Ver a los bebés crecer y convertirse en niños pequeños más independientes puede ser emocionante, pero también conlleva nuevos desafíos al tratarse de la hora de comer. Nuestro Pase completo para niños pequeños tiene todo lo que necesitas para navegar la niñez temprana con gracia.
Aunque puede parecer algo muy sencillo, esta decisión en realidad es bastante compleja. Las organizaciones médicas (como la AAP, OMS, CDC, etc.) varían en sus recomendaciones. La mayoría de los proveedores médicos están de acuerdo en que la mayoría de los niños pequeños ya no necesitan el apoyo nutricional de la leche humana o de la fórmula en algún momento entre los 12 y los 18 meses de edad. Sin embargo, para la mayoría de los niños pequeños, puede ser beneficioso seguir teniendo el apoyo nutricional de la fórmula o la leche humana mientras aprenden a masticar y manejar una amplia variedad de alimentos.
La gran mayoría de los niños pequeños dejan de tomar biberones y fórmula por completo para su segundo cumpleaños. La lactancia puede seguir siendo complementaria y se recomienda continuar siempre y cuando esto sea algo que ambos, los p/madres lactantes y los niños, sigan disfrutando. Si deseas seguir amamantando al/a niño(a), evalúa si la lactancia está afectando el hambre del/a niño(a) por los alimentos sólidos y, de ser necesario, implementa un horario flexible en torno a las tomas de leche y las comidas.
Consulta nuestro artículo acerca de Cómo destetar del pecho y los biberones para obtener más información.
Es fácil pensar que nosotros, como p/madres, sabemos cuándo nuestros hijos han comido suficiente o no, pero en realidad, la única persona con acceso a las señales de hambre y saciedad de su cuerpo es el/la niño(a). Como p/madres y cuidadores(as), debemos respetar las señales de hambre y saciedad del/a niño(a), incluso si sospechamos que están equivocados, y permitirles que experimenten las consecuencias naturales de su decisión, las cuales pueden incluir el quedarse con hambre.
Hay tres cosas que nosotros como p/madres o cuidadores podemos controlar:
Lo que servimos
Cuándo lo servimos
Nuestra actitud con respecto a las comidas y al comer
Pero quien controla si come y cuánto come es el/la niño(a).
Cometer errores es una parte importante del proceso de aprendizaje y los niños van a equivocarse de vez en cuando en la mesa, ya sea que coman muy poco o demasiado. Si te parece que tu hijo(a) no ha comido lo suficiente, le puedes preguntar: "¿Ya revisaste con tu pancita para ver si está llena?" No es necesario que hagas nada más. Si el/la niño(a) te pide un ‘snack’ o refrigerio al poco tiempo después, recuérdale que no es hora de comer y di: "Me pregunto si tienes hambre porque tu pancita no se llenó suficiente a la hora del almuerzo".
Forzar, alentar o hacer que un(a) niño coma cierta cantidad de comida puede:
Disminuir la cantidad que come en general, ya que buscará ejercer aún más control y eso resultará en el rechazo de los alimentos con más frecuencia.
Enseñarle que comer es una forma de complacer a sus padres, lo cual puede llevar al sobreconsumo y resultar en un(a) niño(a) que no escucha las señales de su cuerpo.
La carne tiene una textura desafiante, incluso para los niños pequeños con habilidades avanzadas para comer. Debido a que la carne es difícil de masticar, no es raro que los niños pequeños la escupan. Por esta razón:
Si vas a ofrecer carne, intenta ofrecerla temprano en el día—durante el desayuno o el almuerzo—cuando el/la niño(a) tiene más energía.
Intenta cortar la carne en piezas pequeñas o desmenuzarla, y considera servirla junto a pedazos más grandes, como una chuleta de cerdo con hueso, para también darle la oportunidad de practicar el morder y desgarrar. Otra alternativa es cocinar la carne de manera que se ablande, como en guisados o estofados.
Por último, considera ofrecer algunas comidas donde la carne sea el alimento principal y las otras opciones estén limitadas para así permitir que la motivación del hambre impulse al/a niño(a) a hacer el esfuerzo de masticar la carne.
