¿Es la sal segura para los bebés? Continúa leyendo para aprender todo lo que necesitas saber sobre el sodio para los bebés de 6 a 12 meses de edad.
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Es seguro servir alimentos que contengan sal en moderación tan pronto como el/la bebé esté listo/a para comenzar a comer sólidos, lo que generalmente ocurre alrededor de los 6 meses de edad; sin embargo, ten cuidado con los alimentos muy salados.
Algunos alimentos tienden a tener un alto contenido de sodio, como los condimentos, los embutidos, el queso salado y las comidas preparadas comerciales.
Esperar para ofrecerle regularmente alimentos con alto contenido de sodio puede ayudar a que el/la bebé tenga más oportunidades de explorar una variedad de alimentos con diferentes colores, sabores y texturas.
Ofrecer alimentos con alto contenido de sal puede satisfacer el apetito del/a bebé y, como resultado, disminuir la motivación del/a niño/a para probar otros alimentos.
Comer alimentos con alto contenido de sodio de forma regular durante los primeros años de vida puede afectar la salud en el futuro, aunque se necesitan más investigaciones sobre el tema.
Una forma de manejar el tema de la sal es buscar un equilibrio: reducir la sal cuando sea posible, disfrutar la comida cuando no lo sea y tratar de ofrecer una amplia variedad de alimentos.
No existe una cantidad exacta de sal que el/a bebé pueda ingerir diariamente. El sodio en el cuerpo se equilibra naturalmente a través de los riñones y mediante el consumo de leche materna o fórmula.
No es necesario controlar ni restringir el sodio. Estas prácticas pueden crear ansiedad y sentimientos de escasez de alimentos para toda la familia que pueden quedarse con el/la bebé a medida que crece.
El sodio es un mineral que ocurre de forma natural y que se encuentra en la leche materna y la fórmula, así como en alimentos como los lácteos, huevos, carne, mariscos, verduras e incluso el agua. El sodio es un nutriente esencial que nuestro cuerpo necesita. Cuando se combina con cloruro, el sodio produce sal.
Sí, cuando se ofrece como un ingrediente junto con una amplia variedad de alimentos. Si bien muchas organizaciones de salud recomiendan reducir u omitir la sal en los alimentos para los bebés, revisiones recientes de la literatura sugieren que es posible que esto no sea necesario. La cantidad de sodio que consumen los bebés tiende a ser baja mientras que aprenden a alimentarse por sí mismos. Además, compartir comidas con un poco de sal puede ayudar a que el/la bebé se incorpore a la cultura alimentaria de su familia desde el comienzo de la alimentación complementaria, lo que tiene muchos beneficios. Las comidas familiares son oportunidades para que el/la bebé explore una amplia variedad de alimentos, practique comer alimentos con diferentes colores, sabores y texturas, y desarrolle familiaridad por los alimentos que come el resto de la familia.
Si bien la sal generalmente no es una razón para preocuparse, puede resultar beneficioso esperar hasta que el/la niño/a sea mayor para compartir alimentos muy salados con regularidad. Ofrecer alimentos con un alto contenido de sodio, como los condimentos, las carnes curadas, los quesos salados y algunas comidas preparadas comerciales, pueden satisfacer el apetito del/a bebé y, como resultado, disminuir su motivación para probar otros alimentos.
¿Has escuchado que demasiada sal puede ser tóxica? Si bien es posible, es extremadamente raro que un/a niño/a ingiera una cantidad peligrosa de sal por sí solo/a. Los casos de intoxicación por sal suelen estar relacionados con ingesta de plastilina, una alimentación forzada o el abuso infantil. Cuando se le permite al/a bebé alimentarse solo/a a la hora de las comidas y los refrigerios, su cuerpo tiene señales que le indican que es momento de parar de comer.
El sodio ayuda a regular el equilibrio de líquidos y electrolitos del cuerpo. También impulsa reacciones metabólicas, potencia los músculos y el crecimiento, y apoya al cerebro y al resto del sistema nervioso.
Debido a que un/a bebé es más pequeño/a que un adulto, su cuerpo necesita una cantidad menor de sodio. La mayoría de las instituciones médicas sugieren reducir u omitir la sal cuando sea posible durante el primer año de vida. Sin embargo, estas recomendaciones se basan en parte en investigaciones limitadas que sugieren que reducir el sodio en los primeros años de vida puede ayudar a los niños a experimentar una mejor salud cardíaca. Una revisión bibliográfica reciente del año 2023 sugiere que en realidad no hay evidencia suficiente para afirmar que la ingesta de sodio en la infancia por sí sola está asociada con problemas de presión arterial, o problemas cardíacos o renales en el futuro. De hecho, restringir el sodio se vio asociado con que los niños más pequeños buscaran alimentos salados, en comparación con los niños que ya tenían alimentos con sal en su dieta.
