuevos muchas veces antes de probarlos.
Come junto a el/la bebé. Siéntate con el/la bebé y, a medida que sea posible, come lo mismo que está comiendo el o ella (aunque sea solo un poco).
Haz que las comidas sean divertidas, pero enfócate en la comida. Los/las bebés no necesitan distracciones para querer comer. (Aquellos que sí, lo hacen, por lo general, por que se han acostumbrado a tener distracciones). Siéntate con el/la bebé, háblale sobre lo que están comiendo (“¡oh, estas fresas están muy dulces!) y abstente de usar libros, música, dispositivos o televisión para que el/la bebé coma. Si estás usando alguno de estos “trucos”, para inmediatamente.
No uses trucos. Si estás usando “trucos” (por ejemplo: la televisión, teléfonos, libros, música, sobornos, etc.) en la mesa para que el/la bebé o niño(a) coma, ¡para! Enfócate en el futuro, no en el momento.
Sobre todo, finge indiferencia. Incluso si te sientes molesto(a) porque tu hijo(a) se niega a comer, no dejes que te note. La comida es lo único que tu hijo(a) puede controlar. No dejes que se convierta en lo que tu hijo o hija usa para controlarte.
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¿Tienes un niño pequeño en peligro de convertirse en quisquilloso? Consulta nuestras guías para niños pequeños, o en caso de ser necesario, nuestras guías sobre alimentación quisquillosa.
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