El continuar ofreciendo más porciones de sus alimentos favoritos a los niños cuando no han tocado el resto del plato, puede interferir con la motivación de explorar otros alimentos. Servir un alimento preferido puede ser una excelente forma de minimizar cualquier ansiedad en torno a la comida, pero cuando se ofrece en cantidades ilimitadas, elimina la motivación para que el/la niño(a) pruebe los otros alimentos que están en el plato.
Es nuestra firme opinión profesional como terapeutas de alimentación que la mejor forma de responder en estas situaciones es establecer y mantener un límite:
“Si aún tienes hambre, tienes [los otros alimentos] en tu plato. Si ya no quieres más, también está bien.”
Deja que el/la niño(a) decida.
Ofrece una opción divertida para interesarlo(a) en los otros alimentos: "¿Te gustaría un dip para sumergir o chispas para espolvorear?"— ya que permitirles que se llenen con su comida favorita no los motivará a probar o comer las otras partes de la comida.
Consulta nuestra guía sobre Cómo manejar el rechazo de alimentos en los niños pequeños para obtener más información.
Es común que los niños pequeños, desde tan temprano como los 12 meses, decidan que la silla alta ya no es para ellos. En este caso, considera hacer lo siguiente:
Si aún no lo has hecho, este es un buen momento de sacar la bandeja de la silla alta y traer a tu niño(a) a la mesa familiar. Esto suele ayudar a que se sientan con más deseos de participar en la mesa.
Deja que el/la niño(a) tome descansos para moverse durante la comida. El cuerpo de un(a) niño(a) está hecho para moverse, y respetar esa necesidad puede ser una herramienta muy útil.
Puede que sea el momento de cambiar al/a niño a un asiento elevado u otro tipo de asiento. Si estás usando una silla alta/trona para bebés, es posible que sea el momento de hacer la transición a una silla más apropiada.
Revisa nuestra guía de Transiciones para las sillas altas para obtener más detalles, recomendaciones paso a paso sobre esta transición y guiones para manejar las situaciones que se presentan en este proceso.
Las mesas de destete, o las mesitas hechas específicamente para niños pequeños, pueden ser una excelente manera de promover la independencia, proporcionar un lugar seguro para que un niño se siente a jugar y servir como un lugar apropiado para comer para niños mayores de 18-24 meses que entienden las reglas básicas de seguridad (es decir, que la comida se queda en la mesa).
Si bien no hay nada malo con las mesas de destete y estas pueden ser seguras, también pueden disminuir las oportunidades de que el/la niño(a) se siente a comer a la mesa familiar y reciba los beneficios de observar a los demás durante la comida. Considera limitar el uso de estas mesas a la hora del ‘snack’ o merienda, y trae al/a niño(a) a la mesa familiar para las comidas principales. Estas oportunidades de sentarse independientemente durante el día pueden ser suficientes para que un(a) niño(a) que quiere estar escalando o en movimiento constante se siente tranquilamente en su silla durante las comidas familiares. Echa un vistazo a nuestra guía de Transiciones para las sillas altas para obtener información más detallada.
Un comportamiento que puede ser muy irritante es cuando los niños tiran la comida, pero también es un comportamiento típico de esa edad. Considera lo siguiente cuando tienes un(a) niño(a) pequeño(a) que está tirando comida:
¿Tiene hambre?
Considera los horarios de alimentación, incluidos los biberones o las sesiones de lactancia (incluso durante la noche), y las porciones de leche de vaca/alternativa a la leche que el/la niño(a) consume a lo largo del día.
Muchos niños pequeños comen demasiados refrigerios o beben demasiada leche a lo largo del día, lo que interfiere con que tengan un impulso de hambre por las comidas.
Una baja motivación de hambre y el aburrimiento resultarán en que tire la comida.
Establece un límite. El comportamiento es una forma de comunicarse, así que ayuda a tu niño a aprender que lanzar la comida comunica que ya terminó de comer. ¿En realidad terminó? ¡No lo sabemos! Pero conectar acción y reacción le ayudará a aprender que si tiran, la comida se termina.
Visita nuestro artículo sobre Lanzar comida o nuestra guía Cómo evitar que lancen la comida y otros comportamientos no deseados para obtener más información.
Cuando se trata de niños pequeños la hora de comer puede ser, cuando menos, un desafío.
