Para muchos, la idea de un bebé alimentándose por sí solo es un concepto novedoso. La tradición de alimentar a los bebés a cucharadas está arraigada en nuestra historia. Sin embargo, ahora sabemos que existen muchos beneficios de permitir que los bebés se alimenten solos.
Las investigaciones nos dicen que el momento óptimo para ofrecer alimentos con texturas diferentes está entre los 6-9 meses de edad. Introducir alimentos masticables a la dieta del bebé ayuda al desarrollo de las habilidades oral motoras y la tolerancia sensorial, y como resultado, disminuye la probabilidad de aversión a texturas, problemas para masticar y alimentación quisquillosa.
Al permitir a los bebés alimentarse solos, les damos la oportunidad de practicar el escuchar a su cuerpo y a las señales de hambre y saciedad, una habilidad que continuarán practicando durante su infancia y que, a la larga, les ayudará a convertirse en comedores intuitivos y competentes. Adicionalmente, al permitirle al/a bebé alimentarse solo, es menos probable que se sobrealimente más allá de su nivel de confort.
Las investigaciones aleatorias controladas a gran escala nos muestran que no existe diferencia en la cantidad de incidentes de ahogamiento que se reportan de bebés que inician la alimentación complementaria con purés y los bebés que inician con bocados y alimentos integrales. No existen investigaciones que demuestran que es necesario alimentar a los bebés a cucharadas. Las investigaciones sí sugieren que la introducción temprana de comida integral en bocados ayuda a los bebés a aprender más rápido a ser cauteloso con la comida, y una dieta con texturas más firmes mejora el desarrollo de los huesos y músculos, lo cual indirectamente resulta en mejores habilidades para masticar.
Alimentar a los bebés a cucharadas con comidas sin textura hace muy poco para el desarrollo oral-motor y puede ayudar a perpetuar un patrón oral-motor de chupar/mamar para tragar, lo cual no es ideal ni seguro para manipular alimentos masticables. Los bebés saben cómo mamar y tragar, pero necesitan aprender cómo mover la comida a los lados de su boca para masticar, una habilidad que se desarrolla a partir de estimular el reflejo de lateralización de la lengua. Las investigaciones demuestran que es seguro permitir que los bebés de 6-12 meses practiquen masticar alimentos apropiados para su desarrollo y que el masticar ayuda a desarrollar habilidades orales motoras maduras.
Entre los 6-9 meses de edad, los bebés tienen fuertes reflejos de protección contra el ahogamiento, pero los mismos comienzan a desaparecer después de los 9 meses de edad. Lo cual quiere decir que es incluso más seguro y más fácil para un bebé de 6-9 meses de edad empezar a comer alimentos en bocados que para un bebé más grande o para un niño(a) pequeño(a).
Cuando se trata del tamaño de los alimentos, los pedazos grandes son más seguros para los bebés más jóvenes. La tráquea de un bebé es del ancho de un popote/pajilla. Un pedazo de pollo grande para chupar no se quedará atascado allí, pero un arándano azul pequeño quizás sí. Adicionalmente, el cerebro de un bebé es más capaz de sentir y reconocer un pedazo grande de comida que uno pequeño. Incluso si muerde un pedazo pequeño de un trozo grande de pollo, las investigaciones demuestran que el cuerpo está programado para escupir o tragar de manera segura ese pedazo de comida, cuando se está masticando de manera intencional.
Las investigaciones demuestran que mientras más se involucre a los niños(as) en la comida familiar, existe más probabilidad de que coman y disfruten estas comidas.
Las investigaciones demuestran que cuando la comida es colocada en la boca por alguien más, el riesgo de ahogamiento incrementa.
Las investigaciones demuestran que las necesidades nutricionales de los bebés sí pueden satisfacerse siguiendo los principios de baby-led weaning, cuando los alimentos familiares se modifican para ser adecuados para bebés. Por ejemplo, aplicando procedimientos de salubridad alimentaria, y eligiendo alimentos ricos en hierro y zinc acorde a las necesidades nutricionales del/a bebé.
Algunas comidas de bebés, incluyendo el cereal de arroz para bebés, pueden contener metales pesados como arsénico. A pesar de que la contaminación de alimentos con metales pesados es un problema ambiental y político que va más allá del control de cualquier persona, el ofrecer alimentos variados, integrales (según recomienda el método baby-led weaning) ayuda a reducir la probabilidad de consumir demasiado de un solo alimento, y en consecuencia evitar sus efectos negativos, incluyendo el consumo excesivo de metales pesados.
Incluir al bebé en la mesa familiar desde el inicio de la alimentación complementaria le permite participar y aprender sobre su cultura culinaria. Comer con la familia también le da más oportunidades al bebé de experimentar con una variedad más amplia de comidas, texturas, y a exponerse a alérgenos alimentarios, desde temprano.
El método baby-led weaning puede hacer que alimentar al bebé sea más asequible, conveniente e incluso más barato cuando sales de casa, visitas amigos o familiares, comes fuera, ya que permite más flexibilidad y elimina la necesidad de comprar o preparar purés con anticipación.
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