Está bien ofrecer alimentos que contienen sal cuando forman parte de una amplia variedad de alimentos en la dieta, en parte porque es poco probable que el bebé consuma una gran cantidad de sodio conforme aprende a masticar y desarrolla las habilidades para comer alimentos sólidos. Si existe un riesgo asociado con la ingesta de sodio, puede estar relacionado con la salud a largo plazo: algunos estudios sugieren que comer cantidades excesivas de alimentos con un alto contenido de sodio durante los primeros años de vida, como los condimentos, las carnes curadas, el queso salado y algunas comidas preparadas comerciales, pueden afectar la salud en el futuro. Sin embargo, las investigaciones no son concluyentes y la salud a largo plazo está determinada por muchos factores más allá de la alimentación, incluido el nivel socioeconómico y el acceso a una dieta variada, el empleo, la atención sanitaria, la vivienda y la seguridad.
Cada niño/a es diferente y no existe un estándar universal. Los niveles de sodio en el cuerpo del/a bebé se equilibran naturalmente gracias a los riñones y al consumo de leche materna o fórmula, así como una variedad de alimentos sólidos. Aspira a lograr un equilibrio en las comidas: reducir la sal cuando sea posible, disfrutar la comida cuando no lo sea y tratar de ofrecer una amplia variedad de alimentos.
En los Estados Unidos, la mayoría de las instituciones médicas se basan en las Ingestas Dietéticas de Referencia de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina, que incluyen valores de “ingesta adecuada” de sodio para los bebés y niños pequeños. Las investigaciones detrás de estos valores se basan en los niveles naturales de sodio en la leche materna para ayudar a determinar los niveles de ingesta de sodio de los bebés de acuerdo a la edad. Pero fue un estudio pequeño y el contenido de sodio en la leche materna varía ampliamente, lo que dificulta establecer una cantidad fija de sodio que sea significativo y aplicable para las familias. Para los bebés de entre 7 y 12 meses de edad, las recomendaciones se basan en estimaciones de sodio en muestras de leche materna, además de estimaciones de sodio en los alimentos sólidos ofrecidos al/a bebé. Sin embargo, aun con estas investigaciones, falta evidencia definitiva acerca de la cantidad máxima de sodio que cualquier niño puede consumir diariamente de manera segura, independientemente de su edad.
Es importante saber que no es necesario controlar, rastrear ni restringir la sal y los alimentos ricos en sodio. Las investigaciones muestran que estas prácticas pueden crear ansiedad y sentimientos de escasez de alimentos para toda la familia y que pueden acompañar al/a bebé a medida que crece. Haz lo mejor que puedas y recuerda que eso es suficiente.
Sí. Si bien los riñones de un bebé aún se están desarrollando durante el primer año de vida, pueden procesar el sodio de la leche materna y la fórmula de inmediato. Entre los 4 y 6 meses de edad, los riñones de un/a bebé están lo suficientemente maduros para procesar el sodio de los alimentos sólidos. Los alimentos que contienen sal generalmente no son un motivo de preocupación cuando se ofrecen con moderación durante esta etapa en la que el/la bebé está conociendo los alimentos sólidos y practicando las habilidades necesarias para comer. Esto se debe a que es probable que las cantidades que come sean muy pequeñas al comienzo y, como resultado, la cantidad de sodio que ingiere también será baja mientras que desarrolla las habilidades necesarias para llenar su estómago con alimentos sólidos. A medida que el/la bebé comienza a consumir una mayor cantidad de alimentos sólidos a la hora de las comidas y meriendas, intenta encontrar un equilibrio en las comidas: reducir la sal cuando sea posible, disfrutar la comida cuando no lo sea y tratar de ofrecer una amplia variedad de alimentos..
Recuerda, a esta edad, el/la bebé está explorando los alimentos sólidos y aprendiendo a comerlos y, como resultado, normalmente no consume una cantidad significativa de alimentos sólidos a la hora de las comidas. En otras palabras, la cantidad de sodio que el/la bebé obtiene de los alimentos sólidos suele ser baja al comienzo.
Si estás buscando formas de reducir el sodio a medida que el/la bebé comienza a consumir mayores cantidades de alimentos sólidos, aquí tienes algunas opciones:
Antes de salar un plato, reserva una porción para el/la niño/a y luego sazona el resto del plato con sal al gusto.
Utiliza productos bajos en sodio o sin sodio cuando haya la opción y puedas usarlos para el platillo que vas a preparar.
Condimenta los alimentos con condimentos que sean naturalmente bajos en sodio, como hierbas y especias.
Reduce la cantidad de sal o condimentos con alto contenido de sodio que sugiere una receta.
