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Leer másSugerencia de edades
6 meses
Alto contenido de hierro
No
Alérgeno común
Sí
La mantequilla se puede introducir tan pronto como el/la bebé esté listo para comer sólidos, que generalmente es alrededor de los 6 meses de edad.
La mantequilla es un producto lácteo hecho de las grasas y proteínas de la leche—generalmente, de leche de vaca. Anteriormente fue un alimento para campesinos, luego un lujo de la nobleza, y hoy es un ingrediente querido que enriquece la cocina por todo el mundo. Hay muchas formas de comerla: mantequilla de crema dulce en pan, productos horneados hechos con mantequilla cultivada, verduras cocidas en ghee, mantequilla compuesta de hierbas derretida sobre mariscos, granos aromatizados con smen (mantequilla fermentada), guisos abundantes enriquecidos con niter kibbeh (mantequilla clarificada y especiada), y la lista continúa.
Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y las sugerencias que ofrecemos sobre cómo cortar o preparar determinados alimentos son generalizaciones para una amplia audiencia.
Agrega mantequilla a la comida del/a bebé, como los purés de verduras o gachas, o prueba cocinar frutas o verduras que el/la bebé pueda comer con mantequilla. A esta edad, también puedes untar una fina capa de mantequilla sobre otros alimentos apropiados, como una tira de pan tostado o medio bagel tostado.
Sirve la mantequilla como parte de platillos preparados o úntala sobre alimentos apropiados para la edad del/a niño/a, según lo desees. También puedes ofrecer mantequilla batida o derretida para que los niños la usen como un aderezo para sumergir otros alimentos.
No. La mantequilla presenta un bajo riesgo cuando se prepara de manera segura según la edad y la capacidad de desarrollo del/a niño/a, aunque, en teoría, una persona podría ahogarse con cualquier alimento. Para reducir el riesgo, prepara y sirve la mantequilla de forma apropiada de acuerdo a la edad edad del/a niño/a.
Para obtener más información visita nuestro artículo sobre la diferencia entre las arcadas y el ahogamiento y familiarízate con la lista de peligros comunes de ahogamiento.
Sí. La mantequilla suele prepararse con leche de vaca, que está clasificada como alérgeno común por la Organización Mundial de la Salud. La leche de vaca es un alérgeno alimentario común en los niños pequeños y representa aproximadamente una quinta parte de todas las alergias alimentarias infantiles. Ten en cuenta que los productos lácteos de otros rumiantes, como las ovejas, cabras y búfalos pueden provocar reacciones alérgicas similares a los productos lácteos de la leche de vaca. Dicho esto, hay buenas noticias: la alergia a la leche suele desaparecer con el tiempo. Los estudios científicos muestran que la mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca la superan a los 6 años. Además, muchos bebés con síntomas leves de alergia a la proteína de la leche (que a veces aparecen como sangre en las heces, pero sin presencia de dolor) pueden ser reintroducidos a la leche de vaca con éxito a partir del primer cumpleaños, siguiendo la dirección de los profesionales pediátricos apropiados.
La leche es una causa común del síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (SEIPA), también conocido como FPIES (por sus siglas en inglés). El SEIPA es una alergia retardada a las proteínas alimentarias que provoca el inicio repentino de vómitos y diarrea repetitivos unas pocas horas después de la ingestión. A esto se le conoce como SEIPA agudo. La reacción puede provocar una deshidratación significativa si no se trata. Cuando la leche se incluye en la dieta con regularidad, el SEIPA puede presentarse como reflujo, pérdida de peso y retraso del crecimiento, a esto se le conoce como SEIPA crónico. Los síntomas generalmente mejoran con la eliminación de la leche de la dieta del/a bebé. Afortunadamente, al igual que otras formas de alergia a la leche, la SEIPA que se presenta temprano en la vida generalmente es superada cuando el/la niño/a ha alcanzado los 3-5 años de edad.
La intolerancia a la lactosa, que ocurre cuando el cuerpo tiene dificultades para procesar la lactosa, el azúcar que está presente naturalmente en la leche, a veces puede confundirse con una alergia, ya que puede provocar hinchazón, gases, diarrea, náuseas y otras molestias. Tenemos buenas noticias para aquellas personas con niños mayores que son intolerantes a la lactosa (ten en cuenta que esta condición es poco común en bebés y niños pequeños): en comparación con la leche y otros productos lácteos, las personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar mejor muchos quesos, particularmente los quesos añejos, que tienen menor contenido de lactosa. Asegúrate de comunicarte con un profesional pediátrico adecuado para cualquier pregunta sobre la intolerancia a la lactosa y ten en cuenta que existen muchos productos lácteos sin lactosa disponibles.
Si sospechas que tu bebé puede ser alérgico/a a los productos lácteos, consulta a un/a alergólogo/a antes de introducir la leche. Según los factores de riesgo y el historial de tu bebé, tu alergólogo/a puede recomendar pruebas de alergia o, en su lugar, puede recomendar la introducción de la leche bajo supervisión médica en el consultorio. Si el riesgo es bajo, te puede recomendar que introduzcas la leche en el hogar. Al igual que con todos los alérgenos comunes, comienza por servir una pequeña cantidad por sí sola para las primeras porciones y, si no hay ninguna reacción adversa, aumenta gradualmente la cantidad durante las próximas comidas.
Sí. La mantequilla es rica en grasas, que es una fuente concentrada de energía para impulsar el rápido crecimiento y desarrollo de los bebés. En concreto, la mantequilla ofrece mucha grasa saturada, que es uno de los tipos de grasa más abundantes en la leche materna. En los últimos años, la mantequilla ha sido analizada por su asociación con enfermedades cardíacas en los adultos, pero las investigaciones muestran que tiene su lugar como parte de una dieta equilibrada y que puede tener un impacto más neutral en el corazón de lo que se pensaba anteriormente. La mantequilla también puede ser una fuente de ácidos grasos omega-3, así como de vitaminas A, D, E y K. Estos nutrientes trabajan juntos para apoyar el desarrollo del cerebro, la salud de la piel, la densidad ósea, la inmunidad y la coagulación sanguínea.
★Consejo: La mantequilla se puede conservar en el congelador entre 6 y 9 meses desde el momento de la compra.
Tanto como lo deseen dentro de lo razonable. Para los niños menores de dos años, la ingesta de grasas no debe restringirse porque proporciona mucha energía para impulsar el rápido crecimiento de su cuerpo y de su cerebro.
Nuestro equipo
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