Los niños pequeños pasan por una fase de neofobia, o miedo a los alimentos nuevos, que puede durar algunos años, lo que los hace mucho más renuentes a explorar nuevos alimentos durante el primer año de vida. También tienen una tasa de crecimiento más lenta en comparación con la infancia (y, por lo tanto, menos hambre) y un fuerte impulso para practicar nuevas habilidades cómo moverse, explorar los límites e imponer su autonomía. Todas estas cosas pueden contribuir a una fase de alimentación desafiante, que se caracteriza por rechazos a la comida que pueden confundirse con la alimentación quisquillosa. Esto se considera selectividad típica de los niños pequeños y queremos advertir a los(as) p/madres que no traten esta etapa como si fuera alimentación quisquillosa, ya que las estrategias utilizadas para tratar la alimentación quisquillosa a menudo pueden prolongar y empeorar la selectividad típica de los niños pequeños.
La alimentación quisquillosa, que es mucho más severa que la selectividad de los niños pequeños, tiende a estar relacionada con problemas subyacentes como la ansiedad o el miedo en torno a los alimentos y/o las comidas, el procesamiento sensorial o algún retraso en el desarrollo. Los niños que exhiben comportamientos realmente asociados con la alimentación quisquillosa en la mesa, necesitan trabajar con cambios y desafíos lentos y consistentes, equilibrados con amor, adaptaciones adicionales y niveles de apoyo que disminuyan gradualmente para aprender a tolerar un entorno típico a la hora de comer y explorar nuevos alimentos. Este nivel de apoyo tiende a ser demasiado para los niños pequeños que están pasando por una etapa selectiva típica del desarrollo y puede empeorar el comportamiento y la rigidez, impidiendo que progresen.
Es probable que tu hijo(a) sea realmente quisquilloso(a)/picky si...
Prefiere morirse de hambre antes que comer un alimento que no es su favorito
Exhibe sensibilidades sensoriales específicas y/o desafíos tales como negarse a tener las manos sucias, evitar tocar texturas húmedas o que embarren, u odia que le laven las manos, la cara o los dientes, etc.
Muestra señales de ansiedad severa en la mesa, es decir, exhibe desbordes emocionales más intensos o diferentes en comparación con los desbordes/rabietas que pueden ocurrir en otros momentos del día
El comportamiento y el rechazo son consistentes, es decir, el rechazo/comportamiento no cambia de una comida a otra, un día a otro, una semana a otra, o de un(a) cuidador(a) a otro(a)
No toca ni interactúa con los alimentos en lo absoluto, incluso con poca o sin presión y amplias oportunidades para ir a su propio ritmo. Nota: Lanzar comida cuenta como una interacción.
Ha exhibido comportamientos de rechazo y/o problemas de alimentación durante 4 a 6 meses o más.
Lee ¿Es mi hijo quisquilloso(a)/picky? Selectividad de los niños pequeños o alimentación quisquillosa para más detalles.
Este es un problema común, y bastante desafiante, que se presenta con los niños que continúan amamantando pasado el año. Tu hijo(a) ha estado amamantando por más de un año y esto se ha convertido en una forma rápida y eficiente de llenar su barriguita, requiere de un mínimo esfuerzo y es una actividad que le ofrece conexión contigo, además de ser un momento de tranquilidad con un(a) niño(a) que no para durante el día. Pero la realidad es que a esta edad la masticación y deglución son habilidades que aún se están desarrollando y estas requieren de trabajo y de paciencia.
Nosotros creemos, firmemente, que la lactancia a largo plazo tiene muchos beneficios y se puede continuar por un largo tiempo, siempre y cuando el/la niño(a) y el/la p/madre lactante así lo deseen. Pero en algunos casos, cuando la lactancia afecta el consumo de los alimentos sólidos (que a esta edad son esenciales para su crecimiento), es necesario establecer algunos límites en torno a su disponibilidad. Estos límites se verán un poco diferentes para cada pareja de m/padre lactante/hijo(a), pero si tu niño(a) rechaza la comida y luego pide amamantar, puede ser importante establecer momentos del día en los que el pecho no esté disponible para que el/la niño(a) aprenda a comer los alimentos sólidos para llenar su pancita.
Consulta nuestra Guía de destete para un plan muy detallado para manejar este tipo de situaciones.
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