Diluye los platos con mucho sodio, por ejemplo, mezclar arroz simple con un plato de arroz condimentado.
Conoce los alimentos con alto contenido de sodio, como condimentos, embutidos, queso salado y comidas preparadas comerciales.
condimentos como alioli, salsa de pescado, ketchup, mayonesa, mostaza y salsa de soya
carnes frías y embutidos como tocino, jamón y salchichas
aceitunas, encurtidos y otras verduras en conserva
parmesano y otros quesos duros
alimentos empaquetados comerciales como nuggets, pizza y tater tots
bocadillos salados como bollos de queso, papas fritas y galletas saladas
La salsa soya puede ofrecerse con moderación una vez que se hayan descartado alergias a la soya y el trigo (un ingrediente común en la salsa de soya). Muchas familias optan por introducir la soya a la dieta sirviendo edamame, tofu, o tempeh al/a bebé. Cuando estés listo/a para servir la salsa de soya, ten en cuenta que tiene un alto contenido de sodio. También puedes utilizar una salsa de soya baja en sodio o diluirla con agua, vinagre u otros líquidos de cocina aptos para bebés.
Se pueden ofrecer alimentos que contienen salsa de pescado como ingrediente con moderación tan pronto como el/la bebé esté listo/a para comenzar a comer sólidos, lo que generalmente ocurre alrededor de los 6 meses de edad. La salsa de pescado contiene pescado con aletas y/o mariscos, que son alérgenos alimentarios comunes. Para minimizar el riesgo de una reacción alérgica, introduce los pescados con aletas y los mariscos a la dieta de forma segura antes de servir alimentos que contengan salsa de pescado al/a bebé. Si bien la salsa de pescado tiene un alto contenido de sodio, generalmente se usa en pequeñas cantidades para cocinar. Para las familias a las que esto les preocupa, pueden optar por reducir la cantidad de salsa de pescado sugerida en una receta o diluirla con agua, limón, o vinagre.
La salsa de tomate se puede ofrecer con moderación tan pronto como el/la bebé esté listo/a para comenzar a comer alimentos sólidos, lo que generalmente ocurre alrededor de los 6 meses de edad, siempre y cuando no contenga miel, ya que esta conlleva un riesgo de botulismo infantil. Debido a que tiende a tener un alto contenido de sodio, algunas familias optan por opciones bajas en sodio o la mezclan con la comida antes de servir en lugar de compartirla como acompañamiento. Haz lo que funcione mejor para ti y tu bebé.
Se pueden introducir alimentos preparados con polvo de hornear o bicarbonato de sodio tan pronto como un/a bebé está listo/a para comenzar a comer sólidos, lo que generalmente ocurre alrededor de los 6 meses de edad. El bicarbonato de sodio y el polvo se pueden compartir de manera segura al hornear y cocinar porque generalmente se utiliza una cantidad pequeña.
No. El bicarbonato de sodio se puede compartir de manera segura al hornear y cocinar porque generalmente se utiliza una cantidad pequeña. El bicarbonato de sodio como remedio casero para los cólicos puede ser peligroso ya que puede ofrecerse en cantidades que no son seguras. El consumo excesivo de bicarbonato de sodio como parte de un remedio casero ha resultado en casos de anomalías electrolíticas significativas y de toxicidad que pueden ser mortales.
Sí. El glutamato monosódico se ha estudiado ampliamente en adultos, incluidas personas embarazadas, y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos clasifica los aditivos de glutamato monosódico como seguros. De hecho, el glutamato monosódico está presente de forma natural en varios alimentos aptos para bebés, como la leche materna, el queso, la carne, los champiñones, las algas y muchas verduras. El glutamato monosódico es otra forma de sal que tiene menos sodio que la sal de mesa y, al igual que la sal de mesa, el glutamato monosódico generalmente no es una causa de preocupación cuando se usa como un ingrediente entre una variedad de alimentos en una dieta general equilibrada.
No te preocupes por la sensibilidad al glutamato monosódico, que es una aparición de síntomas autoinformados como dolor de cabeza, entumecimiento, enrojecimiento, hormigueo, palpitaciones y somnolencia. El concepto de sensibilidad al glutamato monosódico no está respaldado por las investigaciones y surgió como resultado de la xenofobia de las culturas asiáticas. No es una condición médica verificable.
Escrito por:
V. Kalami, MNSP, RD, CSP. Dietista y nutricionista pediátrico certificado
R. Ruiz, MD, FAAP, CLC. Pediatra general certificado y gastroenterólogo pediátrico
K. Grenawitzke, OTD, OTR/L, SCFES, IBCLC, CNT. Especialista senior en alimentación y deglución
K. Rappaport, OTR/L, MS, SCFES, IBCLC. Especialista senior en alimentación y deglución
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