El pescado enlatado puede ser una opción accesible, económica y nutritiva que te permite incluir el pescado en la dieta de tu bebé. Sin embargo, hay algunas consideraciones que se deben tener en cuenta. Nuestros profesionales pediátricos autorizados explican lo que debes saber.
Sí. El pescado enlatado se puede comenzar a ofrecer tan pronto como el/la bebé esté listo/a para comenzar a comer alimentos sólidos, lo que generalmente ocurre alrededor de los 6 meses de edad. Considera lo siguiente:
Algunos pescados pueden contener más mercurio que otros. Para minimizar la exposición al mercurio, sirve el pescado como parte de una dieta equilibrada y, cuando sea posible, opta por pescados que tiendan a tener un bajo contenido de mercurio, como el salmón, las sardinas o la caballa del Atlántico Norte. Para obtener más información sobre el mercurio, busca cualquier pescado en nuestra base de datos First Foods®.
Qué hacer con las espinas. Las espinas de pescado pueden presentar un riesgo de ahogamiento y, por lo general, se eliminan del pescado enlatado durante el proceso de enlatado. Los huesos pequeños que quedan (así como la piel) se ablandan durante el proceso de enlatado, así que son comestibles y son una buena fuente de calcio. Puedes retirarlas si lo deseas, pero generalmente no es necesario.
Recuerda que el pescado es un alérgeno común. Aprende cómo introducir los alérgenos de forma segura a la dieta de tu bebé y, si sospechas que tu bebé puede ser alérgico/a, consulta con un/a alergólogo/a antes de servir el pescado enlatado. Algunos bebés corren un mayor riesgo de sufrir alergias alimentarias, como los bebés con eczema grave o una alergia preexistente.
Opta por pescado con bajo contenido de sodio cuando sea posible. Si bien el pescado enlatado puede tener un alto contenido de sodio, está bien ofrecerlo de vez en cuando como parte de una dieta equilibrada. Recuerda: la cantidad de sodio que ingieren los bebés tiende a ser baja conforme aprenden a alimentarse por sí solos, y un poco de sodio en la dieta ayuda a mantener el equilibrio electrolítico, la hidratación y el movimiento del/a bebé. Obtén más información sobre el sodio y los bebés.
También puedes servir pescado enlatado ahumado y en escabeche. Solo asegúrate de que esté completamente cocido. El pescado ahumado que no está completamente cocido (como el salmón ahumado en frío) plantea un mayor riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos para los bebés, cuyo sistema inmunológico aún está en desarrollo. Para los alimentos no completamente cocidos, no hay una edad en la que se considera definitivamente seguro comenzar a ofrecerlos; más bien, es una decisión personal para la que se debe considerar el riesgo.
Al ofrecer pescado enlatado por primera vez, comienza con una pequeña porción de pescado bien cocido (enlatado o recién cocido) y observa atentamente al/a bebé después de la primera probadita. Si no se desarrollan síntomas de una reacción alérgica después de 10 minutos, ofrece el resto al ritmo de alimentación habitual del/a bebé. Consulta Introducción de alérgenos a los bebés para obtener información sobre cantidades específicas, tiempos y cronogramas de introducción de pescado.
Una vez que se haya descartado una alergia al pescado, sirve tiras de pescado enlatado del tamaño de dos dedos de un adulto presionados juntos. Si al/a bebé le cuesta levantar la tira, sostenla en el aire y deje que la agarre de tu mano. Como alternativa, ofrece el pescado enlatado triturado por sí solo o mezclado con leche materna, fórmula, agua u otro alimento que ya hayas ofrecido, como yogur o aguacate.
Al ofrecer el pescado enlatado a tu bebé, no es necesario retirar las espinas o la piel que quedan, ya que el proceso de enlatado las vuelve blandas y comestibles; sin embargo, puedes quitarlas si lo prefieres.
Una vez que veas señales de que tu bebé está desarrollando el agarre de pinza (donde se juntan las puntas del pulgar y el índice), reduce el tamaño de los bocados y sirve pedacitos pequeños de pescado enlatado. También puedes seguir triturando o desmenuzando el pescado enlatado y mezclarlo con un alimento blando para cucharear.
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